Revista Psicología

Lo que escribir a mano, aún hoy, puede hacer por ti.

Por Blasramon

Espero que los contenidos sean de tú interés.
Blas Ramón Rodríguez © 2016

Hoy queremos indagar en si esto de escribir tiene o no algún beneficio. No estamos planteando si tu profesión es la de escritor, o si tu trabajo consiste en redactar informes, la cuestión es mucho más simple; ¿reflejas en algún sitio tus vivencias, tus experiencias vitales? Todos en mayor o menor medida conocimos en nuestra juventud a personas que relataban sus experiencias en un diario. Tal vez tú fueses uno de ellas o ellos, y con el paso del tiempo has perdido esa costumbre. O quizás no lo hicieras nunca.

Lo que escribir a mano, aún hoy, puede hacer por ti.

Fuera como fuese, el caso es que a estas alturas de siglo todo el mundo escribe mensajes cortos o muy cortos a los amigos, a la familia, pareja y compañeros de trabajo, y todos ellos a través de los recursos tecnológicos de la comunicación que tenemos a nuestra disposición, y con especial predominancia de los dispositivos móviles. No es objetivo de este artículo derimir las ventajas y/o desventajas de las nuevas tecnologías en relación a la comunicación entre las personas, aunque me resulte imposible no apuntar los riesgos de confundir un perfil tecnológico con la creencia reflexiva sobre nosotros mismos. Aquí de la escritura que hablaremos es la que tiene que ver con las reflexiones sobre uno mismo, y donde la tinta y el papel pueden ser como antiséptico para las heridas de las emociones.

Saca de dentro todo lo que te molesta


Sensaciones, pensamientos y emociones forman parte de nuestro mundo interior que necesitamos conocer, sin que naufraguemos en él, es decir, sin correr riesgos de aislamiento o de enmascaramiento de nuestra forma más íntima de percibir las cosas; pero también sin que pasemos por él como de puntillas

La vida corriente la consumimos de forma acelerada, la simplificamos y abaratamos para adaptarnos a su ritmo trepidante que demasiado a menudo nos hace huir de nuestro mundo interior. En ocasiones, destinar unos minutos a anotar nuestras vivencias por escrito nos va a permitir abrir la puerta al sosiego y a la reflexión: nos permitirá cuestionar si nuestros planteamientos vitales son tan adecuados como creíamos, si nuestra actitud es la más idónea, si lo hacemos es lo que deseamos hacer, si nuestros propósitos son realmente nuestros, si nuestra insatisfacción depende de otros o de nosotros mismos, etc. Parece claro que si expresar las emociones es esencial para la salud física y mental, este es un principio elemental de los tratamientos psicológicos, la escritura manual es un vehículo idóneo para expresarlas y liberarnos de ellas, en su caso. Los ejercicios de escritura emocional facilitan la tarea de secuenciar narrativamente los hechos, especialmente si éstos hechos tienen algo de traumático, permitiendo construir un puente entre quienes éramos ante de un determinado suceso y quienes somos en la actualidad.

Existen muchas evidencias empíricas sobre los beneficios de escribir acerca de nuestras vivencias, alegrías, emociones, expectativas, traumas y dolores. La "Terapia del diario" llevada a cabo por Susan Bauer-Wu con pacientes oncológicos durante cuatro días al mes y repetirlo al cabo de ese tiempo. Este tipo de terapia basada exclusivamente e la escritura ha demostrado la eficacia en la mejora de los estados emocionales de las personas. los pacientes lograban una reconciliación de conflictos emocionales, así como disminución de los síntomas depresivos.


La escritura sobre nuestras vidas y la reflexión asociada a la misma es una forma de aumentar nuestra calidad de vida. Decía José Luís Sampedro que "escribir era vivirse, conocerse, ser arqueólogo de uno mismo" . Y es que cuando una experiencia la dotamos de sentido y estructura, parece mucho más manejable que cuando se presenta como una enredadera de pensamientos e imágenes, y la escritura nos ayuda a establecer este orden y, cómo no, a ser un poco más felices.


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