Revista Opinión

Liderazgo mundial falla a quienes fueron robados

Publicado el 22 septiembre 2016 por Norelys @norelysmorales
Liderazgo mundial falla a quienes fueron robados Alrededor de 65 millones de personas han tenido que huir de sus países. De esta cifra, 21 millones son refugiados, 3 millones son solicitantes de asilo político y más de 40 millones son personas que se han visto forzadas a migrar de sus naciones, según la Organización de la Naciones Unidas (ONU).
Por primera vez en los 71 años de historia de esa organización internacional se convocaba el lunes 19 de septiembre  a una cumbre dedicada exclusivamente a los refugiados, que concluyó con la aprobación por consenso de la Declaración de Nueva York, que resultó un documento de 22 páginas con promesas no vinculantes.
Desde la propia ONU y  las capitales de los grandes centros de poder hubo declaraciones optimistas, pero la dramática certeza es la incapacidad e inoperancia descrita por el ex canciller británico y actual presidente de la ONG Comité de Rescate Internacional, David W. Miliband:
“Cualquier refugiado que lea las conclusiones de la cumbre, seguro dirá: ¿qué va a cambiar?, y la respuesta que debemos darle es: muy poco”.
De todas formas seguía retumbando en el liderazgo mundial un optimismo retórico que iba a ser destrozado el martes cuando el secretario de la ONU, Ban Ki-moon, y Barack Obama,  presidente de Estados Unidos, presidieran un cónclave para consensuar medidas y un financiamiento concreto. El resultado también acabaría siendo “muy poco”.
El primero, acusó este lunes a varios miembros de la organización mundial de financiar la sangrienta guerra civil en Siria, que ha causado ya más de 300.000 muertos.
"Poderosos patrocinadores que siguen alimentando la maquinaria de guerra también tienen las manos manchadas de sangre", informó la agencia de noticias alemana DPA.
Ban Ki-Moon, sin mencionar países, señaló que en la sala plenaria había representantes de gobiernos que ignoran, posibilitan, financian, participan  o incluso han planeado y ejecutado atrocidades cometidas contra el pueblo sirio. Para la guerra civil en Siria, que lleva más de cinco años, no hay una solución militar.
Sin embargo, el secretario de la ONU no ahorró ataques al gobierno sirio, culpándole de las matanzas y defendió que el futuro del país no puede depender únicamente del destino de su presidente, Bachar al Assad.
Por su parte Obama  dio un discurso más filosófico que político y enfocado en las elecciones de Estados Unidos, según varios analistas, en el que recetó, como solución a las crisis actuales, más cooperación global y democracias verdaderas frente al auge de los populismos.
"Hoy en día, una nación rodeada de muros solo conseguiría encarcelarse a sí misma", dijo también Obama en una crítica velada a Donald Trump y sus propuestas aislacionistas.
"Debemos ir hacia delante, no hacia atrás", dijo Obama al mencionar entre los progresos logrados durante sus casi ocho años de mandato la mejora de la economía internacional, el acercamiento con Cuba, el acuerdo de paz en Colombia, el pacto nuclear con Irán y el de París contra el cambio climático, todos ellos fruto de priorizar la diplomacia frente a la confrontación.
Obama acusó a Rusia de tratar de recuperar la "gloria perdida" mediante el uso de la fuerza. "Si Rusia sigue interfiriendo en los asuntos de sus vecinos, (...) con el tiempo menguará su estatura (internacional) y hará menos seguras sus fronteras", advirtió.
La declaración de Nueva York sobre los refugiados
Desesperación y alarma dejaron las declaraciones de países, ONG y agencias internacionales enfrentados a la peor crisis de refugiados y desplazados en el mundo,  carentes de apoyo y solidaridad de la comunidad internacional, especialmente de las potencias.
Lo cierto es que 193 países aprobaron por consenso el documento, que en opinión de especialistas está vacío de contenido político y legal a la hora de encontrar una solución para las miles de personas refugiadas en el mundo.
El inconveniente principal del cacareado documento es que ningún estado está obligado a cumplirlo (no es vinculante) y sus principios, están ya contemplados en las legislaciones nacionales de los países miembros por lo que no pasa de ser una declaración de buenas intenciones, de los mismos que hasta hoy solo rechazaron y aplicaron fuerza contra los refugiados. 
El primer ministro libanés, Tammam Salam, el líder de un país en donde los refugiados ya representan una cuarta parte de la población total, hizo notar la hipocresía occidental.
"Es impensable que el Líbano pueda por sí mismo hacer frente a un reto de esta proporción (...) Esto no puede continuar. Son necesarios masivos esfuerzos de la comunidad internacional. Apelo desde esta tribuna a todo el mundo, en especial a las Naciones Unidas, a poner en marcha un plan urgente", reclamó el líder de uno de los vecinos de Siria más afectados por esa guerra, según la agencia de noticias EFE.
El texto acordado no incluye ninguna medida ni financiación concreta para países concretos, de ahí además la decepción. Pero, sí palabras altisonantes sobre una serie de principios generales como "la protección de los derechos humanos de los refugiados, aboga por incrementar el apoyo a los países que acogen más asilados, garantizar que los niños tengan acceso a la educación o reforzar las operaciones de búsqueda y rescate de migrantes".
La Unión Europea y Rusia evitaron que se adoptara un compromiso medible para ampliar las vías de puertos seguros a los refugiados. Mientras que EE UU se resistió a que se hiciera una mención para evitar la detención de migrantes menores en la frontera.
De modo que cuesta creer, como afirma el documento, que "Estamos decididos a salvar vidas. El desafío es, por encima de todo, moral y humanitario", que también promete "combatir con todos los medios" los "abusos y la explotación" que sufren muchos migrantes y refugiados en situación de vulnerabilidad.
Los más optimistas fantasean con lograr en 2018 un pacto mundial relacionado con el tema, especialmente los europeos, pero olvidan la advertencia del nobel José Saramago: “…Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias.”
Publicado en Cubahora.cu

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