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Lo que sí cuenta la palangana mecánica

Publicado el 22 abril 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Pueden pintarlo de negro, amarillo, incluso algunos de verde, pero no te dejes engañar. Lo que aquí se cuenta y de lo que se habla es de los tópicos futbolísticos históricos y de las mentiras que se han vertido desde siempre sobre el Sevilla FC. Lo demás es todo literatura barata, aquí no hay trampa ni cartón y solo tienen que echar una mirada desde los comienzos del blog, allá por 2007, aunque anteriormente ya se escribía de vez en cuando desde 2005.

Seguiremos en nuestra línea de siempre, que parece algunos acaban de descubrir. Siempre fue así. Hoy ampliaremos información.

Estos días veníamos hablando de aquella justificación tan recurrente por la que no consiguieron nada de nada en los alegres años 20, quitando aquel lapsus sevillista de 1928, que incluso en las mejores familias suele ocurrir. La culpa de que no sea capaz de ganar ni un pimiento siempre la tiene otro porque es más fuerte que yo, porque es más rico, porque es más guapo y porque me roba.

Y en esas estamos, viendo cómo nos cuentan, más o menos educadamente pero dicen lo que dicen, que robamos a los jugadores béticos al equipo coronado por su majestad.

LO QUE SÍ CUENTA LA PALANGANA MECÁNICA

Ya comentamos en un anterior post que en el caso de Canda, Artola, Barzanallana y Balbino, en la temporada 1917/18, que corresponde con la foto que exponen, eran jugadores de otros equipos repartidos por la geografía nacional, que hacían el servicio militar en Sevilla. Dado que el Betis estaba regido por directivos que se dedicaban a la vida militar, lógicamente tenían acceso al trapicheo del “reclutamiento” de estos jugadores para el equipo bético.

De por sí esto era jugar con ventaja sobre el rival, ya que suponía un fichaje encubierto en una época donde esto estaba totalmente prohibido debido al amateurismo obligatorio. La profesionalización del fútbol era algo ilícito, prohibido por la Federación española, aunque todos los equipos lo practicaron sin excepciones de manera encubierta, llegando a denominarse a esta época como la del  “amateurismo marrón”.

A priori y a falta de ver otras pruebas más adelante,  no sabemos bien en qué condiciones jugaban estos soldados en el equipo bético, lo que sí está claro es que no eran béticos desde chiquetitos como bien comprenderán y que jugarían a cambio de algo, bien a cambio de un status y una vida militar más placentera y suave, o bien por una compensación económica.

El Real Betis Balompié, a finales de los años 10 y comienzos de los 20, y al contrario que el Sevilla FC, fue un equipo con dinero pero muy mal administrado. Las ayudas oficiales al equipo bético eran patentes. Como ejemplo pondremos el bajo coste que debía aportar al mantenimiento y alquiler del estadio cedido por el Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, el Patronato Obrero, por el que pagaba 500 pesetas anuales. En contraposición, el Sevilla FC debió autogestionar siempre  sus recursos sin ayudas públicas de ningún tipo, debiendo pagar por su estadio proveniente de manos privadas, (el de la Avenida Reina Victoria),  la cantidad de 2000 pesetas anuales, siendo este incluso considerado un precio bien negociado para la época, por lo que sus socios debían hacer un esfuerzo mayor. Nos cuentan algunos testimonios de directivos de la época, que la marquesa de Esquivel, dueña de los terrenos, a través de su hijo muy aficionado al  fútbol y sevillista, que intercedió ante su madre para dejarle un buen precio a la Sociedad sevillista.

Así, “reclutar” jugadores importante de otros equipos españoles, le suponía igualmente al Betis una ventaja económica, puesto que a la hora de negociar retribuciones a los mismos, contaban con una posición predominante por ser superiores en el rango militar, un dinero que en teoría debía notarse al cabo del ejercicio anual. El Betis decidió tirar la casa por la ventana aquella temporada 1917/18 para conseguir el Campeonato de Andalucía, algo que no pudo llevar a cabo debido a los sucesos ocurridos y que pueden ver aquí.

Tendría que llegar un presidente al Betis la temporada siguiente para poner cierto orden y confirmarnos todo esto que exponemos en este artículo:

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Madrid Sport, septiembre de 1918

Sería el propio presidente bético, Julio Irizo, a comienzos de la temporada 1918/19,  el que confirma que –efectivamente- había profesionales en el club bético y que se han desecho de ellos, coincidiendo con la llegada de Canda, Artola y Balbino a las filas sevillistas, por lo que queda demostrado que les pagaban.

Al sufrir una crisis económica tan brutal debido al esfuerzo que debieron realizar la temporada anterior, deben deshacerse de ellos, como bien confirma el presidente bético y el mejor postor es el Sevilla FC. Lo vestirán, probablemente para justificarse ante la escasa afición bética, de cierto victimismo, haciendo creer que el equipo poderoso de Sevilla se los ha quitado.

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Madrid Sport, septiembre de 1919 en el que podemos observar, cómo Julio Irizo cuenta a un reportero en Madrid que el Sevilla FC tiene más afición. Aunque Julio Irizo intenta justificarlo diciendo que el campo sevillista tiene más comodidades, lo cierto es que los socios blanquirojos pagan más debido al mayor coste de sus jugadores y de sus enseres, como el estadio, etc…corriendo con todos los gastos,  aún así, tenía más socios.

Ya comentamos en otras ocasiones qué pensarían eso pobres equipos como el Recreativo de Sevilla, el Andalucía, el Atlético de Sevilla, el Nacional, el Español de Sevilla y decenas de equipos más, que el Betis les quitase por aquellos años sus mejores jugadores, pero hoy ya no existen para reclamar lo que probablemente les robaron… ¿o quizás no fue un robo?

Pero la historia con Canda, Artola, Balbino y Barzanallana no ha acabado aún. Un episodio interesantísimo se desvela ante nosotros, que contaremos en el próximo capítulo. No os lo perdáis.

Gracias por el título, Algarivo. Un abrazo.



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