Revista Cultura y Ocio

Los coleccionistas

Por Eltiramilla

coleccionistasCRÍTICA LITERARIA

Los coleccionistas

Autor: Catalina González Vilar
Edición: Everest, 2012La isla del tesoroLa isla del tesoro, de Robert Louis StevensonAna la de Tejas VerdesAna la de Tejas Verdes, de Lucy Maud MontgomeryGregor IV: El oscuro secretoGregor IV: El oscuro secreto, de Suzanne CollinsArgumentoLa guerra avanza hacia la ciudad de Belinda, trastocando la vida cotidiana. Sola, en la casa familiar, se convierte en privilegiada espectadora de los misteriosos acontecimientos que tienen lugar en un edificio vecino, el viejo palazzo italiano conocido por todos como el Museo Cerrado. En él se conservan las fabulosas colecciones que reunió Enzo Tortelloni, desaparecido durante una expedición cuarenta años atrás. Nadie ha podido contemplar desde entonces los tesoros del Museo, pero ahora parece que las cosas están a punto de cambiar.
Opinión - Alberto L. Martínez, 24/10/2012

Una novela de pocos recursos pero muy bien desarrollados

Menos es más. O al menos eso suele decirse de aquellas obras minimalistas que con muy poco hacen algo digno, y Los coleccionistas entra dentro de esa categoría.

Sus ingredientes, sus motores, son una narradora que más que protagonista es una espectadora de lo que sucede en la casa de enfrente, cinco personajes algo peculiares, dos pequeños escenarios y los diálogos. Nada más. En ocasiones me he llegado a preguntar si lo que estaba leyendo podría ser en realidad una obra teatral que a la autora se le hubiera ido de las manos para terminar convirtiéndose en una breve novela juvenil. O tal vez sólo se propuso hacer algo decente utilizando lo mínimo posible. Lo que está claro es que ha conseguido no divagar y ha evitado acertadamente las largas descripciones; así, su escritura es directa y concreta, y se agradece. Catalina utiliza pocos recursos, pero los que maneja sabe desarrollarlos de maravilla y eso es lo que cautiva de esta historia.

En este libro tenemos una infinidad de pequeñas historias relacionadas con las vivencias, anécdotas y formas de pensar de esa extraña categoría de personas que son los coleccionistas. Historias que se entrelazan entre sí y se van desgranando poco a poco, alimentadas por pequeñas dosis de imaginación dentro de un marco realista que se encuentra bajo la amenaza de las bombas.

¿Algo negativo de la novela? Que todas esas pequeñas historias que hablan de los demás personajes llegan a eclipsar la de Belinda, la joven narradora, especialmente hacia el final de la obra. Es precisamente en las últimas páginas cuando volvemos a sentirla ahí presente, en la plaza de la Concordia, recordándonos que nuestra mirada ávida no era otra que la suya y que ella se encuentra justo en ese momento que supone el primer adiós a la infancia… y, tal vez, el punto de partida de una nueva coleccionista.


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