Revista Empresa

Los consejos son gratis… ¿o no?

Por Rutroncal

Aconsejar, dar nuestra opinión, esperar que otr@s nos hagan caso… son conductas muy del día a día.consejo

Es una costumbre más que diaria el hecho de dar consejos; es algo que nos hace de forma automática, en la mayoría de las ocasiones sin preguntar si les parece bien a nuestro interlocutor que le demos nuestra opinión. En menos que “canta un gallo” ya está saliendo de nuestras gargantas el famoso “yo que tú”…

La cuestión es que aunque el hecho de dar opiniones/ consejos es algo frecuente no lo es tanto el respetar la toma de decisiones del “otr@”, sobre todo cuando no nos hace caso y posiblemente la “conversación” podría derivar en un

  • “no creo que haga lo que me dices…”
  • “la próxima vez no me pidas mi opinión…”
  • “pero si no te la he pedido…”
  • “pues si me lo cuentas… es porque quieres saber lo que opino ¿no?”….

vender-barato-vender-caro
Pues no, no tiene porqué; en ocasiones sólo necesitamos que alguien nos escuche, nos sirva de reflejo y nos ayude a liberarnos de nuestros pensamientos.

Si nos encontramos en esta situación no da la impresión que los consejos sean gratuitos, ¿no?

Y aunque pensemos que deberían darse cuenta de que están invadiendo nuestra intimidad o simplemente que no están respetando que nuestra propia opinión sea diferente, por muy taxativa que se ponga la persona que da su consejo… no nos leemos mutuamente el pensamiento.

La clave está en resaltar de forma firme que entendemos que sea su opinión, y que nosotros/as opinamos de forma distinta. Resaltar que agradecemos la intención de ayuda, y pedimos que se respete nuestra forma de ver las cosas igual que respetamos y valoramos la opinión / consejo que nos dan.

A veces tan sólo necesitamos que nos escuchen, no tanto que nos den consejos. Hablar en ocasiones ayuda a ordenarnos las ideas y a ser conscientes de lo que verdaderamente es importante o clave para nosotros/as. Aunque hay algunas diferencias de género en la forma de escuchar, lo que sí es cierto, es que solemos escuchar de la forma en la que me gusta/ necesito que me escuchen, por lo que también podemos hacer que esta reflexión nos sirva como propósito de un ejercicio de empatía y saber cómo necesitan /les gusta a la gente de mi entorno que les escuche.

¿Qué os parece como ejercicio? ¿nos escuchamos más?

 


 


Volver a la Portada de Logo Paperblog