Revista Cultura y Ocio

“Los caballos inocentes”, de Raúl Quirós Molina

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

♦♦XXXIX Premio de Novela Felipe Trigo♦♦

«Mostrando una gran capacidad para conectar emocionalmente con el lector, Raúl Quirós Molina plantea otra mirada sobre los mitificados años ochenta.»

“Los caballos inocentes”, de Raúl Quirós Molina

Cubierta de: ‘Los caballos inocentes’

Los caballos inocentes narra las andanzas de un grupo de antiguos amigos de la parroquia de San Blas, barrio limítrofe de Madrid, que se reúne en casa de uno de ellos para recordar su juventud a través de los discos, las fotos y las experiencias que compartieron entre finales de los ochenta y principios de los noventa. Espectadores alucinados de la Movida, pero ajenos a las luces y sombras que se vendieron de la Transición, recordarán una historia de España alejada de sus más famosos protagonistas.
Y este relato es el que recoge el escritor Raúl Quirós Molina en Los caballos inocentes, obra ganadora del XXXIX Premio Felipe Trigo de Novela, que publica la Fundación José Manuel Lara y que se incorpora a su catálogo tras Roberto Osa, ganador en 2017 con su obra titulada Morderás el polvo; Juan Carlos Vázquez, premiado en 2018 con su novela Los nombres de los barcos, y La capital inverosímil, de Jordi Juan Martínez, galardonada el año pasado.

El jurado del XXXIX Premio de Novela Felipe Trigo –que convoca y concede el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena (Badajoz), con la colaboración de la Fundación José Manuel Lara– destacó de Los caballos inocentes el tono intimista de la narración y el buen retrato de personajes. Raúl Quirós Molina muestra una gran capacidad para conectar emocionalmente con el lector y plantea una mirada diferente sobre los mitificados años ochenta. La inercia de la represión sexual, la falta de trabajo, la irrupción de las drogas, y vivencias como la adopción, el divorcio o el aborto marcaron la trayectoria de esos años sin que nadie las haya reflejado en una canción o una película.

Esta novela cuenta el itinerario de unos jóvenes que querían serlo en un país que nacía mientras el que dejaban atrás no terminaba de morir. El autor se adentra en la historia de Pablo, enamorado secretamente de Freddy Mercury; de Pitita, que se atrevió a amar antes que ningún otro; de Manolo, enfrentado al dilema entre la vida laboral y el compromiso político. O de Angustias, Quique o Miguel Ángel, el único de los chicos que jamás llegó a la meta y a quien guardan una silla en la reunión por si en algún momento aparece.

Al preguntarle sobre su decisión para presentarse al premio de Villanueva de la Serena el escritor madrileño nos dice “El momento de terminar una novela le lanza a uno a una tarea difícil: la de publicar, la de dar a conocer lo que uno ha estado trabajando durante años. Los concursos son un primer paso para autores sin mucha experiencia o sin mucha suerte, y a mí me interesaba alguno en el que parte del premio fuera la publicación. Conocía el Premio Felipe Trigo y el prestigio que tenía entre los escritores y envié el manuscrito. Fue muy emocionante que esta novela lo recibiera”.
¿Siente que los protagonista de su novela forman parte de una generación perdida? “Más que tratarse de una generación perdida (porque últimamente todas son generaciones perdidas, y uno se pregunta qué o cuáles son las generaciones encontradas, cuáles funcionan y cómo se adscribe uno a una de esas), se trata de la generación que vivió la Transición, o más bien que la padeció. Quizá con una dosis de pensamiento mágico o de disonancia cognitiva, porque en aquello que salía por la tele y los suplementos culturales, en todos los McNamara, Alaskas o Almodóvares nunca se veía reflejada la cotidianeidad de la gente de a pie, no se veía el paro, la dejadez de las autoridades ante las drogas, las luchas vecinales, el catolicismo latente, la burocracia imposible. Guillem Martínez acuñó para la época el término muy apropiado de ‘cultura de la Transición’, una suerte de cultura que, mediante directriz y subvención ministerial, anuló cualquier posibilidad de que ocurriese en España algo nítidamente contracultural e innovador, y en cambio propuso unos héroes y unas formas de hacer “cultura” que impidieron un cambio sustancial en la Transición a la democracia y a una cultura democrática.”

En su opinión, “Los caballos inocentes fue ideada como una novela desde el principio, pero la escritura, en cualquier de sus formas, es un diálogo constante con uno mismo y tenemos la desvergüenza de querer hacerlo público. Uno siempre escribe sobre lo mismo, una y otra vez, y las formas en las que lo hace son solo reflejos de esa neurosis que le aqueja a todo escritor”.

Lee y disfruta de las primeras páginas de la novela.

“Los caballos inocentes”, de Raúl Quirós Molina

Raúl Quirós Molina

El autor:
Raúl Quirós Molina (Madrid, 1980) es ingeniero informático y profesor de teatro y escritura creativa. Ha publicado el libro de relatos Un hombre cae de un edificio (2010), el poemario El día que me enamoré de mi BMW (2018) y las piezas de teatro recogidas en El pan y la sal. Flores de España (2019). Fue finalista del Premio Nadal con la novela Aquellas niñas que reconocimos en fotos (2018). Ha estrenado, entre otras, las obras Cuerpo dividido (2013), Carrera de ratas (2014), Sexos en llamas (2017), La piel de las mujeres (2017), El Sopar (2018), El pan y la sal (2018) o Ubú Rey de las finanzas (2020).

El libro:
Los caballos inocentes ha sido publicado por la Editorial Fundación José Manuel Lara en su Colección Narrativa joven y obras de referencia. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 272 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo el vídeo grabado por RTV LA SERENA con motivo de la entrega de los premios Felipe Trigo.


Para saber más:
http://raulquirosmolina.es/sobre-raul-quiros/


Volver a la Portada de Logo Paperblog