Revista Humor

Lo prohibido se hace tentador

Por Jerjes Ascanio
Lo prohibido se hace tentadorY luego me subió la falda hasta la cintura, y con un movimiento magistral, como si ya llevara tiempo practicádolo, me despegó los panties de mi cuerpo, pero unos hilíllos de miel caliente se resistían a que la tela se desprendiera de mi carne, pero usó sus dedos para cortarlos de un tajo, y usó su lengua para chupar la prenda.
—¿Aquí? —dije con voz frívola.
Pero ya no respondió,ya estaba jugando con mi trasero;¡cómo le encanta!,podría dormir en él,podría vivir en él,podría comer de él,y comió...
lo apretó y lo mordió,lo abrió y lamió,y comenzó a alimentarse de él,mientras sus dedos se metían en mi sexo,porque siempre le complacemás, verme morir a mí de placer;y morí.
Y luego subió un tacón a su hombro y me sentí más expuesta, más sucia, más mía, más suya; me incliné hacia adelante hasta que mi mejilla chocó con la pared fría, y reprimí mis gestos para el que me viera no supiera, y él seguía alimentándose de mí.
Y luego me partí en dos,y luego lo tomé de lo cabellos,y luego lo restregué muy fuerte hasta que mis rodillas se doblarony mis ganas se escurrieron,y él desde atrás hasta adelantese alimentó de mí.
Y luego subió mis panties, y me dió una nalgada, prendió un cigarrillo y me sujetó de la cintura porque aún yo estaba desfallecida. Sacó la primera bocanada de humo, y dijo:
—Sí, aquí.

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