Revista Cultura y Ocio

Los dos clubs más y elitistas y denostados del mundo: El club Bullingdon y el Club Caníbal

Por Manu Perez @revistadehisto
Tiempo de lectura: 6 minutos

Por  supuesto, ambos eran ingleses. Se puede decir que el club Bullingdon ha sido el club más elitista de la historia. Su andadura comenzó en 1780, en Oxford, y en un principio era un club dedicado al cricket  y a los caballos, para estudiantes adinerados de esta universidad, pero en realidad, el cricket sólo fue un pretexto para crear un club altamente  exclusivo, donde no entraban los ricos, sino los más ricos entre los ricos y desde luego, era  sólo  para hombres.

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Pertenecer al club Bullingdon era  un honor que se pagaba muy caro, porque precisamente sus miembros querían  sobre todo, destacar por su riqueza,  muy superior a  la de sus compañeros de Universidad. En un principio sólo fueron treinta y cada nuevo miembro debía ser aprobado por todos los demás.

Los ritos de iniciación incluían la destrucción total de las habitaciones privadas del nuevo miembro. El postulante debía quemar un billete de 50 libras ante los asombrados ojos de un menesteroso , mientras sus compañeros lo presenciaban.

Sus miembros debían hacerse a medida un uniforme que sólo los sastres Ede y Ravenscroft de Oxford, tenían permiso para confeccionar. El precio era bastante escalofriante: 3.500 libras, en  el año 2.007.

Aquel uniforme era obligatorio para asistir a la cena anual del club, constaba de una chaqué azul marino oscuro con collar de terciopelo y solapas de seda de color marfil, botonadura de latón con el monograma del club, un chaleco de color amarillo mostaza y una pajarita azul cielo.

Aunque había otras cenas menores, la gran  cena anual era la más conocida por su forma de acabar:  con  todos sus miembros borrachos y destruyendo cuanto cayera en sus manos, daba lo mismo que fuera vajilla, cristalería o mobiliario del lujoso restaurante donde se celebrara, mientras los borrachos y alegres jóvenes gritaba a pleno pulmón sobre las mesas:

“ ¡jodeos, obreros!”.

Después, como buenos hijos de papá, se pedía la cuenta de los destrozos y se pagaba religiosamente, muchas veces en metálico y en el mismo momento, otras veces,  lanzaban  billetes y cheques a la cara de los camareros entre insultos.

El que luego sería el rey Eduardo VIII de Inglaterra,  perteneció al Club Bullingdon a pesar de la reticencia de sus padres que  le hicieron prometer que nunca iría a una de aquellas estrepitosas cenas anuales.

Promesa que lógicamente no cumplió, cuando la reina Mary se enteró, le obligó a dejar el club inmediatamente. Parece ser que también  algún miembro de  la familia los duques de Malborough, a la que pertenecía Winston Churchill, formó parte del club.

A pesar de que ser admitido al club se consideraba un gran honor, hubo quien se negó a pedir su admisión, entre ellos el riquísimo  y exquisito Philipp Sassoon, amigo del príncipe de Gales, Sassoon gastaba su dinero de una forma mucho más refinada.

Los  restaurantes   más lujosos de Oxford comenzaron  a negarles la entrada cansados de sus excentricidades. La noche que rompieron  las vidrieras  de las 468 ventanas de la  antigua iglesia Peckwater Quad of Christ, las autoridades académicas, escandalizadas, les prohibieron celebrar aquellas cenas a menos de 15 millas de la ciudad .

El Club Bullingdon ha llegado hasta nuestros días, aunque ahora está en franca decadencia y sus miembros no pasan de seis, o quizás cuatro.

El último escándalo del club lo protagonizó  David Cameron, ex primer ministro británico,  que también formó parte del club.

Se comentó que su rito de iniciación consistió en meter su pene en la boca de un cerdo muerto, cuya cabeza trajeron en una bandeja para la ceremonia. En las cenas se mezclaban el  champan y las drogas y los honorables miembros acababan por los suelos.

Cuando, a pesar de todos los esfuerzos del gobierno, se hizo pública la pertenencia de Cameron al Club Bullingdon, éste no tuvo más remedio que excusarse diciendo:

“ hay decisiones  que se toman de joven y que se lamentan de mayor”.

El Club Caníbal

El Club Caníbal se fundó en 1863 y sólo sobrevivió seis años. Puede presumir de ser el club más extraño que hasta ahora se haya conocido. Richard Francis Burton, su creador, fue un hombre igualmente extraño.

Tenía una estatura excepcional, casi dos metros, y un largo bigote negro que llevó desde joven y que casi le cuesta la vida a uno de sus compañeros del Trinity College de  Oxford,  al que desafió en duelo porque  se rió de él. Porque Burton era, entre otras cosas,  uno de los mejores esgrimistas de la época. Al final fue expulsado del Trinity por su conducta poco social, pero antes de marcharse destrozó con su carruaje los parterres floridos del colegio.

Después ingresó en el ejército, en la compañía de las Indias Orientales, pero tampoco su comportamiento fue el adecuado para la moral inglesa. Cuando se marchó, dijo desdeñosamente:

“Qué se puede esperar de un Imperio sufragado por tenderos”

Inteligente y muy dotado para los idiomas, llegó a hablar 27 lenguas y más de 40 dialectos: era además un  arrojado explorador  y el primer europeo en entrar en La Meca, disfrazado de mercader oriental. Para no ser descubierto, se había circuncidado unos meses antes, este peregrinaje le dio derecho a disfrutar del título de Hajji y a llevar un turbante verde. Burton fue explorador  y también cónsul británico  en numerosos países, entre ellos España, en la isla de Fernando Poo.

Acompañado por el explorador Spekes, se lanzó a una expedición pagada por la Real Sociedad Geográfica para descubrir las fuentes del Nilo. La expedición fue un fiasco, ambos enfermaron, los porteadores les abandonaron en varias ocasiones y les robaron el material científico.  Volvieron a Inglaterra por separado y desde luego como enemigos irreconciliables y culpándose el uno al otro de los problemas.

Burton fue también el mejor traductor de Las mil  y una noches, sus descripciones de las noches de amor entre Haarum Al  Raschid y Scherazade, fueron tan explicitas y acompañadas de explicaciones a pie de página, que en Inglaterra se prohibió que las mujeres leyeran aquel libro  porque que se consideró pornográfico.

Y así llegamos a la creación del Club Caníbal.

Los científicos se dividieron en monogenistas y poligenistas, los monogenistas opinaban que todos los hombres tenían el mismo origen, teoría que defendía Darwin,  los poligenistas,  sostenían que el hombre blanco y los negros de África no tenían el mismo origen y que el nombre blanco era superior, entre los defensores de esta teoría  se encontraban Richard Burton, su amigos Richard Monckton , James Hunt, y Algerman Swinburne. Todos ellos fundaron el club Caníbal, que era descaradamente sexista, elitista y racista.

Richard Monckton también era un hombre extraño: había estudiado en el Trinity y se dedicó a la política. No era un radical,  y como anécdota, estuvo a punto de casarse con Florence Nightingale, la creadora de la Cruz Roja. Pero le atraía la pornografía y tenía la mayor colección de literatura pornográfica de  Inglaterra, aunque sólo sus amigos tuvieran acceso a ella. Escribió  varios poemas, entre ellos uno pornográfico sobre la flagelación que levantó mucho revuelo.

Y en su biblioteca se conocieron Burton y Swinborne, un poeta alcohólico y amante de la pornografía, el lesbianismo y el canibalismo,  y que escandalizó a la buena sociedad con sus baladas sadomasoquistas, aunque si hacemos caso a  Oscar Wilde,

“ se dedicaba más a predicar el vicio que a practicarlo” .

James Hunt tuvo poca relevancia en el club porque murió muy joven. Cuando se reunía el Club Caníbal se comía en exceso, se bebía mucho más y se hablaba de temas prohibidos en la buena sociedad inglesa, como el canibalismo, que no se sabe si Burton llegó a practicar en alguno de sus viajes, de los ritos sexuales, tan literalmente  descritos que pocos dudaron de que hubiera tomado parte en ellos. Burton describió en un artículo el tamaño de los penes en las diferentes razas, las practicas sexuales chinas con niños y animales  y otras rarezas por el estilo. Poco a poco la gente dejó de escandalizarse, no encontraron nuevos socios interesados y el Club cerró sus puertas en 1869.

Autor: Níssim de Alonso para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

  1. JOHN WALKER. EL CLUB CANIBAL Y LOS ORIGENES DEL RACISMO Y LA PORNOGRAFIA EN EL SIGLO XIX
  2. BULLINGDON CLUB. THE SECRETS OF OXFORD UNIVERSITY,S ELITE SOCIETY
  3. MAT COOK. LONDON AND THE CULTURE OF HOOSEXUALITY.

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