Revista Expatriados

Locales de 'vida alegre'

Por Jalash


La prostitución es una lacra –la forzada digo, que también es la mayoritaria- de la que las tierras de Oriente Medio no se libran por muy musulmanas que sean. Ammán está llena hasta los topes de puticlubs, y si el amante de la noche pretende tomarse una copa a partir de las dos de la mañana en algún lugar de esta ciudad, seguramente lo hará en un local en el que hay mujeres prostituyéndose.

No están escondidos ni nada parecido. Tanto en los hoteles de cinco estrellas como en los barrios populares, todos ellos son conocidos por sus vecinos, están bien señalizados y casi todos cuentan con personal en sus puertas que muy amablemente te invita a pasar a tomar una copa, aunque seas una mujer.
Dentro, lo de siempre. Luces de colores, hombres sentados en mesas y chicas ligeras de ropa. Si en algo se nota que estamos en Oriente Medio es en que en estos lugares es posible ver a sus clientes fumando narguile mientras se toman su copa o comen un plato de hummus
Pero si algo los hace “especiales”, son sus cantantes-animadores que durante horas no cejan ni por un instante de aporrear con sus berridos los oídos de todo aquel que se encuentre en las inmediaciones.
Nosotros hemos sido testigos de excepción de sus actuaciones por diversos motivos: bien porque hemos entrado en más de uno sin saberlo o bien porque vivimos al lado de uno.
En fin, que desde que abren estos sujetos se dedican a amenizar la velada con sus cantos aberrantes. Pero no contentos con esto, muchas noches nos hemos sorprendido al escuchar felicitar en directo a algún cliente por su cumpleaños y cantarle la correspondiente canción. Tumbados en la cama, no podemos evitar sonreírnos al escuchar sus palabras de felicitación: “Y hoy es un día muy especial para Ibrahim, uno de nuestros puteros más queridos (esto lo decimos nosotros) y asiduos. Querido Ibrahim: Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliz”. Se lo cantan en inglés y en árabe, que son puteros con lenguas. Lo que no sabemos es si le sacan un regalo.

La otra versión es cuando le oímos al muy canalla presentar a la gente que hay en la sala. De verdad que esto nos deja a cuadros, porque no me imagino un puticlub español en el que alguien empiece: “Y quiero saludar a mi amigo Carlos, que ha venido desde Alcorcón para estar esta noche con nosotros. Y también tenemos a Paco y sus amigos, desde Parla. Y allí están los fieles de siempre, nuestros puteros favoritos de Navalcarnero, ¡¡esas manos arriba!!”. Pues así que va, mesa por mesa, que los nombres de algunos ya hasta nos lo sabemos, como un tal Ahmad de Karak, que tiene que tener mesa fija de tanto venir.

Y mientras, allí están las pobres chicas manteniendo el tipo y esperando que alguno de esos capullos que no dejan a sus hermanas mirar a los ojos de otro hombre las elija para pasar un rato con ellas. Por cierto, todas ellas son árabes (Marruecos, Argelia, Túnez, Irak) y la verdad que no sabemos muy bien cómo habrán llegado a acabar en estos sitios, aunque nos imaginamos que tampoco lo habrán elegido por gusto.

Eso sí, el mes de Ramadán están todos los días cerrados, que hay que ayunar en todos los aspectos y nuestros pobres oídos lo agradecen.


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