Revista Cultura y Ocio

Los Freikorps y el golpe de Kapp: las bases del nazismo

Por Manu Perez @revistadehisto

Este contenido es propiedad de Revista de Historia - Revista de Historia es una de las pocas Revistas de Historia que destacan por ser una Revista de Historia online con artículos históricos semanales enriquecidos con infografías, vídeos e imágenes impactantes.

Los Freikorps y el golpe de Kapp: las bases del nazismo

Los Freikorps o “cuerpos libres o francos” fueron unidades paramilitares voluntarias alemanas, guerrillas de extrema derecha formadas por excombatienes  y  veteranos de la Primera Guerra Mundial.   Comenzaron a operar en la nueva república alemana, la conocida como república de Weimar como fuerza de choque colaborando en ocasiones con las propias fuerzas de seguridad y el ejército como en la revolución espartaquista comandada por Rosa Luxemburgo en 1919. En realidad pronto la mayoría del pueblo acusó al gobierno alemán  de haber traicionado al país al haber  aceptado unas condiciones que consideraban inaceptables más teniendo en cuenta que el Imperio Alemán no fue invadido durante toda la guerra.

La gran mayoría de los Freikorps acabarían con el tiempo en las filas de las SA del partido nacional-socialista de los trabajadores de Alemania, el partido nazi de Adolf Hitler. Sin embargo durante la democracia de Weimar llevaron a cabo acciones de defensa de las zonas fronterizas y de choque contra fuerzas secesionistas en la propia Alemania. Por tanto contaban en cierta medida con el visto bueno de los gobiernos socialdemócratas primero y conservadores después del país.

Si te apetece leer el artículo más tarde puedes guárdatelo en PDF y leerlo cuando te plazca haciendo click Aquí

Los Freikorps y la situación en Alemania al final de la Primera Guerra Mundial

Tras el armisticio el gobierno cayó y el káiser Guillermo II tuvo que exiliarse del país. El caos se apoderó de Alemania y los revolucionarios comunistas espartaquistas amenazaban con trasladar el comunismo soviético a la naciente república. En Polonia grupos insurgentes amenazaban con ocupar Silesia y los territorios al este del Báltico hasta entonces parte del Reich.

Con el objetivo de parar todos estos movimientos revolucionarios y disgregadores de la patria aparecen los Freikorps. Sin embargo a finales de la Gran Guerra conservaban los uniformes de la última guerra, armas y medios de transporte y eran apoyados por altos mandos militares de cierto prestigio. Serían conocidos más adelante como el “ejército negro”.

Solían ser reclutados a través de ex oficiales, es decir, altos mandos militares licenciados al acabar la guerra y tras el tratado de Versalles. Estos paramilitares juraban lealtad a sus comandantes a los que trataban como Führer  ( jefe o líder). La mayoría de la tropa paramilitar como decíamos eran antiguos soldados muy frustrados con la situación, sin empleo, sin perspectivas de futuro, algunos licenciados por heridas de guerra que se dejaban seducir por ese discurso populista que prometía una nueva Alemania libre y fuerte.

Las unidades eran difíciles de controlar porque solían ser indisciplinadas aunque en otros momentos, cuando eran promovidas por el propio gobierno en momentos puntuales de dificultades de orden público seguían una disciplina aunque eran disueltas al finalizar el problema. En enero de 1919 bajo el gobierno del socialdemócrata Ebert  formaban más de 100 unidades.  Su bautismo de fuego podríamos situarlo a principios de 1919 cuando sofocan junto a las fuerzas regulares la revolución espartaquista en la conocida como “semana sangrienta” en Berlín, después de intensos combates callejeros contra los milicianos comunistas alemanes.

Ebert,  del partido socialdemócrata,  estaba interesado en usarlos para sofocar todo reducto revolucionario comunista  y mantener el orden en pueblos y ciudades. Algunas unidades de Freikorps llegaron a actuar fuera de las fronteras germanas en el Báltico para proteger a los alemanes que allí vivían de bolcheviques rusos y nacionalistas bálticos. En 1921 fracasaron en el Báltico y los supervivientes fueron repatriados a Alemania.

También fracasaron en su lucha contra los polacos en la zona de Prusia Oriental y Alta Silesia que acabaron formando, tal y como se había pactado en los Tratados de París, parte del nuevo estado polaco. Ante este cúmulo de adversidades las autoridades fueron desligándose de ellos y comenzaron a actuar con mayor libertad.

El golpe de estado de Kapp

El 13 de marzo de 1920 se produce un golpe de estado contra el gobierno de la República apoyado por el las tropas de Von Lüttwitz, comandante del Reichswehr en Berlín. Durante la noche, Lüttwitz ordenó a la Brigada Erhardt ir a la capital a derrocar al gobierno. El presidente y el gobierno huyeron. Los golpistas nombran a Wolfgang Kapp, un representante reaccionario de los terratenientes de Prusia como canciller. Los sindicatos se movilizan y consiguen su exilio y derrota en 4 días. El país se paralizó, los obreros se armaron y lucharon en lo que parecía irrevocablemente destinado a una guerra civil. Sin embargo la derrota del golpismo no acabó con el problema de fondo: la extrema derecha estaba representada en el parlamento federal y los estatales. La conspiración no se limitó a los partidos conservadores que se oponían a la República.  Parece demostrada la complicidad de otros partidos burgueses más moderados, y del propio Partido Socialdemócrata (SPD). Estos partidos trabajaron estrechamente con el Reichswehr y las milicias fascistas de los Freikorps para reprimir las luchas de los trabajadores.

Las amenazas al sistema republicano llegaban desde los extremos, pero la fuente de mayor inestabilidad era la creciente radicalización de la derecha extrema. Era un espectro político diversificado, rejuvenecido con nuevas ideas, como la «revolución conservadora» del círculo Der Ring, el irracionalismo filosófico y la peculiar teoría cíclica de la historia de Oswald Spengler, las ensoñaciones racistas y el viejo antisemitismo renovado, que se unían a la reafirmación del carácter etnocéntrico del nacionalismo alemán y su veneración por principios como el Volkstum.

Filósofos como Martin Heidegger, teóricos jóvenes como Carl Schmitt, escritores que cultivaban la mística de la violencia como Ernst Jünger, líderes respetables que actuaban de intermediarios con el mundo de las finanzas y la industria como Alfred Hugenberg, constituían la antesala del fenómeno que a partir de 1930 acabaría por convertirse en un tsunami que arrasaría con la República: la irresistible ascensión del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes y la  popularidad del líder, Adolf Hitler.  Este sabía engatusar a las masas obreras adoptando una falsa apariencia revolucionaria, sublimando en el mito del Tercer Reich todas las frustraciones de amplias capas sociales y prometiendo un cielo terrenal.

Autor: Luis Pueyo para revistadehistoria.es

¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí

Si te apetece leer el artículo más tarde puedes guárdatelo en PDF y leerlo cuando te plazca haciendo click Aquí

¿Nos invitas a un café?

Si quieres donar el importe de un café y “Adoptar un Historiador”, incluiremos tu nombre como agradecimiento en calidad de mecenas en un Artículo Histórico, puedes hacerlo Aquí:


También puedes apoyarnos compartiendo este artículo en las redes sociales o dándote de alta en nuestro selecto boletín gratuito:

Déjanos tu Email y te avisaremos cuando haya un nuevo Artículo Histórico

Bibliografía:

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Wolfgang Kapp. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).

https://bellumartishistoriamilitar.blogspot.com/2018/12/los-freikorps-el-ejercito-negro-audio.html

 Weitz, Eric D.(2019) La Alemania de Weimar. Presagio y tragedia. Ed Turner, Madrid.

La entrada Los Freikorps y el golpe de Kapp: las bases del nazismo se publicó primero en Revista de Historia.


Volver a la Portada de Logo Paperblog