Revista Cómics

Limbo

Por Mugen

Desarrolladora: PlayDead Studios

El limbo. Ese extraño lugar donde van a parar todas aquellas cosas cuyo destino ignoramos. El alma de nuestros difuntos, el hilo de nuestros pensamientos, el balón de Sergio Ramos... La particular naturaleza que nos es conferida al nacer humanos nos obliga a clasificar incluso aquello que desconocemos. Y el limbo es el lugar donde, debidamente etiquetados, todos esos misterios confluyen.

Limbo

Es por ello que no se me ocurre un título más apropiado para el juego que nos ocupa. Las escasas 5 horas que dura Limbo transcurren envueltas en el desconocimiento de no saber qué ocurre ni qué estamos haciendo. Porque Limbo está imbuido en un profundo halo de misterio. Uno de tal magnitud que logra empapar todos y cada uno de los apartados del juego. Uno de esos que no buscan ser resueltos, quizás porque no tenga solución alguna.

El brillante diseño conceptual y artístico que se ha realizado a nivel gráfico es la primera muestra de ello. Formas negras que se mueven en mundo gris, apenas capaces de mostrar ligeramente su naturaleza mientras ocultan con plenitud sus detalles e intenciones. No es que sea un estilo que a mí me agrade particularmente, pero sería de necios negar que sirve excepcionalmente al supuesto propósito que persigue. Una imagen vale más que mil palabras:

Limbo

La parte de la araña es mi favorita

Y por supuesto, desde el punto de vista musical se sigue el mismo patrón de conducta. En Limbo se huye de las melodías pegadizas en pos de unas piezas tremendamente atmosféricas, cuyo único fin es amplificar esa sensación de misterio que transmiten los escenarios. Y se consigue sobradamente, pues el conjunto funciona a las mil maravillas. Es de esas OSTs que fuera de contexto carece totalmente de sentido.

La trama, si es que hay una, también ha sido impregnada en ese mejunje de "no sé de qué va esto". Limbo, tal y como nos es presentado, no parece uno de esos juegos que no requieran un hilo conductor. Durante el juego somos testigos de como unos niños de la edad del protagonista intentan asesinarle constantemente. No con la frivolidad inherente a los videojuegos, sino que da la impresión de que se están defendiendo de algo verdaderamente peligroso. Y precisamente porque apenas podemos intuir a qué nos enfrentamos, queremos saber más. Pero no, el juego no nos ofrece respuestas. Ni siquiera tiene la decencia de arrojar algunos datos o detalles que permitan que cada uno saque sus propias conclusiones.

La pregunta es: ¿Son necesarias esas conclusiones?. Quizás si las hubiera el juego necesitaría ser rebautizado, pero yo no he podido evitar sentirme decepcionado. Porque ver a esos niños atacarte resulta misterioso, y por lo tanto, fascinante. Abandonar ese misterio a su suerte, por muy límbico que eso sea, me resulta despiadado. Se podría decir que el concepto ha arruinado parte del potencial del juego. Aunque hay quien discrepa, por supuesto.

Limbo

Yo no os he hecho nada

Limbo

Y por último, las mecánicas. Limbo es un juego de puzzles desarrollado en un scroll lateral 2D, siguiendo el estilo del vanagloriado Braid, pero con una suerte bien diferente. Siguiendo esa costumbre que esgrimen por bandera de no dar explicaciones, en Limbo tendremos que ingeniárnoslas para descubrir el funcionamiento de los niveles a base de ensayo y error, con el movimiento y el botón de empujar como únicas herramientas a nuestra disposición.

Tan escasas son nuestras posibilidades que el único modo que tiene el juego de complicarnos la vida es siendo particularmente cansino. Hay muy pocos puzzles que consigan provocarnos la agradable sensación del enigma resuelto, mientras que otros muchos tienen la indeseable habilidad de resultar tremendamente aburridos y rallantes. Especialmente los del gusano en la cabeza. Eso sí, la parte del principio con la araña es maravillosa.

En resumen, y concluyendo...


Limbo otorga una marcada prioridad a transmitir sensaciones, aunque sería injusto decir que para ello se han olvidado del marco jugable. Simplemente los puzzles propuestos no funcionan tan bien como debieran, y ello le supone un lastre bastante grande. Lastre que se suma a la amarga sensación que deja el no saber los motivos de alguno de los sucesos que tienen lugar en el juego. Aún así, diría que la experiencia es sumamente recomendable, tanto por lo único de su propuesta como por la afinidad que ha conseguido despertar en todas partes.

Por mi parte, aprecio el concepto que Limbo desarrolla. Una pena que nada más terminar vuelva al mismo limbo en el que fue concebido.


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