Revista Salud y Bienestar

London riots- Los disturbios y la violencia en Inglaterra

Por Pedsocial @Pedsocial

London riots- Los disturbios y la violencia en InglaterraNo se os puede dejar solos. Me quito de en medio unos días por vacaciones y os ponéis a quemar Londres…

Esto lo mismo lo puedo decir yo que Mr. Cameron, el actual premier inglés en vista de los acontecimientos que aquejan estos días muchas ciudades de Inglaterra—curiosamente no de los otros miembros del Reino Unido, Escocia o Gales—con notable dramatismo.

Por diversos motivos me obligo a mi mismo a dedicar unas líneas a pesar de mi anunciada ausencia.

Estas noticias de actualidad no deberían tener cabida en este blog si no fuera por la referencia a la participación de menores, de niños de 11 y 12 años, según declara el propio señor Cameron, en los disturbios.

Y, sobre todo, por la decidida interpretación que de los acontecimientos veine a hacer el propio gobierno británico y una buena parte de la prensa publicada que, sostienen, que se trata de una cuestión de pura delincuencia cuyo único tratamiento es policial.

No me cabe duda que el control y el orden en las ciudades es una materia policial. Pero no acepto que se trate de una explosión de delincuencia y criminalidad simplemente concentrada y violenta ocasional. Una cosa es que los actos vandálicos conviertan a sus perpetradores en criminales y otra que todos los que participan en los disturbios sean delincuentes.

La misma participación de menores lo atestigua: son tan jóvenes que difícilmente han tenido la oportunidad de delinquir.

Lo que resulta evidente es que una explosión de violencia de semejante extensión se tiene que asentar sobre unas condiciones y circunstancias que la propicien y que han sido suficientemente mencionadas: falta de perspectivas, fracaso escolar, desempleo crónico, marginación, pobreza, hacinamiento, exclusión social, prejuicios raciales y media docena más que se arrastran desde hace mucho tiempo y que se han visto agravadas por la actual crisis económica. De todo ello los menores, los niños, son víctimas, no actores.

Uno se pregunta si el señor Cameron puede movilizar 16.000 “bobbies” en 24 horas, no podría en algo más de tiempo movilizar otras tantos maestros y trabajadores sociales (y, porqué no? pediatras), e invertir lo que se va a gastar en tanques de agua y pelotas de goma en instrumentos de educación.

Cabe añadir que responsabilizar al Blackberry Messenger y a Twitter de los disturbios y los estragos, es la consabida—y en este caso literalmente—inmolación del mensajero.

En cualquier caso, se trata de materia de reflexión para los pediatras sociales porque no veo en la sociedad inglesa actual tan grandes distancias con la nuestra, y los pediatras estamos muy cerca de esa población infantojuvenil que protagoniza la actualidad.

Obviamente que los paralelismos con el movimiento de los, así llamados, indignados son fáciles, lo mismo que lo son las enormes distancias que separan las acciones de éstos con la violencia desatada en Inglaterra. Pero no lo son tanto los substratos.

Como pocas cosas son nuevas bajo el sol, se puede citar a Virgilio via Servius: Indignata. Quia iuvenis erat. Indignado, furioso, porque era joven.

Mas vale que los que ya no lo somos nos lo tomemos en serio.

X. Allué (Editor)


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