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Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2.008)

Publicado el 09 agosto 2010 por Rugoleor @rugoleor

Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2.008)

Título original: Los girasoles ciegos

Director: José Luis Cuerda

Guionistas: Rafael Azcona

  José Luis Cuerda

Intérpretes: Maribel Verdú

  Javier Cámara

  Raúl Arévalo

  Roger Príncep

  Irene Escolar

  Martín Rivas

  José Ángel Egido

Productores: Fernando Bovaira

  José Luis Cuerda

  Emiliano Otegui

Fotografía: Hans Burman

Música: Lucio Godoy

Montaje: Nacho Ruiz Capillas

Nacionalidad: España

Año: 2.008

Duración: 98 minutos

Edad: 13 años

Género: Drama

Distribuidora: Alta Classics S. L. Unipersonal

Estreno: 29-08-2.008

Página WEB: Web Oficial de la película en España

  Web Oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 6,100 Espectadores: 738.368

Vizcaya: 6,185 Recaudación: 4.203.648,64 €

España:   Puntos (Popularidad):  

Rugoleor:   Índice de popularidad:  

Sinopsis:

Ourense, 1.940. Cada vez que Elena cierra la puerta de casa, echa la llave de sus secretos. Su marido, Ricardo, amenazado por una despiadada persecución ideológica, lleva años escondido en el piso donde conviven con sus hijos, Elenita y Lorenzo. Salvador, un diácono desorientado tras la experiencia de luchar en el frente, llega al seminario de Ourense. Alertado por las dudas en la vocación del joven, el Rector le destina a dar clase en el colegio donde estudia Lorenzo. Creyendo viuda a Elena, Salvador se obsesiona con ella hasta poner en peligro la frágil realidad de la familia. Heridos y zarandeados por las circunstancias, los protagonistas de “Los girasoles ciegos” se golpean contra un muro de represión, amores imposibles y derrotas emocionales, tras un rayo de luz que les devuelva a la vida.

Cuando “Los girasoles ciegos” de Alberto Méndez (Anagrama) llevaba ya 24 ediciones, llegó esta versión cinematográfica de José Luis Cuerda, que recrea dos de los relatos del exitoso libro. Javier Cámara es el antifranquista que, tras la Guerra Civil, se ve obligado a esconderse en el piso de su mujer (Maribel Verdú), por quien empezará a suspirar, algo más que espiritualmente, un nuevo diácono (Raúl Arévalo), recién llegado a ese Orense de 1.940.

Crítica:

31.08.2008 – ANTON MERIKAETXEBARRIA

Las flores del Mal

Con “Los girasoles ciegos”, el realizador José Luis Cuerda añade una reflexión más a los duros años de la Guerra Civil española, que se complementa con “La lengua de las mariposas (1.999)”. Aquí, la tragedia se desarrolla en plena posguerra, en el seno de una humilde familia de la provincia gallega de Ourense, que incluye una mujer valiente, un marido convertido en hombre oculto por sus ideas políticas y un sesgado seminarista, quienes conducirán la trama hasta un auténtico callejón sin salida.

Todo este mundo guarda ciertos puntos de contacto con la insólita película de Fernando Fernán Gómez titulada “Mambrú se fue a la guerra”, rodada en 1.986. En aquel largometraje se retrataba a un hombre encerrado durante 40 años en una cueva.

Pero, en la película de José Luis Cuerda, el siempre seguro Javier Cámara da vida a ese individuo mortalmente aislado, incapaz de satisfacer los deseos de su esposa, encarnada por Maribel Verdú con admirable poder de convicción, al tiempo que sufre el perpetuo acoso del personaje interpretado de forma impecable por el joven Raúl Arévalo. Pocos personajes intervienen en la película, pero todos muy intensos para un filme de factura clásica, denso y de una sobriedad notable, realizado sin concesiones a la galería.

Si el miedo es el padre de la crueldad, “Los girasoles ciegos” lo muestra de manera elocuente, ya que los silencios, las miradas, el murmullo de las conversaciones, la asfixiante realidad circundante actúan por impregnación, hasta el punto de causar honda desazón en el público espectador.

La tristeza de la derrota, la metafísica del fracaso, también ocupan un lugar destacado en el discurrir del filme, que logra esquivar dos escollos casi inevitables en este tipo de temas: la poesía un poco pringosa del realismo mágico y el típico mensaje contemporizador, que propugne el olvido de una guerra atroz. Y, por si fuera poco, el desgarrador grito final de Maribel Verdú -en su 'año de las luces'- les partirá el corazón.


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