Revista Economía

Liceo desmemoriado.

Publicado el 11 octubre 2019 por Torrens

Hace unos días se celebraron los 20 años de la inauguración del Liceo reconstruido después del incendio de 1994 con Turandot, la ópera de Puccini en una versión futurista y casi de ciencia ficción, y todo el mundo ha comentado el aniversario, pero casi nadie ha recordado los puntos oscuros del acontecimiento.

El más negativo de los asuntos ligados al incendio y posterior reconstrucción del Liceo es la cuestión de la responsabilidad del incendio, que ni se aclaró, ni se investigó, ni se acusó y condenó al culpable.

La versión oficial es que el incendio se produjo porque las chispas que saltaron de la máquina de soldar de unos operarios que estaban trabajando en el escenario prendió fuego en los cortinajes, pero una información esencial se difundió poco. El funcionamiento del Liceo, en especial en lo referido a obras de mejora o reconstrucción era de un desbarajuste total donde nadie se preocupaba ni responsabilizaba de nada. Muchos profesionales que habían estado trabajando en el Liceo antes del incendio mencionaron repetidamente el desbarajuste y la falta de medidas de seguridad e incluso afirmaron que algunos de ellos habían advertido a la dirección del Gran Teatro del elevado riesgo de un accidente.

En el momento del incendio el director general del Liceo y por tanto su responsable era Josep Caminal, un tipo de personaje que se da con cierta frecuencia en este país, que se dedica exclusiva y absolutamente a las relaciones públicas, especialmente en el sector público y valga la redundancia, gracias a lo que consiguen la dirección de importantes instituciones. El Liceo había funcionado muy bien hasta 1980 bajo la dirección y propiedad de Joan Antoni Pamias, pero cuando falleció fue sustituido por el Consorcio del Liceo con intervención de la Generalitat y el Ayuntamiento y posteriormente, en 1985, de la Diputación de Barcelona y el Ministerio de Cultura. Es probable que si se hubiese efectuado una investigación y se hubiesen depurado responsabilidades Josep Caminal no hubiese sido calificado como único responsable del desbarajuste porque cuando se produjo el incendio solo llevaba algo menos de un año en el cargo, pero lo grave es que no se investigasen las responsabilidades, y finalmente, y después de un juicio que no concluyó hasta el año 2000, seis años después del incendio, y a pesar de la insistencia del fiscal Alegret para depurar responsabilidades en la cúpula, se condenó a los cuatro operarios que manejaban la máquina de soldar a una pena de cárcel ridícula que nunca cumplieron y una sanción que probablemente tampoco pagaron, y como que cuando se produjo el fallo todo el mundo estaba contento y celebrando la reapertura del Liceo unos meses antes, aquí paz y después gloria.

El segundo aspecto negativo fue la actitud de Jordi Pujol en el consorcio que llevó a cabo la reconstrucción, Ministerio, Generalitat, Diputación y Ayuntamiento. Probablemente porque Josep Caminal era de CiU, de la que había sido secretario de organización, Pujol se creyó no solo con derecho, sino también con posibilidades de intervenir en los trabajos de reconstrucción, y si se hacía algo contra su opinión armaba unos escándalos considerables, hasta el extremo que en un par de ocasiones el alcalde Maragall, con mucha sutileza le pidió que dejase trabajar en paz a los que llevaban a cabo la reconstrucción.

Lo mejor fue el final feliz, que a pesar del desastre del incendio finalmente Barcelona tuvo un Liceo mejor y más moderno, pero no se perdió solo la antigüedad, cuando Josep Carreras actuó por primera vez en el Liceo reconstruido afirmó que el antiguo Liceo tenía una acústica excepcional mientras la del reconstruido era solo mediocre.


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