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Lo que hacemos en las sombras. ¿Un 'reality' vampírico?

Publicado el 01 julio 2015 por Criticasen8mm @Criticasen8mm
Lo que hacemos en las sombras. ¿Un 'reality' vampírico?Título original:
What we do in the shadows
Año:
2014
Fecha de estreno:
3 de julio de 2015
Duración:
86 min
País:
Nueva Zelanda
Director:
Taika Waititi, Jemaine Clement
Reparto:
Taika Waititi, Jemaine Clement, Jonathan Brugh-, Cori Gonzalez Macuer, Stu Rutherford, Jackie Van Beek
Distribuidora:
Festival Films
Casi parece más un reality vampírico que un falso documental, por el tono exagerado y los personajes extravagantes (en España sabemos mucho de eso). Lo que hacemos en las sombras es el tercer largometraje de Taika Waititi (tras Eagle vs. Shark y la aclamada Boy) y el primero co-dirigido, co-escrito y co-protagonizado junto a su amigo Jemaine Clement. Quizá te suenen sus nombres; ambos son los creadores de la exitosa serie Flight of the Conchords. Siguiendo la estela humorística y estrafalaria, presentan una divertidísima (mirad el póster español de la película) comedia de personajes y situaciones peculiares.
Lo que hacemos en las sombras se asemeja en concepto a la película belga Vampires, otro falso documental sobre chupasangres en tono de sátira. La película neozelandesa nos muestra cómo convive un grupo de vampiros desde hace varios años. Comparten piso intentando adaptarse a las costumbres de la sociedad contemporánea. Un equipo de televisión tendrá acceso a su modo de (no)vida, grabando sus interacciones caseras, sus salidas nocturnas, su forma de alimentarse. Hasta que un día el más veterano de los vampiros (una suerte de Nosferatu entrañable) convierte a Nick, un humano un tanto idiota, en vampiro. Nick demuestra tendencias megalomaníacas y presuntuosas con su nueva condición de inmortal. El grupo tendrá que aprender a lidiar con él y las consecuencias de sus actos.
Lo que hacemos en las sombras. ¿Un 'reality' vampírico?
Como si fuéramos unos voyeurs invitados a entrar en sus costumbres, Waititi y Clement introducen al espectador en un submundo de sangre, supervivencia y oscuridad sin dejar de lado el tono humorístico en ningún momento. Vampiros que hablan inglés con un acento extranjero muy marcado, vampiros que desde tiempos inmemoriales pasean por las calles camuflándose entre los humanos (antes de bebérselos), vampiros enfrentados con los hombres lobo locales. Toda la película está construida más como una sucesión de pequeñas historias cómicas aunque tenga un hilo conductor, de la mano del -histriónico- personaje interpretado por el propio Waititi que actúa como maestro de ceremonias. 
Paródica con el subgénero vampírico, Lo que hacemos en las sombras catapulta la personalidad de los protagonistas hacia extremos descacharrantes. El problema de esto radica en la propia concepción ya que pueden parecer demasiado exagerados, poco naturales para algunos espectadores aunque no tengo dudas de que esta fue la intención de los creadores, sobre todo teniendo en cuenta que han trabajado entre colegas. A menudo, también, la elección del falso documental y, por ende, el rodaje cámara en mano, queda inverosímil pero le hacemos concesiones: es una historia ficticia con la única finalidad de divertir aprovechando la naturaleza inmortal e inhumana de sus protagonistas. 
Lo que hacemos en las sombras. ¿Un 'reality' vampírico?
Waititi y Clement se sacan de la manga una atípica visión de los chupasangres jugando con su carácter monstruoso y con la humanidad que han adquirido gracias a la convivencia y a querer pasar inadvertidos (muy a pesar de Nick). Tanto los pequeños sketches como la historia principal en sí funcionan como entretenimiento etéreo. Pocas veces habíamos visto a los vampiros desde dentro y, aunque no se corresponda con la realidad del mito vampírico, Lo que hacemos en las sombras transgrede el género para convertirlo en una comedia -y nos repetimos- divertidísima. Sobre todo si la disfrutas con un público entregado. 
7/10

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