Revista Arquitectura

Los cambios que trajo la pandemia y las ciudades del futuro

Por Pallares
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  • Movilidad

Cuando pensamos en el futuro que nos promete la tecnología, solemos pensar en entornos urbanos más o menos congestionados, a veces florecientes pero más veces decadentes. Los hemos visto en innumerables largometrajes y series.

Pero la realidad es que la nueva generación de tecnologías de transporte y fabricación, así como la digitalización están a un paso de abrirnos el portal a una nueva dimensión de opciones residenciales: un abanico que recién empieza a desplegarse. Estas posibilidades podrán cambiar la trama urbana tal como la conocemos y expandirla más allá de las fronteras de el hoy llamado hinterland.

Los cambios que trajo la pandemia y las ciudades del futuro

En qué estábamos

Antes de la pandemia, del distanciamiento social y del teletrabajo “forzado”, ya se estaba gestando el concepto de hogar que podía albergar mucho más que los usos habituales, llamado, al menos por ahora, “smart home”. Se trataba de repensar el hogar como lugar de trabajo, aprendizaje, entretenimiento y cuidado primario de la salud, con su propia generación de energía, seguridad de acceso, reciclaje de agua y cierto reciclaje de desechos. Este concepto no llegó a desarrollarse armónicamente cuando ya estábamos teletrabajando en la cocina, sacando turno para el wifi, haciendo abdominales en el dormitorio y la compra del supermercado por internet.

Los cambios que trajo la pandemia y las ciudades del futuro

Quedó demostrado que el hogar “smart” es más que posible. Sin embargo, nos dimos cuenta que los hogares tal como habían sido concebidos no estaban bien adaptados a esta forma de vida. Y tampoco los entornos urbanos en que se sustentan.

Fue así que con la pandemia, las mega ciudades registraron una vuelta al entorno suburbano o a ciudades más pequeñas. Ciudades extremadamente densas como Nueva York comenzaron a perder residentes hacia los suburbios. Algo similar sucedió en Buenos Aires. Montevideo, ciudad mediana y no muy densa tampoco fue ajena, tanto porque hubo migración hacia a zonas costeras e incluso a medios cuasi rurales. Se ha especulado mucho que Montevideo podría recibir inmigración desde Buenos Aires y sus ciudades periféricas. Los cambios que impuso la pandemia llevaron a las personas a cuestionar sus entornos urbanos congestionados, buscar más espacios verdes, estar más cerca de la naturaleza con mayor calidad de vida.

El teletrabajo ha puesto en tela de juicio muchos paradigmas que se expresaban en construcciones urbanas emblemáticas que poco a poco pueden ir quedando vacías de contenido, así como quedaron vacías durante lo peor de la pandemia. Al presente los centros financieros están retomando la actividad presencial, sin embargo ya se nota la tensión entre los trabajadores y los jefes. Los primeros quieren mantener la flexibilidad de trabajo remoto mientras los segundos exigen la antigua presencialidad. Como ejemplo cercano, en la zona del micro centro de Buenos Aires ya se están realizando proyectos para reciclar edificios de oficinas en viviendas y que se transforme en un barrio residencial.

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Renuentemente, el paradigma de la oficina como entorno físico que permite alta productividad, transmisión cultural y selección del mayor talento empieza a cuestionarse. Si bien la edad de las personas tiene impacto en la actitud hacia los lugares de trabajo compartidos, ante la obligación de teletrabajar muchos empezaron a cuestionar lo “miserable” que podía ser dedicar horas de su vida al traslado diario y a la coexistencia forzada. Encuestas parecen encontrar que la productividad del trabajo remoto es mayor que la del trabajo presencial. El mayor talento se concentraba generalmente alrededor de las grandes aglomeraciones urbanas, pero con el teletrabajo esto ya no es así. Todos estos fenómenos están en desarrollo ya que su aplicación más masiva tiene solamente un año de trayectoria, por lo que se está construyendo experiencia.

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Lo mismo podemos decir de muchos edificios públicos, masivos, diseñados para transmitir visualmente el poder del Estado, cuarteles generales de la burocracia. Quedó demostrado durante la pandemia que pudieron llevarse a cabo sus objetivos con mínima presencialidad o, al menos se demostró que mediante la adecuada organización e inversión era más que posible.

Podemos cuestionarnos el rol de los centros financieros y de los edificios públicos como epicentros urbanos si es que el rol que juegan en la vida de la sociedad puede ahora desempeñarse casi por completo desde la humilde pero ahora revalorizada “smart home”.

Lo que viene en tecnología

Varias tecnologías se están desarrollando y permitirán que la smart home adquiera más autonomía y nos brinde más servicios.

La tecnología de generación de electricidad fotovoltaica y la acumulación en baterías (fijas o en un vehículo de transporte personal) permitirán el autoabastecimiento energético y renovable, con lo cual la conexión a la red ya no será imprescindible.

Los cambios que trajo la pandemia y las ciudades del futuro

El billonario Elon Musk, que viene haciendo y apostando hace años su fortuna a las tecnologías disruptivas está lanzando una red global de satélites Starlink que permitirá una conexión rápida (entre 50 a 150 Mb/s) desde cualquier punto del planeta, incluyendo lugares remotos y aislados. Asimismo, si bien demorará unos años en madurar, la tecnología de la conducción autómata estará disponible para autos y camiones con lo cual se espera que trayectos largos se “acorten” ya que no requerirán la atención del conductor y asimismo se reducirá el costo del transporte de mercancías.

Paralelamente avanza sin pausa la tecnología de impresión 3D, por ahora liderando el sector de la industria metal mecánica con impresión de piezas industriales cada vez más complejas. En el sector de la construcción está en un estadio menos desarrollado, imprimiendo prototipos de viviendas uni familiares, estructuras no muy masivas como puentes peatonales y abriéndose paso en las actividades como colocación de bloques o realización de terminaciones de paredes. Esta tecnología además de reducir costos permitirá generar infraestructura más amigable con el ambiente, consumiendo menos recuros y generando menos desechos.

El futuro

Sumemos todo lo anterior y podremos vivir y trabajar con servicios “urbanos” en lugares geográficamente más alejados de los clusters urbanos, más descentralizados, más locales. El tejido urbano denso que requiere la concentración de conocimiento, competencias, de capital y de comercio y todos los servicios de soporte que requieren, dejarán de tener el mismo sentido que tuvieron hasta el presente. Mucho de lo que antes sólo se lograba de esa forma podrá alcanzarse ahora de una manera más amigable con el ser humano, en comunidades más reducidas pero no menos globales.

(Video del proyecto de Toyota de un prototipo de ciudad futurista Woven city)

Vivir en comunidades más locales, menos densas, más verdes y sin la contaminación auditiva y visual del transporte masivo era un sueño de los arquitectos urbanistas muy anterior a la pandemia. Pero es la combinación de transformaciones sociales y tecnológicas la que darán sustento a este sueño, así como el reclamo de los habitantes de las ciudades por mejores condiciones de vida.

La contracara es el avance del hábitat humano hacia la periferia de las grandes urbes o incluso hacia zonas hoy prácticamente deshabitadas. Este proceso lamentablemente es destructor de los ecosistemas naturales como seguimos viendo en mayor medida en las zonas costeras. Será parte del desafío realizar estos cambios en forma ordenada y respetuosa para el ambiente.

Por: Ventura Croce (Planificación y Control Manager en ANCAP.
Más de 15 años de experiencia en diseño de refinerías petroleras. Especialista en tendencias de mercado de productos y combustibles, planificación a corto y mediano plazo, cadenas de suministro de combustibles.
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