Revista Infancia

Lo malo de los tacatás o andadores (V)

Por Rosavison

Lo malo de los tacatás o andadores (V)

Los padres se ponen muy contentos cuando su hijo empieza a dar sus primeros pasos, así, hacen todo por ayudarle a conseguirlo y cuanto antes lo haga piensan “¡¡¡Mejor!!!” Pero no saben que eso realmente no le está ayudando sino perjudicando al bebé.
Cada niño tiene su ritmo para cada etapa del desarrollo, pero cada uno debe conseguir esos pequeños logros de manera natural sin forzarle a nada y sin impedirle nada.
Los tacatás, a diferencia de los "inventos" anteriores ni siquiera son considerados seguros para los niños, debido al riesgo que tienen de volcar, de la velocidad que pueden llegar a coger y que gracias a ellos el niño tiene acceso a más cosas que pueden ser peligrosas para él (productos tóxicos, picos de muebles, fuegos de la cocina, etc.). Por tanto, requieren una constante supervisión por parte de un adulto.
Por otro lado, al niño le impide que su desarrollo motor se lleve a cabo con normalidad, ya que ni siquiera le ayuda a coger fuerza con sus piernas y caderas, ni le permite apoyar los pies en el suelo correctamente. Por tanto, este aparato perjudica al niño porque sólo le crea una coordinación descontrolada y un mal apoyo de los pies ya que tiene las piernas arqueadas. Me explico:

Lo malo de los tacatás o andadores (V)

  • Cuando el niño gatea su cuerpo va cogiendo fuerza en sus piernas, en su cadera y en sus brazos, va creando una simetría corporal y un moviemnto coordinado; pero lo más importante es que empieza a saber equilibrarse y a corregir sus movimientos haciéndolos cada vez más precisos según sus experiencias (caídas, ajustes, velocidad, etc.).
    Por ello, cuando el niño empieza a ponerse de pie por sí mismo, algo más natural para su desarrollo motor y su equilibrio son los remolques, en los que él se apoya y que él mismo empuja mientras anda. Le permite estimular su coordinación y su control motor.
  • Cuando al niño se le coge por las axilas o por sus manitas (como tienden a hacer sobre todo los hermanos mayores en su afán porque su hermanito ande y pueda jugar con ellos), o cuando se le coloca en un tacatá, se le está forzando a la posición de pie, a la que quizás aún no está preparado desde el punto de vista visual, neurológico y motor. Visualmente el campo que se percibe es muy diferente al de la posición de arrastre en el suelo o de sentado, es de mayor magnitud y profundidad, y si no ha aprendido las bases de la visión en posición de sentado o de gateo, puede que no esté preparado para aprender a ver bien de pie, con lo que ello supone (desequilibrio, mala coordinación, mal desarrollo de las habilidades visuales como la visión de profundidad o estereopsis, etc.).


CONCLUSIÓN: Lo malo de los parques, las hamacas, los tacatás y los canguros (VI)


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