Revista Diario

Los abuelos

Por Belen
Los abuelos
Los abuelos: esas personas que se desviven por tu hijo, que le quieren más que a su vida, más incluso que a ti como hija, que tienen una paciencia infinita, que repiten los juegos mil veces si es necesario con tal de ver la sonrisa de felicidad y satisfacción en la cara de su nieto, a los que todo les parece poco para él.... Esos son los abuelos de mi hijo.
Creo que en más de una ocasión he agradecido en este blog la ayuda de mis padres. Somos una familia unida, ellos forman parte de mi día a día, y por supuesto forman parte de la vida de mi hijo.
Les debo en parte a ellos que mi Peque esté aquí. Fueron ellos quienes me cuidaron es aquellos horribles meses de reposo en cama. Mi madre quien cocinaba, quien se encargó de mi casa, quien cuidó a mi marido, quien nos cuidó a todos. Mi padre quien atendía cualquier recado o necesidad que surgía. Sacaron adelante mi casa, me cuidaron, me atendieron, me llevaban al médico si papá sin complejos no podía, me acompañaban, me daban ánimos. ¡Qué hubiera hecho sin ellos!.
Cuando mi hijo nació, ahí siguieron al pie del cañón, disfrutando de su nieto, su ansiado nieto. Fue amor a primera vista. Y ahí estuvieron después, cuando mi niño enfermó, cuando mis piernas no me sujetaban de pie, cuando la angustia se apoderaba de mi, cuando el miedo a perderle me consumía. Ahí estaban mis padres, firmes como rocas, dando el apoyo que necesitábamos.
Llegado el momento se quedaron con mi hijo, cuidándole, ayudándome a criarle, mientras yo me iba a trabajar. Respetando mi crianza, mi lactancia, todas mis decisiones.
Llevan toda la vida a mi lado, pero en estos últimos años me han dado un apoyo que ha sido vital para mi.
Los abuelos, esas personas a las que mi hijo adora, a las que besa y abraza hasta espachurrarlos.
Hoy ha sido un día en el que mi hijo ha estado casi todo el tiempo con ellos, y ha sido inmensamente feliz. Feliz por tenerles a ellos, por tenerme a mi, por sentirse amado, por saberse el protagonista de esta película.
Esta tarde su abuelo vino a casa a recogerle, le despedía por la ventana, él me tiraba besos mientras me decía "te quiero mami", y se alejaba con mi padre de la mano, como dos amigos. Tan mayor, tan alto. Las lágrimas humedecían mis ojos, de orgullo, de satisfacción y de gratitud.
Yo no pude disfrutar de una relación bonita con mis abuelos, por diferentes motivos. Y me siento bien al ver que mi hijo puede tenerla. Aprender de ellos, jugar, vivir sus rutinas, su día a día. Le aportan tanto, le dan tanto.
Es cierto que a veces malcrían (aunque este término no me gusta mucho, ya lo sabéis), consienten en exceso, dan alguna chuche o chocolate de más, pero a pesar de eso compensa que tu hijo pueda tenerles, ese amor especial y único es inigualable.
Tengo la suerte de tener a unos padres no muy mayores y con buena salud. Espero que mi hijo pueda tenerles a su lado muchos años. Sé que su relación será aún más maravillosa con el paso del tiempo.
Gracias mamá, gracias papá, por estar ahí, por ayudarme a traer a este niño al mundo, por disfrutar de su crianza tanto o más que yo.

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