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Los chopos

Publicado el 17 octubre 2021 por Claudia_paperblog

Escribo sobre el número de José de Costa Rica. Espero al tren y siento los últimos rayos de sol de verano, me dan en la cara colándose entre las hojas de los chopos. Nunca lo había pensado antes, pero creo que son chopos como los del pueblo, aunque no se parecen en nada. Siento la tristeza otra vez y ya sé a qué se debe. Aun así, no puedo evitar que las lágrimas broten de mis ojos. Y un flash de recuerdos se amontonan, momentos que ya he escrito, que ya he revivido mil veces, cada cumpleaños, el segundo verano sin él, las mudanzas, la toma de decisiones aplazada, noches sin dormir, las hojas de los árboles cayendo, mi lloro contenido en el patio y en la tienda de campaña, las canciones que no le enseñaré, el día que nuestros caminos se separen por completo y, lo peor, que lleguemos a sentir indiferencia por ello. El abrazo de mi madre cuando me fui una vez y otra más, entre sollozos, diciendo que no quería, como si una sombra me apuntase con una arma en la cabeza, obligándome a dar el paso. La segunda vez en Stoney, la lluvia, el banco del mismo parque, pero sin él. Aquí el cielo es azul, pero hacia donde me dirijo se torna gris, casi negro. Los ojos de la foto. No son los mismos. Me da pena. Ahí también le cubre la cara una incipiente barba, días de viaje acumulados, pero los ojos le brillan con la inocencia y felicidad de quien aún no ha conocido desgracia.

Y en la otra foto, aunque su sonrisa parece más real que en la del camping, los ojos revelan la verdad, son pequeños, no me dicen nada. Son las bolsas bajo los ojos. Se abraza a un hombre y a una mujer. Ellos sí se ven felices, todo el mundo, después de conocerle, se vuelve un poco más feliz. Quizá a mí también se me han achicado los ojos y no lo he notado. Quizá tiene razón mi madre: con la edad, los ojos empequeñecen. “Sonría bien, que está más guapo”, aunque está guapo siempre. Vuelvo a mirar la foto y tal vez veo fantasmas donde no los hay, puede que la sonrisa sea verdadera porque está haciendo algo que por fin le motiva después de mucho tiempo.

Los chopos

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