Londres. Cinco rincones

"París es una señora pero Londres es un señor independiente que fuma en pipa en un pub"

(Jack Kerouac)
Pasé cuatro meses de mi vida intentado distinguir un evento de una suceso. Al parecer es algo así como la diferencia entre una exclusiva y una noticia. Era una asignatura obligatoria en la Universidad y fui a todas las clases. Cuatro meses después, creí entender a qué se refería ese buen hombre cuando hablaba del événement. Algo que puede que no sea único y original pero te marca lo suficiente para que lo recuerdes.

Estos son mis cinco événements londinenses. Nada nuevo. Todo delicioso.

1.- Café en Notes. Cuatro de la tarde. Último día en Londres. Un sorprendente rayo de sol entra por la ventana de una cafetería con encanto al lado del National Portrait Gallery.

Aún no sé si lo mejor era el brownie, el café cremoso, la música años 50 o pasar el rato imaginando la vida de los viandantes que caminan frente al escaparate.

2.- Paseo en el mercado de Portobello. Ya os avisé que esto eran événements, no originales exclusivas.

Puedes pasar horas mirando la gente caminar bajo tus pies en este sorprendente y escondido restaurante de Portobello... eso, si no eres muy de congelarte a pesar de las estufas que ponen en la terraza-ático.

Si eres más de tener sangre no congelada en las venas siempre puedes curiosear en las tiendas de look puro brittish, comer un cucurucho de uvas como si fueras Julia Roberts o comprar una joya antigua (o no) en el mercado de Portobello. 

3.- Salón de té secreto. Caminas por el Soho, aparece ante tus ojos el típico pub inglés. Coacg&Horses. Entras, está vacío y huele fatal. Pero te dejas guiar por tu instinto y preguntas al camarero por el salón de té. Enigmático, llama por teléfono. Dice que puedes subir por unas estrechas escaleras que se caen a trozos. Al otro lado de la puerta, otro mundo.

Camareras con labios rojos y maquillaje pálido. Platos de porcelana con los bustos de Lady Di y Carlos de Inglaterra en juventud prenupcial. Música años 20, dos chimeneas y la sensación de haber retrocedido más de medio siglo. Las tartas son difícilmente comestibles pero el ambiente engancha.

4.- Burger para gafapastas en Carnaby. Hay detalles que te conquistan. Pequeñas tonterías a las que no puedes resistirte. Cercanías de Carnaby Street.

Primero, me conquistó la decoración de las paredes.Con recortes de las portadas de grandes obras de la literatura, donde puedes buscar en plan Wally, tu libro preferido. Si además, los camareros son amables la hamburguesa está de muerte y ves la fauna de Carnaby cruzar ante tu mirada, has llegado a Carnaby Burger Co. Y no, yo no recibo comisión.

5.- Exposición de Man Ray. No seré yo quien quite valor a las fotos. Ni a la historia de Man Ray. Pero tan interesante como la expo, son los personajes que se dejan caer por allí. En orden de aparición la adolescente hipster, el Truman Capote londinense, la heredera de Ingrid Bergman y la más típica Mrs Doubtfire versión brittish.

Como es evidente, no siempre que se presenta un événement, tienes la fortuna de llevar tu reflex colgada del cuello. Pero lo mejor de un événement es que, aunque te pierdas la foto, te queda la huella.