Revista Viajes

“Lo Nunca Visto” en la Fundación Juan March.

Por Ciudadesypueblos.net @revistacyp
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La exposición “Lo Nunca Visto. De la pintura informalista al fotolibro de postguerra (1945-1965)”, que se podrá ver hasta el 5 de junio en la Fundación Juan March (Madrid) muestra la fotografía y  pintura europea de postguerra.

La Europa –y el mundo– posterior a la Segunda Guerra Mundial vio nacer una pintura radicalmente distinta a la del periodo de entreguerras. “Lo Nunca Visto” establece una relación estrecha entre pintura y fotografía gracias a un tipo de fotografía que insinúa planteamientos paralelos a los de la pintura, con trabajos como Chizu–The Map [El mapa] de Kikuji Kawada; además, pone de manifiesto la relación existente entre la abstracción europea de postguerra y los artistas de la Subjektive Fotografie alemana, con fotógrafos como Hermann Claasen, Helmut Lederer, el propio Otto Steinert o el español Francisco Gómez, así como al fotolibro y a la fotografía que se mueve en el ambiguo territorio del documento fotográfico y la forma artística.

Georges Mathieu. Composition [Composición], 1951. Fondation Gandur pour l'Art, Ginebra © Fondation Gandur pour l'Art, Ginebra. Foto: Sandra Pointet

Georges Mathieu. Composition [Composición], 1951. Fondation Gandur pour l’Art, Ginebra
© Fondation Gandur pour l’Art, Ginebra. Foto: Sandra Pointet

En pintura, la muestra compagina la presencia de artistas y fotógrafos de reconocido prestigio (Pierre Alechinsky, Karel Appel, Alberto Burri, Jean Fautrier, Jean Dubuffet, Georges Mathieu, Pierre Soulages, Wols o los españoles Antonio Saura, Rafael Canogar, Manolo Millares, Fernando Zóbel, Gustavo Torner o Luis Feito, entre otros muchos) con magníficos artistas desconocidos (Natalia Dumitresco, André Marfaing o Georges Noël), entre los que además destacan un vigoroso grupo de artistas checos (Jan Klobasa, Jan Kubíček, Pavla Mautnerová o Jiří Valenta) que vienen a representar la vigencia de la respuesta informalista desde aquella parte de Europa que, al acabar el conflicto, quedaría cortada en frío y separada en otro bloque, bajo el dominio soviético.

La exposición incluye también obra de Wolf Vostell y de los pintores del Nouveau Réalisme francés (François Dufrêne, Raymond Hains, Mimmo Rotella o Jacques Villeglé, entre otros), cuyos décollages de carteles publicitarios sobre cine, política y comercio anticipan –como en una especie de negativo fotográfico de lo que enseguida sería el pop– el cambio de conciencia que advendría en Europa a partir de mediados de los años sesenta, y que se materializaría en formas artísticas más bien celebratorias de una realidad social que había pasado de las privaciones de la postguerra al ambiente fuertemente impregnado por el consumo y la publicidad, el propio del capitalismo global, la economía social de mercado y el estado del bienestar, en el que hoy seguimos viviendo.

Otto Steinert. Lampen der Place de la Concorde 3 [Farolas de la Place de la Concorde 3], 1952 Museum Folkwang, Essen © Estate Otto Steinert, Museum Folkwang, Essen

Otto Steinert. Lampen der Place de la Concorde 3 [Farolas de la Place de la Concorde 3], 1952
Museum Folkwang, Essen © Estate Otto Steinert, Museum Folkwang, Essen

La Europa –y el mundo– posterior a la Segunda Guerra Mundial vio nacer una pintura radicalmente distinta a la del periodo de entreguerras. Al cubismo, los expresionismos o el surrealismo les sucedió una forma de pintura que precisamente se cuestionó pictóricamente y de un modo muy radical su “forma”. A ese “otro” arte, conocido desde entonces como “informalismo”, dio voz ya desde 1952 el crítico francés Michel Tapié en su libro Un art autre [Otro arte], desde cuyo subtítulo, Où il s’agit de nouveaux dévidages du réel [Cuando se trata de nuevos vaciados de lo real], ya se avanzaba el deseo por parte de su autor de tratar de las nuevas formas, de los nuevos dévidages[vaciados] que habían acontecido a lo real.

La pintura de postguerra en toda Europa, en efecto, había empezado a servirse de “otros” materiales, de baja extracción y muy distintos a los nobles y convencionales materiales de la pintura: arenas, yesos, cartones, papeles, arpilleras, trapos y tejidos y toda clase de residuos y despojos; los artistas los utilizaron combinándolos, fragmentándolos, destruyéndolos o construyendo con ellos sobre el lienzo superficies y masas –en ocasiones muy densas– de materiales heteróclitos de apariencia informe o deformada, trabajados de formas también nuevas: con las manos, con espátulas y paletas; embadurnándolos, cosiéndolos, rasgándolos, pegándolos (y despegándolos), manchándolos o pintando con ellos. Los gestos de la pintura, en fin, cambiaron tanto como sus materiales y sus soportes, porque su tema había pasado a ser ella misma y sus formas –o sus deformaciones–.

Fundación Juan March, Madrid.
Del 26 de febrero al 5 de junio de 2016.

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