Revista Diario

Lo que digo, lo que pienso y lo que siento, ¿es lo mismo?

Por Myriam Cabanillas
Vivir con coherencia es una de mis máximas.
¿Porqué?
Pues por qué me hace sentir en paz, me facilita la vida y me aleja de la disonancia.
A lo largo de este verano , que poco a poco se esfuma, he tenido días emocionalmente muy difíciles gracias a los cuales he ido tomando consciencia de las disonancias que me estaban generando estas dificultades.
Los motivos han sido varios, profundos y muy personales, por lo tanto no me voy a extender aquí contándolos , pero si quiero comentar mi impresión sobre las disonancias  la educación y crianza de mis hijos.
He llegado a entender que en muchas ocasiones nosotr@s y nuestras disonancias, confundimos a los niños y los hacemos formarse ideas erróneas sobre ellos mismos, lo cual me parece muy triste e injusto.
Estos días pensaba con mucha pena, que es el primer verano en la historia de mi maternidad, que me agobio con las vacaciones de mis hijos y se me hace largo..... siempre las he esperado con ilusión y las he vivido con alegría. Este verano comenzó así, pero poco a poco la cosa fue cambiando por mi situación personal.
Me he descubierto (horrorizada) a mi misma quejándome en voz alta y pronunciando una de las frases que mas he odiado siempre y que me parece bien dañina:
-"Que ganas tengo de que empiece el colegio para poder descansar"
La odio por que le estas diciendo a tus hijos que estas mejor cuando no están.
Es dañina por que les llega el (falso) mensaje de que no son lo suficientemente buenos para que disfrutes a su lado.
Además es (en mi caso por lo menos) MENTIRA. Adoro estar con ellos.
Aquí entra en juego la disonancia y veo clara la oportunidad de cambiar los ejes de la misma para aprender a  hacer que lo que digo, pienso y siento, sean la misma cosa.
Les digo: 

-"Que ganas tengo de que empiece el colegio para poder descansar"

Pienso:

-"Necesito tiempo a solas para poder poner orden en mi cabeza, mis sentimientos y mi vida. No puedo hacerlo viendo dibujos, retirando juguetes, mediando entre vosotros, atendiendo vuestras múltiples necesidades y planeando actividades. "
Siento:

-Soy una mala madre, traidora y egoísta,  porque mis necesidades difieren tanto de las vuestras. Os quiero con toda mi alma y aun así a veces os daño. No me reconozco en muchas ocasiones.
¿Y como uno todo esto para conseguir desterrar la mencionada ( y dañina) disonancia?
Con coherencia, sinceridad e introspección.
La frase adecuada sería:
-" Que ganas tengo de volver a la seguridad de mis rutinas a pesar de que os voy a ha echar tanto de menos que nuevamente desearé que lleguen las vacaciones."
El pensamiento:

-"Quiero a mis hijos, pero en estos momentos, también necesito un poco de espacio para mi misma"
El sentimiento:
Tranquilidad por que solo expreso mi verdadero sentir, sin dañarlos, sin focalizar mi frustración en ellos ni culparles por ella, sin culparme a mi misma por una licita necesidad, asumiendo que esta es tan licita como las suyas.
Viviendo el sentimiento con naturalidad, transitando por el, permitiéndome ser humana e imperfecta, ser mujer y persona además de madre y ser SOLO su madre y no la de toda la humanidad.
Tan simple y complejo a la vez.

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