Revista Cultura y Ocio

Los días que nos separan, de Laia Soler

Publicado el 30 marzo 2013 por Cris @estanteriaazul

Escribir qué opinas, de una manera más o menos objetiva, sobre la novela que ha escrito alguien que conoces personalmente y que consideras tu amiga… es muy difícil. Mucho. Tampoco ha sido fácil su lectura, algo que no creía posible pero que una vez empecé a leer me di cuenta de que había mucho de Laia entre sus páginas, y si Los días que nos separan es ya de por sí una novela especial, para los que la conocemos es mucho más.

Los días que nos separanDesde que Abril cogió en la biblioteca un ejemplar de Peter Pan y Wendy y tuvo ese extraño encuentro con aquel desconocido, sueña prácticamente todos los días con las mismas personas: Víctor, un burgués de la Barcelona de 1914, y Marina, una obrera que vive en el mismo edificio que Víctor. Con el paso de los sueños, se dará cuenta que, ella ni siquiera es ella misma sino que es Marina y, cómo todo lo que acontece en el mundo onírico la lleva a la obsesión.

Mientras, la historia de Víctor y Marina, los dos jóvenes del pasado, avanza noche tras noche, Abril lucha por no llevarse por sus emociones e intenta descubrir qué significan esos sueños.

“Nunca le había gustado ese lugar. Era una especie de burbuja silenciosa dentro de una ciudad caótica, y aunque lograba encandilar a muchos, a Abril le parecía aterradora. Sentada en la fuente central, no podía dejar de observar los agujeros de la iglesia de Sant Felip Neri, que daba nombre a la misma plaza, y recordar las historias que le habían contado.”

Sueños recurrentes. Seguramente todos en algún momento nos hemos despertado y al volver a dormirnos ha seguido transcurriendo el sueño de minutos antes. Pero que continúen noche tras noche, con los mismas personas y siguiendo una línea cronológica, no es algo común. Así que cuando, día tras día, Abril viaja al mismo mundo onírico, comienza a preocuparse. Mucho, y con razón. Y no solamente eso, sino que se dará cuenta de que las emociones y los sentimientos de Marina acaban afectándole. Si me hubiera sucedido lo mismo que la protagonista, probablemente me hubiera vuelto loca así que he entendido perfectamente por lo que va pasando Abril: el querer olvidarlos, el querer estar soñando todo el día y, finalmente, el querer saber la razón de éstos. Hay momentos en que Abril adopta una expresión enfermiza, intentando mantenerse cuerda pero sabiendo que esos sueños la están controlando, comprensible teniendo en cuenta lo extraño de la situación.

En el mundo onírico, nada es sencillo. De la mano de Marina veremos cómo es la vida de una joven que ha de trabajar para ayudar a su familia, a tener que aguantar la actitud prepotente de los burgueses, y al mismo tiempo a sentir que el hijo de sus jefes comienza a cambiar su actitud hacia ella. Sinceramente, ha sido la historia de Marina y Víctor la que me ha gustado más, también es cierto que es la que Laia más se dedica. Marina, como personaje, me ha encantado porque he visto en ella esa lucha interna por ser una chica obediente y propia de la época, pero al mismo tiempo, no puede evitar comportarse como una impertinente. Con Víctor pasé por diferentes etapas, desde que me pareciera un estirado a encontrarlo encantador. El resto de personajes están bien retratados y cada uno adopta muy bien el papel de principios del siglo XX: los señores Altarriba, la portera Emilia, las amigas de Marina, etc. Sobre la ambientación, se describen algunos lugares muy especiales para los que conocemos Barcelona como por ejemplo el Parque Saturnoparque de atracciones que antaño estaba situado en el Parque de la Ciutadela o Plaza Catalunya. Laia no se inmiscuye en los acontecimientos políticos de ese período y yo opino que es todo un acierto porque mirándolo con perspectiva hubiera sido vagar demasiado y no hubiera concretado con lo que realmente debía destacar. De todos modos, si que muestra un poco las condiciones laborales en las que se vivía dando como ejemplo la familia de Marina.

Volviendo a la Barcelona del presente, mientras leía eché de menos que profundizará más en ella. Me gustaba Abril, me gustaban los encuentros que tenía con ese desconocido en los que recorría algunos lugares importantes de Barcelona, me gustaban Héctor y Mario, cómo se preocupan por su amiga, y a veces quería estar un poquito más en el presente. Sin embargo, cuando cerré el libro, me di cuenta que era mejor así, que la historia está narrada tal y como tiene que ser.

Hay mucho de Laia en la novela: detalles, gestos de los protagonistas, lugares. Así que leer su novela ha sido como conocerla un poquito más. Debo decir que para mí ha sido toda una sorpresa. No tenía ni idea que Laia escribiera tan bien, descripciones más que correctas, diálogos muy ingeniosos e incluso divertidos y frases destinadas a ser enmarcadas. Tiene un estilo sencillo que hace que el tiempo se pase sin darte cuenta: te mete de lleno en la historia como si fueras uno más. He leído en muchas reseñas que Los días que nos separan es una historia mágica, y debo decir que las últimas páginas son tan increíblemente especiales que no puedo más que dar la razón a mis compañeros. No tengo palabras para definir lo que sentí cuando leí el final, mis emociones estaban a flor de piel y sentí que la historia me había llegado muy a fondo. Si ésta es la primera novela que publica Laia, no me quiero imaginar cómo serán las próximas. Le espera una gran carrera literaria.

“Todos esos sentimientos siguen aquí, a flor de piel, y no voy a permitir que se marchiten. Sería como dejar que un árbol muera durante el invierno sólo porque es una época difícil.”

Laia Soler

Laia Soler ha estado siempre relacionada con las letras. Amante de la literatura desde pequeña, ha estudiado Periodismo y es administradora del blog literario Alas de Papel.

Los días que nos separan es su primera novela.


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