Revista Cómics

Los 4 Fantásticos: La Edad Dorada

Publicado el 10 octubre 2011 por Juancarbar

Los 4 Fantásticos: La Edad Dorada

Panini acaba de reeditar en un tochal unos cuantos cómics fundamentales de Marvel pues la larga etapa de Lee&Kirby de los 4F es uno de los cimientos del Universo Marvel. Durante un centenar de números más 2 (casi una década) estos autores parieron gran parte de la geografía y los villanos del cosmos marvelita. Este tochal sólo incluye una parte de esa mítica etapa y no los primeros primero por motivos editoriales y luego porque es en el material incluido en este tochal cuando Lee&Kirby rompen por fin tras 4 años colaborando. Estos cómics además también son un hito en el género superhéroico pues junto con Spiderman donde se gestó el superhéroe moderno, el héroe humano, el héroe con dudas y problemas cotidianos que le resultan más difícil de resolver que los entuertos superheroico.  A pesar de ello en España sólo se habían editado estos números en pequeño y en B&N, por eso esta edición de Panini “remasterizada” pero respetando el original es importante. AUnque un tochal no es el contenido adecuado para cómics pop si ofrece la oportunidad de verlos por fin a su tamaño original y, casi más importante, en color.

4F no son superhéroes, superhéroes. Los 4F ni tienen identidad secreta ni llevan máscara, es más, son gente pública y famosa, sus aventuras suelen ser más de exploración que de restauración y tienen un aire familiar que los hace estar más cerca de los Addams o los Monster que de la JLA o los vengatas.

A pesar de los años, siguen siendo chisporroteantes y dinámicos porque la prosa de Lee, a pesar de parecer hoy excesivamente charlatana, sigue funcionando al ser verdadera y simpática y porque Kirby sigue funcionando al ser lo suyo atemporal. Tuvo una dificultad freudiana para hacer manos, pero es majestuoso, extraño, dinámico, singular, expresivo y atractivo como nadie.

Esta muestra de la larga etapa de estos autorazos en los 4F comienza con el anual 3, que es el de la boda. Es un poco flojo porque no tiene nada especial, salvo el genialmente pop motor de la historia, el hecho de que Doom influye negativamente en las emociones de los supervillanos del Universo Marvel, y porque su truco para convocar al Universo Marvel al completo está ya muy visto, pero eso no significa más que sentó precedente. Los siguientes nº (44-47) son un poco mejores, banales pero entretenidos porque Lee&Kirby crearon tensión y misterio mezclando diferentes subhistorias y presentando novedades maravillosas en cada grapa. Además, al ser una historia un tanto naif, ya que se hizo sobre la marcha, se mantiene fresca. Tras ella viene la trilogía de Galactus (48-50), una obra maestra y un hito de los cómics.

Esta historia es la que me hizo ver lo que son los cómics Marvel.  El tema es que hace tiempo conocí a un chaval que me contó que de pequeño vivía acojonado por Galactus. Él no tenía problemas con los supervillanos porque sabía que no existían, pero ¿quién le decía a él que en las profundidades del espacio no existía Galactus? Y el miedo no era que existiese, el miedo era que no había superhéroes que nos salvasen. Eso me hizo ver con claridad la verdadera medida de los cómics de antaño de Marvel (de los 60 a los 80), lo tremendamente impactantes que eran para los chavales que tuvimos la suerte de leerlos.

Los 4 Fantásticos: La Edad Dorada

Lo 1º que sorprende de esta gran obra es la naturalidad con la que esta resuelta. Empieza en medio de una grapa y se resuelve sin aspavientos y estridencias en 2 grapas! Para los estándares actuales es una locura finiquitar un argumento tan genial. El comienzo es magnífico al crear los autores una atmósfera extraña y ominosa, la cual estropean porque la resolución rápida del intríngulis es anticlimática, pero no importa porque su solución es abracadabrante. El nudo es el enfrentamiento entre los 4F y Galactus. Es convencional pero eso es ampliamente compensado por la osadía y la originalidad de las ideas argumentales: la preparación del planeta para su destrucción, la existencia de un devorador de mundos con heraldo, la cualidad de grano arena en una playa de la humanidad… El final del conflicto apocalíptico es rápido, ni siquiera dura toda la 3º grapa, y simplón, pero eso es compensado por la sobrecogedora indiferencia de Galactus y los viajes heroicos de Estela Plateada, que más que descubrir los sentimientos, descubre el libre albedrío (mejor estar aprisionado en la Tierra que servir a Galactus es el verso de Estela Plateada en esta historia), y de la Antorcha Humana. Todo ello magníficamente dibujado por Kirby. El diseño de Galactus no me parece especialmente afortunado, pero el de Estela Plateada, al parecer un ídolo, se sale. Esa simplicidad, esos ojos y su tabla componen una obra maestra. Lo más brillante de la trilogía es el viaje de Johnny, particularmente las viñetas donde se reconfigura.

El ritmo desciende en los siguientes nº porque, al fin y al cabo, Lee&Kirby son meros mortales, pero a cambio aparece en nuestras vidas la Zona Negativa. La historia del doble de la Cosa (donde está la famosa por su calidad viñeta de la Cosa en un día de lluvia, una de las viñetas más fabulosas de Kirby) es sencilla y poco original, pero está maravillosamente resuelta sobre todo gracias a que Lee estuvo muy acertado con el melodrama. Luego viene lo de Pantera Negra y Klaw. Es lo más flojo pero tiene su valor porque, en plena lucha por los derechos de la minoría negra estadounidense, Lee&Kirby crearon un personaje negro que al ser un rey, rico y brillante era muy diferente a la imagen de los negros que tenían los estadounidenses. En medio de esto está la historia del Preste Juan, alucinante que se pase por el UM semejante personaje, que menciono porque la viñeta donde Kirby nos lo presenta, es una de las viñetas más impresionantes de Marvel que he visto en mi vida. Es simplemente perfecta.

En este tramo los 4F se mantienen interesantes gracias a que la trama principal convive con el viaje de Johnny y Wingfoot y la trama de los inhumanos, pues forman un conjunto dinámico, fluido y muy moderno al superar la linealidad autoconclusiva que era la norma entonces. La calidad vuelve a subir con la historia en la que Doom roba los poderes a Estela (57-60). Una historia magnífica por el drama que le pone Lee, por como borda Doom el papelón de supervillano pop (secando mares, oscureciendo cielos y congelando el trópico sólo por fastidiar y fardar), por como Kirby resuelve la escena del robo de poderes (magistral) y por ese final inesperado y superfolklórico (recuerda a esos cuentos donde el pobre mortal con ingenio conseguía burlar al todopoderoso Diablo).  También hay que mencionar la espectacular y breve escena donde El Vigilante hace mutis por el foro porque una nueva raza humanoide empieza a evolucionar en el sector 34. Qué grande.

En este momento cualquiera hubiera apostado a que Lee&Kirby bajarían el ritmo, pero nada de eso. La resolución de la trama de los inhumanos y las apariciones de Blaastar, el centinela Kree (magnífico diseño de Kirby), la Inteligencia Suprema Kree, Ronan y Él mantienen la calidad y al lector le quitan la respiración. Qué creatividad más desbordante y qué pericia autoral! Cierra el tema el anual 5. En él los 4F se enfrentan a Psicoman en una historia de lo más convencional resuelta con oficio (donde, no obstante, se revela una noticia transcendental para el UM) que sobresale por la genialidad que es el supervillano Psicoman (Aunque Psicoman es el amo de las emociones … Es ajeno a la emoción de la … compasión!). Aunque sus piernas son muy flojas me encanta su diseño  pero más su máquina de psico-rayos de Duda, Odio y Miedo que recuerda a los 3 aires de la música céltica mítica: el de la tristeza, el del amor y el del sueño (si no he recordado mal). Lo completa una sencilla pero magnífica historia de Estela. En ella Kirby hace uno de sus mejores trabajos porque Estela y Quasimodo nacieron para ser dibujados por él (este último me encanta y es una pena que esté olvidado, aunque nadie es capaz de dibujarlo como Kirby, así que tal vez estén bien las cosas así), mientras que Lee se marca un cuentecillo moral donde mete todas sus obsesiones (la fealdad, la incompresión, la intolerancia, la soledad…) y da rienda suelta a su prosa melodramática (La culpa no era mía! Cumplía el propósito de mi creación! No sabía hacer otra cosa!) de modo que vehiculiza brillantemente el tremendo contraste físico y moral que hay entre los 2 protagonistas. Un maravilloso final para 2 años de historias geniales que, por supuesto, deja con ganas de más.

Los 4 Fantásticos: La Edad Dorada

Así pues estos nº son magistrales. Los argumentos no son brillantes ni originales pues surgen del folklore europeo recogido a partir del XVIII, de la literatura popular y de CF (las ideas dominantes en el género en los 50 son las que alumbraron al UM) y de clásicos de la literatura como Shakespeare. Por ello, la bondad de la que nace la enorme calidad de estos cómics está por un lado en  la maestría de Lee en la caracterización de personajes, los define muy bien tanto a través de lo que hablan como por como hablan ya que cada uno se expresa de una forma diferente (leyendo un globo somos capaces de adivinar su dueño), de modo que podemos familiarizarnos con ellos, y en que sabe expresarse muy bien, con claridad y naturalidad, y al tener muy bien estudiado a Shakespeare, domina el melodrama de forma pasmosa y sabe ser florido (por eso es el que mejor ha escrito a la Cosa y a Volstagg). y por el otro lado, la expresividad y el poder de los lápices de Kirby y en su talento narrador y su desbordada creatividad. Pero su trabajo es sobresaliente porque juntos eran mucho más que eso. El carácter fenicio de Lee conseguía sacar lo mejor de la imaginación caótica de Kirby y el misticismo psicodélico de Kirby rebajaba la moralidad, el costumbrimo y el melodrama de las propuestas de Lee. Un gran ejemplo de su grado de compenetración es lo bien que el uno escribía villanos shakespiarianos y lo bien que el otro  los dibujaba (feos de expresión cruel como Ricardo III). Por eso, al anular cada uno los fallos del otro, son una pareja insuperable y legendaria y, desgraciadamente, irrepetible que hicieron cómics a la vez muy de su época y atemporales.

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