Revista Viajes

Los Alpes eslovenos

Por Mteresatrilla

Aquí empieza el primer capítulo de unos cuantos que seguirán para contar nuestro viaje, corto aunque intenso, a Eslovenia. Hicimos también una incursión a la Península de Istria croata y pasamos dos maravillosos días en Venecia. En total, ocho días que han dado mucho de sí.

Eslovenia me ha encantado. Así, sin más. Un país pequeño pero que tiene mucho que ofrecer, además hemos disfrutado de unos días primaverales espléndidos que han contribuido a enamoramos a sus paisajes, sus ciudades y de su gente.Nuestra primera etapa fueron los Alpes Julianos. Uno podría pasar varias semanas entre los magníficos paisajes del Parque Nacional de Triglav o aprovechando la gran oferta de actividades que se ofrecen, especialmente en Bled, importante centro turístico de la región. Estuvimos tan sólo dos noches, limitándonos a los sitios más emblemáticos o más recomendados, pero nos fuimos con ganas de más.

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Lago Bled

Empezar por los Alpes Julianos fue un poco arriesgado en el sentido de poder encontrar luego descafeinado el resto de viaje, pero no fue así, lo que siguió después tampoco nos decepcionó. El nombre de Alpes Julianos se debe a Julio César, quien estableció el dominio romano en el lugar, fundando a sus pies el municipio de Forum Julii, actualmente Cividale del Friuli. Se extienden desde el noreste de Italia hasta Eslovenia y una gran parte están incluidos en el Parque Nacional de Triglav, el único parque nacional del país que con 84.805Ha es zona protegida desde 1924.Dos de los lugares más bellos y accesibles, se encuentran en los pintorescos lagos de Bled y Bohinj y alrededores.El lago Bohinj está a sólo 26km de Bled, lugar donde pasamos las dos noches. El recorrido por la carretera 209 resulta de lo más agradable ya que el paisaje es de postal y la primavera se manifiesta con toda su fuerza. Cuando llegamos al lago Bohinj quedamos atónitos.

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Lago Bohinj

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Sus aguas son un espejo que reflejan con acertada precisión las montañas, el campanario de la iglesia, las pequeñas barcas que reposan en sus orillas … una preciosidad. Es un lago de origen glaciar y el más grande del país, con 4.5km de largo, 1200 metros de ancho y 45 metros en su punto más profundo.

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Lago Bohinj

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Hacemos varias paradas para contemplarlo desde diferentes puntos mientras seguimos unos kilómetros hasta la Cascada Savica, otro de los lugares aconsejados para hacer una excursión. Se puede acceder de dos maneras: un camino de 4 km que sale del hotel Zlatorog en Ukanc o llegar en coche hasta el aparcamiento y coger el camino que lleva a la cascada en unos 20 minutos.

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Camino que lleva a la Cascada Savica

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Escogemos esta última opción y a pesar de las más de 500 escaleras que hay que subir, el esfuerzo - como casi siempre - tiene recompensa. Flores de todos los colores y el murmullo del agua del río nos acompañan hasta la cascada, el punto donde el río Sava Bohinjka emerge a la superficie. La parte visible obtiene el agua de la región cárstica de Crno Jerezo o Lago Negro, que se halla a 500 metros más arriba.

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Se trata de una cascada en forma de A que tiene, por tanto, dos brazos. El nivel de elevación de la cascada grande es de 78 metros y de 25 metros para la cascada menor. La cascada no me pareció demasiado espectacular pero el sendero en sí mismo merece la caminata. Dimos la vuelta por el mismo camino y ya con el coche nos dirigimos a Ukanc, para coger el teleférico que nos llevaría al Monte Vogel, el mejor mirador del P.N. de Triglav.

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Teleférico Mt Vogel

Resulta un poco caro (13€ por persona) pero no podemos desaprovechar la oportunidad y menos en un día tan claro que nos asegura una buena visibilidad. A medida que vamos subiendo, las vistas se van haciendo más espectaculares: los pueblos, el lago Bohinj y las montañas que lo rodean, con las últimas nieves de la temporada.

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Al llegar a la estación, nos quedamos un buen rato inmóviles contemplando el paisaje y con un plano en mano intentamos identificar todos los picos que nuestra vista llega a alcanzar. Sin ningún problema, adivinamos el Monte Triglav, que con sus 2864 metros, es la montaña más alta del país y de todos los Alpes Julianos y la que da nombre al Parque Nacional.

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El pico más alto corresponde al Mt Triglav 

Es una montaña mítica que incluso aparece en la bandera de Eslovenia. El nombre de Triglav, significa “tres cabezas” haciendo referencia a una deidad de tres cabezas que dominaba cielo, tierra e infierno y que impidió hasta 1778 que nadie alcanzara su cima. Los primeros en conseguirlo fueron un austriaco y tres guías eslovenos, pero desde el siglo XIX subir al Triglav se ha convertido en un reto nacional y se dice que todo auténtico esloveno debe subir a la montaña al menos una vez en la vida.Desde el Triglav, el paisaje se extiende hacia los valles del río Soča y el valle superior del río Sava configurando toda la extensión del Parque Nacional. Es un territorio de montañas rocosas, desfiladeros profundos y barrancos cársticos pero también de agradables sierras que albergan un gran número de especies de fauna y flora autóctonas.

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Bastantes esquiadores realizan los últimos descensos de la temporada, aunque a esta hora, muchos de ellos están arrinconados al sol, comiendo o tomando una cerveza. Se está de maravilla y, aunque la intención era recorrer algún sendero, hay demasiada nieve y no vamos lo suficiente bien calzados. Bajamos de las alturas y regresamos a orillas del lago  Bohinj hasta el pueblo de Bohinjska Bystrica. Cruzamos el puente que conduce a la iglesia de San Juan Bautista con la esperanza de encontrarla abierta, pero no es así. Parece que su interior es uno de los mejores del país, pero debemos conformarnos con rodearla por fuera. Todas las iglesias de esta zona alpina tienen la misma estructura y el mismo estilo de campanario, con cenefas pintadas en sus paredes y la punta en forma de bulbo. Nos acercamos a la orilla del lago donde los patos de cuello verde comparten aguas con una infinidad de peces que se distinguen perfectamente a través de la nítida superficie. Seguimos la carretera local que nos conduce a bonitos pueblos, como Stara Fuzina y Studor, ambos con una arquitectura típicamente alpina y muy similares todos ellos entre sí.

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Bohinjska Bystrica

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Iglesia de San Juan Bautista en Bohinjska Bystrica

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Lago Bohinj


Volvemos a Bled y aunque el día anterior ya habíamos descubierto sus encantos nos quedaba aún mucho por ver.Bled es el nombre del pueblo y también del lago, el más fotografiado y admirado de Eslovenia. Y no es para menos, porque cuando lo ves por primera vez ya te enamora.El castillo medieval en lo alto de un acantilado, rodeado de altas montañas y especialmente, la pequeña isla que emerge de sus aguas, le dan un valor añadido que le hacen realmente encantador.

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Castillo de Bled junto al lago

La historia de este pequeño enclave podría llenar páginas porqué su belleza y sus cálidas aguas pronto fueron apreciadas por peregrinos de la Edad Media que se acercaban a rezar a la iglesia del lago, pero no fue hasta el siglo XVIII cuando un doctor suizo, Arnold Rikli, vio el potencial que aquello tenía y en 1855 fundó un balneario especializado en curas de sol y tratamientos termales. La línea de ferrocarril de Ljubljana a Tarvisio que se inauguró en 1870 permitió el fácil acceso a Bled que pasaría a ser lugar de descanso para muchas familias, entre ellas, la familia real yugoslava.

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Bled

Una de las actividades más gratificantes que se pueden hacer es rodear el lago, ya sea caminando o en bicicleta. Nosotros preferimos la primera opción y es un paseo que aconsejaría a todo el mundo ya que se puede disfrutar del lago y su entorno desde diferentes puntos de vista.

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Camino que rodea el lago Bled


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Mucha gente alquila una pletna - las pequeñas barcas a remo – para llegar a la isla del lago donde se levanta la Iglesia de la Asunción. En distintos lugares se han adaptado puntos de acceso para el baño y también unas plataformas de madera para poder tumbarse a tomar el sol.

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Cuando hemos completado más de media vuelta, nos desviamos por un camino que conduce al mirador de Mala Osojnica, a 685 metros de altitud. La primera parte del sendero es común al del mirador Ojstrica, pero a partir de un punto se divide en dos. Pensaba que me dejaba la vida, ¡madre mía como sube aquello!. Por fin llegamos al mirador y tuvimos el premio de unas vistas inmejorables, la panorámica preferida de los fotógrafos, la que sale en todas las postales y guías, una estampa que parece irreal pero que tenemos delante de nuestros ojos.

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Panorámica desde el mirador Mala Osojnica

 

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Isla del Lago Bled

El regreso se hace por un camino más corto y en mejores condiciones; eso sí, unas bajadas del demonio que me dejan las pantorrillas y tobillos hechos polvo.

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Acabamos de completar la vuelta al lago y nos merecemos celebrándolo con una buena merienda. Comemos la tarta típica de Bled, la kremna rezina, una deliciosa tarta de nata y crema entre dos capas de hojadre que nos sienta de maravilla. 

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Deliciosa kremna rezina, el dulce típico de Bled

Después de reponer fuerzas subimos al castillo. Se puede hacer andando pero hoy ya estamos al límite de nuestras posibilidades y cogemos el coche. El castillo en sí mismo no tiene demasiado interés pero sí las vistas sobre el lago las cuales se orientan a la parte opuesta de las que hemos disfrutado desde el mirador de Mala Osojnica. La panorámica desde aquí es muy bonita, pero me quedo sin duda con las vistas desde Mala Osojnica.

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Vistas del lago desde el Castillo, con la colina de Mala Osojnica en primer plano

Visitamos el pequeño museo, donde se exponen diferentes piezas arqueológicas que se han hallado cerca de Bled y también una representación de los primeros pobladores de estos lugares. Nada del otro mundo, pero pasamos un buen rato.

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Castillo de Bled

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Capilla del Castillo

Dentro del recinto del castillo, también se puede visitar una imprenta antigua, una bodega y una pequeña capilla, muy solicitada para la celebración de bodas, casi tanto como lo está la iglesia del lago donde es costumbre que el novio con la novia en brazos ascienda por la escalinata.

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Escalinata de la Iglesia de la Asunción

Al día siguiente realizamos la excursión al Cañón de Vintgar que se encuentra a 4 km de Bled en dirección al pueblo de Podhom. Recomiendo visitarlo a primera hora de la mañana cuando apenas hay gente, ya que el paseo por las estrechas pasarelas de madera puede resultar incómodo con mucha afluencia, que seguro la hay porqué es uno de los lugares más visitados de la zona.

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Río Radovna y Cañón Vintgar

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Se trata de un camino de 1600 metros que, básicamente transcurre sobre unas pasarelas de madera siguiendo el curso del río Radovna y que lo atraviesa en diferentes tramos. Este camino se construyó en 1893 y desde entonces miles de personas han tenido la oportunidad de recorrerlo. El río Radovna va abriéndose paso entre desfiladeros y el murmullo del agua es la banda sonora que nos acompaña todo el camino. En algunos puntos baja con mucha fuerza, mientras que se presenta más tranquilo en otros, pero la transparencia de sus aguas se mantiene a lo largo de todo el recorrido.
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Forma pequeñas cascadas, remolinos y un cañón impresionante. Ya casi llegando al final se encuentra una presa que suelta el agua en un potente salto de agua. Unos metros más adelante y justo donde está el segundo acceso de entrada, se puede ver otra cascada de 13 metros. Desde aquí hay la opción de continuar el camino que en una media hora lleva a la ermita de Santa Katerina. Una excursión muy recomendable.

Como he expresado al comienzo del post, los Alpes Julianos merecen bastantes más días de dedicación pero esta introducción nos ha servido para quedarnos con unas enormes ganas de volver.


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