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Los excesivos de la queja, los que no son #15m

Publicado el 02 marzo 2012 por Bonhamled
Escribo de cuando en cuando sobre los movimientos de la calle, los de queja e indignación frente a las situaciones políticas, económicas y sociales que vivimos. El año pasado tuvo un punto álgido,de la queja en forma del movimiento #15m y algun acompañamiento ideológico y político, casi siempre desde la izquierda aunque no exclusivo, de periodistas y escritores como Stephane Hessel o Rosa Maria Artal. Fue una primavera, hasta bien entrado el verano que coincidió en serendipia o epifanía con esas primaveras árabes que derrocaron a Ben Alí en Túnez, Mubarak en Egipto, crearon una guerra civil en Libia, con muerte de dictador incluida, y también está en visos de eliminar a Al Assad en Siria. Todo ello parecía ser una queja "universal" contra unos poderes deslocalizados y cercanos, tan cerca como nuestro más íntimo egoísmo, que nos abocaban a una pobreza que no era ni la prometida ni la que parecía derivarse por la bonanza, con baches, heredada de la generación inmediatamente anterior. Una queja de todos ante lo que parecía una estafa de sociedad igualitaria.Es decir, una queja justificada contra los poderes que en España y tratada con guante de seda por el gobierno no le permitió evitar la debacle que su mala gestión prometía y cumplió. Una queja que tuiteé mil veces que habría de ser pacífica, paciente, persistente, en manía por la "p" para tener efecto y que poco a poco, ya sea por convicción o por evitación del conflicto, del que hablaré ahora, ha ido percolando por ejemplo en las párvulas medidas en favor de la dación en pago. Un pacifismo paciencia y persistencia puesto que no necesitaba "casi" de la noticiosidad para ser presente y activa, las redes sociales habían prestado esa inmanente sensación de presente.Sin embargo aquellas manifestaciones populares de pura democracia en la calle, generales aún a riesgo de ser capitalizadas por unos radicales de uno y otro bando parecen cambiar de signo o, madurar en su concepto. Dicho sea de paso parcialmente hacia lo negativo.La fuerza de las personas y su actitud positiva parece ser sustituida por los alborotadores de metodología estudiada, de algarada y ruido funestos y de radicalidad tan impostada y foquista que retrotraen a otros tiempos. Ya no hablamos de las personas quejándose o pidiendo que se muevan los poderes porque sino "no nos representan" sino de antisistema peligrosos que hacen de la queja de los ciudadanos su fiesta del revuelto y del estrago, de la propaganda por la acción de sus ideas buscando abono en tiempo de crisis.Y esto no. Esta parte ya no es una queja ciudadana sino un hooliganismo en las calles, un divertirse rompiendo y destruyendo por la imagen o la foto de una revolución que ni es, ni se quiere, ni se espera, ni se desea, ni tan siquiera sería una mínima solución al problema dentro de un misterio englobado en un enigma que es el sistema en el que vivimos.Esto no es la fuerza y la imagen de la ciudadanía en la calle, aunque algunos medios quisieran, y aún quieran acallarlo, sino el griterío de algunas docenas que se apoderan de la voz de cientos o miles para callarlos y acallarlos para dejar sus reivindicaciones en lineas secundarias frente a sus robos, roturas o daños. Esto ya no es la esperanza del cambio, incluso de gobierno pero principalmente de evolución de un sistema que es intrínsecamente injusto de hace casi un año, sino la bacanal de sábado noche de unos hooligans o skin heads en busca de cabezas que cortar, de ruido que hacer, de formas de molestar.Esto no es #15m, al menos no el mío, y ninguno de estas personas pertenece a este movimiento ajerárquico, libre ciudadano y pacífico. Son solo solo ese silogismo pendiente, esa queja en verso perdido que rezaba: si la queja en la calle no es escuchada y asimilada, al menos parcialmente, puede darse la capitalización, por ahora la instrumentalización organizada, de aquellos que ni quieren sistema, ni quieren mejora, ni quieren quejarse sino solo una orgía de fuego, destrozo y mala baba.Y aquí no cabe ya el decir que la imagen de España se resiente, que se resiente pero bienvenido sea ese resentirse si sirve para que la crisis que todo lo bendice y todo lo justifica sea más humana, aquí solo vale decir que esas personas, esas pocas decenas entre muchos cientos o miles son delincuentes y holgazanes de la fiesta de la rotura y como tal han de ser tratados.Detectados, neutralizados, detenidos y puestos ante el juez porque no se diferencia en nada de los borrachos que llenos de alcohol, como estos llenos de radicalidad rampante, pretenden incendiar en guerrilla urbana kale borroka lo que era el rumor, casi borgorigmo, natural de los ciudadanos de todo tipo, ideología, edad y condición ante el cansancio de una sociedad que más que enfadarte te indigna.Estos son solo gamberros y la policía, con criterio, con mesura y evitando los excesos, han de controlarlos y si para evitar sus desmanes es preciso un golpe de porra ajustado o un empujón medido camino del furgón policial no seré yo quien me queje porque en diferente ámbito los ciudadanos estamos cansados de que nos golpeen o bien una crisis con sus banqueros caraduras, empresarios sinverguenzas, políticos ladrones, corruptos y mentirosos o las tribus del mal que campan por la ciudad para salvarnos el alma condenándonos la vida apoderándose de nuestro enfado. Pensamientos de sociedad, queja y activismo. Recuerdos del día de mañana.Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.

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