Revista Cine

Libros que nunca leeré

Publicado el 27 enero 2015 por Esti @estipuntobpunto
Leer es bueno.
Leer incentiva la imaginación.
Leer es viajar sin moverse del sitio.
Pues no.
Leer no es tan bueno. Porque, amigos, si lees mierda, ni viajas, ni incentivas tu imaginación, ni leches.
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de mierda?
Libros que nunca leeré
Mujeres, reglas y un juego de palabras finísimo y elegante. 
Sería muy fácil hablar de todos esos libros escritos por famosos o, mejor dicho, firmados por famosos. Pero quien decide comprar el libro de Belén Esteban, de Julián Muñoz o de Ana Obregón, qué queréis que os diga, sabe a lo que se expone.
Con estos libros también, porque avisan. No con el nombre de sus autores, sino con sus títulos. Quizá algún lector de la editorial decidió vengarse de los jefes que quisieron publicar el libro sugiriendo un título tan horrendo como los que vais a ver a continuación, convenientemente etiquetados según esta clasificación:

Muchos buenos sentimientos y títulos largos de cojones narices
El género "novela tierna", lleno de historias de superación, humor blanco sin asomo de ironía o mala leche, también tiene alguno de los mejores peores títulos:
"Se prohíbe mantener afectos desmedidos en la puerta de la pensión", de Mamen Sánchez, de día subdirectora de "Hola", de noche novelista.
"Brújulas que buscan sonrisas perdidas", de Albert Espinosa, guionista, dramaturgo, escritor y también aspirante a Paulo Coelho hispano. Si tecleas su nombre en google te aparece una buena ristra de frases suyas con fondos de colorines.
Aunque yo, para una ración de ternura sin límites, me quedo con Lluc, el niño mofletudo de Master Chef Junior o con osos panda agarrando pelotas.
Libros que nunca leeré Gáname a ternura si puedes, Albert Espinosa.
Si no triunfas es porque eres tonto del haba
Así es como Josej Ajram, ese hombre que lo mismo se hace millonario en la bolsa que se marca una triatlón, quería titular su último libro. Pero los de la editorial le pidieron que se lo pensara un poco mejor. Su siguiente opción "ten éxito o muere, inútil", tampoco les convenció. Finalmente aprobaron la quincuagésimo octava elección de título de Ajram: "No sé dónde está el límite pero sí sé dónde no está". Que no se entiende qué quiere decir, pero al menos no insulta al lector. Además, lo importante es que salga Ajram en portada luciendo sus piercings y su tatuaje nuevo.
Libros que nunca leeré
Que el tema de un libro sea que debes dejar de ser un mindundi y comerte el mundo y ganar un mogollón de pasta porque sino, paqué, ayuda mucho a que los títulos sean lo peor.  Ahí tenemos "Apunta a las estrellas y llegarás a la luna".  No está escrito, como en principio podría parecer, por Buzz Aldrin, sino por Leopoldo Fernández Pujals, fundador de Telepizza, presidente de Jazztel y por tanto culpable de estropear las siestas de tantísima gente; motivo por el que le deseamos que no llegue ni a segunda edición.
Señoras on fire
Qué daño ha hecho 50 sombras de Grey... Toda una serie de libros obra de escritoras más calientes que mi sandwichera están ahí para demostrarlo:
"Venganza. De rodillas" de Malenka Ramos (sí, Malenka).
"Pídeme lo que quieras o déjame" (de Megan Maxwell, que en realidad se llama Carmen), y pertenece a la saga "Pídeme lo que quieras".
"Eres mi adicción 2. Perdida en ti".  Otra saga.
Las sagas son un clásico desde que 50 sombras lo petara. Y es que una vez que le pillas el tranquillo al rollo erótico festivo (sus viriles manos recorrieron mi cuerpo con la habilidad de un artesano y tal) te da lo mismo escribir un libro que 9. Megan Maxwell (Carmen para los amigos) lleva 20. 
Eso mismo debió pensar la periodista Pilar Eyre, cuando decidió dejar de escribir biografías de personajes de la realeza y pasarse al género erótico festivo:
Se puso mis piernas alrededor de la cintura… se hincó en mí, jadeando en cada embate… y estaba tan llena que me parecía que de repente el líquido me saldría por… todos los orificios de mi cuerpo convertidos en un surtidor volcánico lleno de estrépito, lumbre y piedras.
Fragmento de "Mi color favorito es verte", de Pilar Eyre.
En un extraño punto intermedio entre el no triunfas porque no has leído este libro, imbécil, y el estar más salido que un solitario mandril en el zoo, está él: Mario Luna. Tan prolífico como Megan Maxwell, tan chulo como Josef Ajram. Sólo él puede escribir algo titulado "Apocalipsex, los 10 mandamientos de la seducción".
Y vosotros, ¿qué libros no pensáis leeros nunca, porque con el título es más que suficiente para juzgarlo?

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