Revista Cultura y Ocio

Locura – @tearsinrain_

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

¿Sabes cómo me siento? No, claro que no sabes cómo me siento. Apenas tienes el valor de mirarme a los ojos, no hablemos ya de aguantarme la mirada unos segundos, de poner en equilibro las cuatro pupilas, contrayéndose o dilatándose de forma dispar, según seas tú o sea yo quien mire a la luz. ¿Qué luz? La que nos enfoca, la que nos cae del techo para hacernos protagonistas de nuestra propia historia, envueltos en un manto de oscuridad tras el que se parapetan los cobardes. Oh sí, son cobardes. Viven en la oscuridad pero no se atreven a salir de ella, temen fallarle y que caigan sobre sus espaldas demasiado débiles las consecuencias. Y así andan, a tientas y con los hombros caídos cuando en realidad su mochila está vacía. Podría ahora caer en la crítica fácil del sistema… ¿Has visto las redes sociales? Son la máxima exposición del sistema y sin embargo están llenas de críticas al sistema, es una paradoja absurda. No, no me pondré a criticar eso, seria impropio de mí. ¿Qué es propio de mí? Ya lo sabes, me conoces mejor de lo que crees a pesar de que tienes la manía de equivocarte en las conclusiones y eso que todas las premisas eran ciertas. Supongo que como la conclusión no te satisface entonces inventas alternativas. Es difícil aceptar ciertas verdades, dímelo a mí que yo sé de eso. He vivido mi vida como una mentira improvisada a partir de una decisión equivocada, o que yo creí equivocada puesto que en realidad no pienso que haya decisiones buenas o malas, son las que tomas a cada momento y lo haces por algo. Lo jodido es que, bien analizado, una opción no es solo una opción, sino que cada una conlleva un sinfín de consecuencias, que van apareciendo como las ramas de un árbol infinito… Una vez tuve una idea para un libro, la he explicado tantas veces que estoy convencido que ya me la han robado, hay demasiada gente que encuentra más cómodo robar ideas ajenas que no elaborar las propias. El argumento del libro era la siguiente: un tío muere, por un accidente de coche; al cabo de poco, después de vagar sin rumbo, se encuentra consigo mismo en el pasado y descubre en qué consiste la eternidad de la muerte: es ir viendo de  qué manera cada una de tus decisiones ha afectado a los demás. Te pongo un ejemplo: si decidiste no besar a esa chica, ¿qué supuso esto para ella? ¿La hizo más fuerte? ¿Se sintió vacía y llenó ese vacío besando al primero que se puso a tiro? En caso de la segunda opción, el personaje vería en cómo afecta al chico ese beso que le ha dado ella por ser el primero en ponerse a tiro. ¿Se ha enamorado? ¿Le ha subido la autoestima y se va a la discoteca creyéndose un Don Juan cuando es un don nadie y hace el ridículo y sus amigos se ríen y se hunde en la miseria? No sé si me explico. En realidad, según mi opinión, eso sería lo más parecido al infierno ya que verías las consecuencias no solo a corta distancia y a corto plazo, sino que cada cosa conlleva otra más pequeña o lejana y ésta a otra y a otra… Claro que para cierta gente igual sería el cielo, esos que necesitan constantemente sentirse importantes, porqué extrapolarían de eso que hasta el más fútil de sus juicios ha acabado siendo importante. La teoría del Caos pero con decisiones. A mi entender es una buena idea ¿no te parece? No, a ti no te parece nada, pero piensa: ¿Cómo se sentiría la mariposa si le contaran que su aleteo ha provocado un huracán con miles de muertos en el otro lado del mundo? Pero evidentemente no es más que una metáfora. Somos una constante de tópicos y metáforas idiotas. Sin embargo yo amo las metáforas, me gusta escribir en libretas desordenadas cosas que se me ocurren pero nunca lo que realmente ocurre, sino haciendo alegorías. La vida es más interesante cuando la presentamos con las sustituciones de unas palabras por otras estableciendo símiles, así te hace pensar más, ¿entiendes? Si un escritor hace una descripción increíblemente apurada de algo, a no ser que sea un genio capaz de transportarte a ese mismo sitio o cosa de una forma casi real, se convierte en un ejercicio de tedio. El lector necesita un margen de imaginación, de interpretación subjetiva, de cosecha propia. Es apasionante conversar con alguien sobre un libro y que aparezcan dos libros diferentes, que solo sabes que son ese por el título, el autor y, si quieres, la sinopsis. Nada más. En el fondo la vida es eso, también. Tú ves tu vida de una manera pero si a otro le preguntan sobre ti, verá una persona distinta. Si alguien hablando de mí dijera lo mismo que diría yo de mí mismo, me asustaría un huevo. ¿Sabes? A veces creo que estoy loco. No me refiero a loco tipo delirios como si me hubiera quedado pillado en una dosis de LSD o de peyote, ni a un loco de esos que tienen ansia de matar vírgenes, tampoco de los que viven encerrados en un cuarto con miedo a todo… No, un loco de esos que resultan entrañables en parte, que tienen su propio mundo y de vez en cuando se van a vivir a él, no por refugio de este así en plan “este mundo es insoportable”, conscientemente, sino como con huidas de la realidad. En muchas ocasiones me encuentro físicamente en un lugar y mentalmente estoy en otro. O voy andando por una calle y de repente me paro y pienso: ¿cómo he llegado hasta aquí? Porque durante una fracción indeterminada de tiempo mi mente se ha ido a su mundo, sin querer, llevada en una cadena de pensamientos quizá provocados por una pequeña acción, por algo que he visto u oído; y al regresar al mundo de todos, el tiempo ha pasado a velocidad distinta y mientras que allí ha transcurrido un montón en un breve lapso, aquí no ha transcurrido nada en un lapso larguísimo. Por eso llego a sitios a donde no iba. Es como si la burbuja de mi otro mundo creara una especie de vacío en el espacio tiempo de éste. No sé si me explico, y en el fondo da igual, querido espejo, puesto que ya estoy divagando otra vez, lástima que no tengas otra opción que escucharme, ¿verdad? Y si yo estoy loco, tú también, así que te jodes.

Visita el perfil de @tearsinrain_


Volver a la Portada de Logo Paperblog