Revista Salud y Bienestar

Los avances tecnológicos no siempre suponen una mejora en la calidad asistencial de los médicos de atención primaria

Por Fat
En 2010, el ciclo de seminarios "Innovación en Atención Primaria", organizado por la Fundación de Ciencias de la Salud y la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC), y apoyado por el Instituto de Investigación en Atención Primaria de la Fundación Jordi Gol, está girando en torno a la inteligencia sanitaria, entendiendo ésta como la selección y presentación de información y conocimiento que se hace a los profesionales sanitarios de cara al desarrollo de acciones dirigidas a la modificación de la salud de los pacientes y de las poblaciones en general en un sentido concreto. En este contexto, se están explorando tanto cuestiones macro (internacionales y nacionales) como meso (comunidades autónomas y áreas sanitarias) y micro (consulta del médico).
"Aparentemente, la inteligencia es un bien muy justamente repartido entre los humanos", ha apuntado el doctor Juan Gérvas, coordinador del Equipo CESCA y profesor de la Escuela Nacional de Sanidad y de la Universidad Autónoma de Madrid, durante su intervención en el tercer y último seminario de 2010, titulado "Necesidades y posibilidades de la inteligencia sanitaria en la clínica diaria" y celebrado en la sede de la OMC. Sin embargo, "es infrecuente, aunque imprescindible, el uso inteligente de la información sanitaria con el objetivo de generar un conocimiento que permita tomar decisiones que supongan cambios organizativos o de la práctica clínica que redunden en la salud de pacientes y poblaciones", añade.
Una atención primaria sólida "limita las barreras al máximo, de forma que se asegura una accesibilidad efectiva según las necesidades; implica el compromiso personal de los profesionales con sus pacientes; tiene médicos polivalentes y muy resolutivos, y actúa de filtro en el acceso a los especialistas y a los hospitales", ha señalado el experto. Para lograr todo esto, la inteligencia sanitaria es clave. Precisamente, una de sus funciones debe ser la de "identificar líderes y organizaciones con los que se pueda contar para llevar a buen puerto la toma de decisiones", explica. Así, por ejemplo, el apoyo de las sociedades científicas de médicos generales ha sido fundamental en el éxito de las reformas del primer nivel asistencial.
Por su parte, el doctor Javier Padilla, MIR de tercer año de Medicina Familiar y Comunitaria, ha destacado que "los avances tecnológicos no suponen ‘per se’ una mejora en la calidad de la asistencia de los médicos de atención primaria y de la información que reciben, sino que deben ser escrutados en todo momento con un escepticismo saludable". Las tecnologías de la información contribuyen a que estos profesionales "tengan acceso a una mayor cantidad de datos que deben saber interpretar y analizar para que repercutan positivamente en el desempeño de la profesión", explica. "Colocar al paciente y a su salud en el centro de las motivaciones profesionales del facultativo debe contribuir al desarrollo de una práctica independiente, tanto científica como humanamente".
El experto ha identificado diferentes aspectos de la práctica clínica del médico de atención primaria que pueden ser objeto de mejora gracias a una buena inteligencia sanitaria. Así, distingue cuatro actividades básicas para este profesional fuera de la consulta: disminuir las diferencias en términos de salud; acompañar siempre; mantener una práctica clínica independiente de intereses que se alejen de la mejora de la salud de sus pacientes, y fomentar la prevención cuaternaria (conjunto de actividades sanitarias que atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas del sistema sanitario), especialmente entre los grupos más necesitados. El doctor Padilla también se ha referido al ámbito de la consulta (anamnesis, exploración física, pruebas complementarias, prescripción de tratamientos e información al paciente).

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