Revista Coaching

Llevar la razón

Por Joseluisp

Llevar la razón

Dedica toda su energía a demostrar que lleva la razón.

Mucha gente le dice que unas cosas son opinables y otras no, pero él nunca supo encontrar la diferencia. Por eso es fácil entender cómo ha llegado a convencerse de que todo lo que percibe es la pura realidad. Eso le llevó a la conclusión de que la gente que tiene un punto de vista diferente al suyo es víctima de algún transtorno, de una discapacidad que le impide ver esa realidad con misma la claridad con la que él la percibe.

Considera que las personas que no piensan como él están en contra suya y que son sus enemigos. Por ello construye sus relaciones de confianza según la compatibilidad de caracteres e intereses y sólo se rodea de aquellas personas que son afines a él. O de aquellas que aprendieron a decir sólo lo que él quiere oír. Por supuesto para él la diversidad y la pluralidad son una amenaza, algo que cuestiona su forma de entender el mundo.

Lo más difícil para él son los momentos en que debe reconocer que está equivocado, o aquellos en los que ha cometido un error. En vez de ello inicia una huida hacia delante manteniéndose en su posición de tener la razón. Cuando esto sucede entra en un callejón sin salida, un laberinto en el que conforme más se introduce más cerca se encontrará de haber cavado su propia tumba. Nada le hará considerar la posibilidad de ceder o de renunciar. Fue educado en la creencia de ambas son posiciones poco respetables, más propias personas débiles, que desgastarían su poder y que dejarían expuesta su vulnerabilidad frente a los demás.

¿Qué pasaría si algún día considerase la posibilidad de que existen diferentes puntos de vista? ¿De que la realidad no es única sino diversa?

No le falta razón cuando dice que nació así, que nunca podrá cambiar. Después de todo, no podemos cambiar lo que no vemos, nuestros puntos ciegos. Sólo podemos vambiar aquello que vemos y que reconocemos. Y para eso se necesita una actitud, una disposición a aceptar que somos imperfectos y un deseo firme de ser una mejor persona. Porque cuando uno se considera que es una obra de la perfección, la tarea de mejorar es imposible.


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