Revista Sociedad

Los culpables de la crisis

Por Mourisimo

(LOS VERDADEROS)

Fuertemente tentado por lo obvio en estos días, la campaña electoral, me he decidido finalmente por tratar este tema mucho más relevante, en mi opinión y que supone una pata de banco más en un comportamiento que me está llevando a vivir cómo pienso y no continuar viviendo de una manera que en nada tiene que ver con mi visión del mundo.

Pues bien, según esta nueva filosofía, de la que todavía ningún argumento ha conseguido apearme, los principales causantes de toda esta crisis que vivimos, somos nosotros mismos y por más vueltas que le doy, no encuentro otros culpables, todo, absolutamente todo, desde el paro, pasando por la degradación del ecosistema así cómo la crisis alimentaria mundial (crisis mucho más graves que nuestra crisis financiera, por mucho que nos lo quieran esconder en los medios todos los días), son consecuencia de nuestros actos.

Pensad que en una sociedad de consumo cómo la que vivimos, las personas a día de hoy, somos exactamente eso, consumidores, pero si ese es nuestro castigo, también ahí reside nuestra fuerza y esta es inmensa, es un poder absoluto.

Vamos a votar cada 4 años, en una farsa democrática, en la que sólo se nos consulta quien queremos que gobierne pero no se nos permite participar de las decisiones importantes, ya que esas, son tarea de otros, que están muy lejos (cada vez más, si antes el poder residía en la Moncloa, buena parte ha volado a Bruxelas y reside en instituciones que poco o nada tienen de democráticas) y que las toman por nosotros, porque claro, ellos entienden y saben de que va el asunto y nosotros no. Pensamos que depositando un papel en una caja, vamos a cambiar algo, al menos es lo que nos dicen, más que nunca en estos días, nos tratan como a simples hooligans descerebrados “vamos a ganar”, “con vuestro apoyo ganaremos”, cada vez que lo oigo, más que ir a votar me dan ganas de salir a la calle con una bandera del PP o el PSOE, que para el caso es lo mismo, ondearla al viento y gritar “a por ellos oeeee”. El querer dar un vuelco a las cosas que no te gustan, va mucho más allá, está en el día a día ,en dónde nosotros depositamos el voto con nuestro dinero.

Si elegimos ir a hacer la compra al Mercadona, por poner un ejemplo, es cierto que con una visión cortoplacista, nos estamos beneficiando económicamente, ya que los productos allí son más baratos, pero lo que estamos obviando son las consecuencias mucho más dolorosas que depositar nuestro voto en la urna del Mercadona implica, después vendrá la crisis y”la crisis ha venido y nadie sabe cómo ha sido”, pues no.

Ir al Mercadona implica:

  • Favorecer el trabajo precario, tú te estás ahorrando 20 céntimos en los productos, pero tus hijos probablemente serán mileuristas y eso con suerte, porque los puestos de trabajo a los que podrán acceder serán estos y no habrá otros y eres TÚ y nadie más que tú, el que los están promoviendo.
  • Comprar kiwis allí supone no sólo lo anterior si no que además, estás patrocinando la aberración que supone consumir un producto fresco que viene de la otra punta del mundo (literalmente además), que es transportado en avión (supongo, ya que si no se les pudriría 3 veces en barco por el camino), con la huella ecológica que eso supone, sin mentar la cantidad de plástico que nos llevamos a casa, cada vez que vamos a hacer la compra a alguno de estos sitios.
  • Contribuyes a la deslocalización de la producción, eres partícipe de la pérdida de la soberanía alimentaria y así como de la ausencia de un mercado justo, ya que estas grandes distribuidoras pactan condiciones de miseria, con los agricultores.
  • Y en definitiva y lo que es más importante, estás atacando tu propia salud y la de los tuyos, consumiendo productos baratos, pero que están a años luz de ser productos de calidad. ¿Alguien se acuerda ya de cómo sabía la leche?

Este ejemplo del supermercado, se puede extrapolar a cualquier orden de la vida.

Se me está saliendo el post de madre, desarrollaré estas ideas en divagaciones posteriores y por supuesto ID A VOTAR, en las urnas me refiero, NO TODOS SON IGUALES.


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