Revista Insólito

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

Publicado el 10 diciembre 2013 por Ireneu @ireneuc

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

¿Cráneo de Hitler?

Uno de los asuntos más turbios y misteriosos de la historia mundial del último siglo ha sido la confirmación o no del suicidio de Adolf Hitler. Este hecho, calificado de alto secreto por las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial ha hecho correr ríos de tinta de los amantes de las teorías conspiratorias, los cuales, siguiendo pistas y bulos a cual más disparatado, negaban (y de hecho niegan) el suicidio del líder nazi. Estas teorías "conspiranoicas" lo ubicaban en los más variopintos lugares, sobretodo en Argentina, e incluso lo pintaban viviendo tranquilamente en una secreta base antártica. En esta circunstancia, el interesado secretismo de los aliados, sobretodo de la URSS de Stalin, tampoco ha ayudado mucho a sacar el agua clara de este asunto, pero todo apunta a señalar que Hitler se suicidó, y los rusos aún dispondrían de algunos restos suyos que lo confirman.

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

Imagen de "El Hundimiento"

El 30 de abril de 1945, la guerra está perdida para Alemania. Los rusos ya estaban en el centro de Berlín y su política de dos ojos por cada ojo y dos dientes por cada diente, obligaba a las exiguas fuerzas nazis que aún combatían por las calles berlinesas a luchar hasta morir, habida cuenta que morir matando sería el menos malo de los finales. Hitler, viéndose vencido, decidió suicidarse junto a Eva Braun, ella envenenada con una cápsula de cianuro y él de un tiro en la cabeza, dejando encargado que fueran incinerados para que sus restos no quedasen en poder de los soviéticos. Así se hizo.

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

Soviéticos en el Reichstag

El día 2 de mayo, las tropas rusas tomaron el Reichstag y con él el búnker donde se escondía el estado mayor nazi. Se encontraron los cuerpos de Goebbels -el ministro de propaganda-, su mujer, sus 6 hijos y diversos altos mandos, pero no salían los cuerpos de Hitler y Eva Braun. El día 5, los soldados soviéticos encontraron en el fondo de un cráter de una explosión los cuerpos semiincinerados de lo que podía ser Hitler, su mujer, y sus dos perros. Stalin ordenó que fueran identificados por médicos forenses, y ante la imposibilidad de reconocerlos, debido al estado de degradación de los cadáveres, se buscó a los odontólogos de Hitler para que reconocieran los dientes postizos que se había encontrado. Éstos fueron reconocidos por la ayudante y el técnico del odontólogo dado que Hitler tenía la dentadura muy mal y se tuvo que hacer un puente dental muy característico. Pocos días después, los forenses certificaban que aquellos restos correspondían a los de Hitler, si bien se mantuvo un silencio absoluto al respecto.

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

Dentadura atribuida a Hitler

Los mandos rusos tomaron diversas muestras tales como partes del cráneo, uno con un agujero de bala, parte de la mandíbula y la dentadura y los enviaron a Moscú, donde fueron depositados en los archivos de los servicios secretos (posterior KGB). El resto de los cuerpos de Hitler, Braun, Goebbels y familia fueron enterrados en la Alemania Oriental, bajo dos metros de tierra en la base del 3er Ejército de Choque soviético. El secretismo fue total y absoluto, habida cuenta que a Stalin ya le venía bien que no se supiera el paradero de Hitler y que corriera el rumor de que los deleznables capitalistas habían dado cobijo al Führer. Los cuerpos permanecieron durante 25 años en su tumba provisional.

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Yuri Andropov

En 1970, el jefe del KGB y posterior jefe de estado soviético, Yuri Andropov, ante la situación de tener que retirar el ejército rojo para ceder el mando a los alemanes orientales, recomendó al entonces presidente ruso Leónidas Breznev, la exhumación de los restos de Hitler, Goebbels y compañía, así como su posterior destrucción. La posibilidad de que los restos fueran descubiertos por los nuevos inquilinos y el hecho de evitar que la zona se convirtiera en una zona de peregrinación por los fanáticos seguidores del dictador, hicieron que Breznev diera el visto bueno a la operación. Los cuerpos se incineraron y sus cenizas se tiraron al río Elba, quedando solamente los restos depositados en los almacenes del KGB en Moscú.

Los controvertidos restos del cráneo de Hitler

Fragmentos del cráneo

En el año 2000, en una exposición con motivo del 55 aniversario de la capitulación de la Alemania nazi que se organizó en Moscú, se mostraron diversos recuerdos de la victoria, entre ellas los fragmentos de cráneo con la perforación por bala, la guerrera, una cigarrera y una foto de la dentadura pertenecientes a Hitler, los cuales, por primera vez vieron la luz públicamente. Y por si había dudas de su origen, en el 2002, el FSB (heredero del KGB) permitió que un forense norteamericano estudiara los restos depositados en sus archivos, confirmando a su vez que los restos pertenecían al líder nazi y que darían carpetazo definitivo al asunto de la muerte de Hitler.

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Hitler y Eva Braun

No obstante, para complicarlo todo, un estudio de ADN efectuado por una arqueóloga de la Universidad de Connecticut a partir de una muestra extraída del cráneo guardado en Moscú, determinó que el fragmento con el agujero del disparo que los rusos atribuían a Hitler, en realidad se trataba del de una mujer de entre 20 y 40 años y no el de un varón de 56, como era el dictador. Todo ello, por tanto, desbarataría la versión dada por las autoridades soviéticas durante todo este tiempo, y volviendo la partida al punto de inicio.
En conclusión, oficialmente resulta probada la historia del suicidio y posterior destino de los restos de los máximos exponentes del sádico régimen nazi. Sin embargo, el -por otro lado, obligado- secretismo con que las administraciones implicadas han llevado el asunto del cuerpo de Hitler (intereses propagandísticos a parte) dan pábulo a que cualquier loco que esté convencido de las teorías conspiratorias piense que el Führer sigue vivo en Ecuador, Alemania, Austria, la Patagonia, la Antártida o incluso en la Luna (no es broma), estirando hasta la nausea el manido tema, más en busca de protagonismo o rédito económico que con una científica intención de aclarar un misterio.
Posiblemente no tendremos nunca la certeza de qué paso con Hitler, pero, sinceramente, no tiene la menor importancia, ya que el personaje no podrá nunca ocultar la sangrienta historia que le precede. Historia que, esta sí, no debemos olvidar jamás.

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El cráneo de la discordia


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