Revista Opinión

Los habituales impasses humanitarios

Publicado el 28 abril 2015 por Carlos Armando Cuervo @albinoni6

Como consecuencia del naufragio de un barco pesquero con cerca de trecientos inmigrantes en el Mediterráneo, los países europeos elevaron la situación reiterada de refugiados en riesgo a desastre humanitario, para de esta manera asumir con una menor precariedad logística el control a la navegación de estos barcos y el rescate oportuno de los que sufren desperfectos o zozobran.
Pero de igual manera asi como asistimos a esta penosa circunstancia, también advertimos periódicamente sin interesarnos el martirio y la ejecución de cristianos en los países mediterráneos de Asia y Africa o al desplazamiento de Kurdos en Turquía e Irak, o la persecución de homosexuales en todas las regiones en donde la prédica del Islam es mayoritaria, así mismo las hambrunas en el Sahel africano y los ininterrumpidos flujos de refugiados provenientes de los conflictos en Afganistán, Pakistán, Irak, Siria, Yemen, Libia, Centro América y Colombia.
El común denominador ante este conjunto de acontecimientos dolorosos e inhumanos es la escasa atención y la nula o mínima respuesta de la comunidad internacional; además de la desidia para enfrentar las raíces de estas hecatombes sociales por los lideres de los gobiernos involucrados.
Una parte del origen del problema en el Mediterráneo está en la incidencia de la intervención por parte de los servicios secretos europeos, israelitas y estadounidense en la llamada primavera árabe, cuyo error mayoritario se evidenció en Egipto con la salida de mubarak y el ascenso al poder de los hermanos musulmanes; corregido con un contragolpe auspiciado por los gobiernos que  hablan eliminado al régimen anterior. Esta serie de hechos desencadenó en la zona una inestabilidad política y un escalamiento de la violencia, generando  aumentos sostenidos  en el flujo de inmigrantes, quienes huyen en busca de la seguridad y de hallar un  trabajo digno y estable. A ello debemos anexar el influjo de las políticas colonialistas en el resto de Africa por los principales países europeos quienes han auspiciado regímenes autoritarios y expoliadores, los cuales  sepultan en la total miseria a grandes mayorías.
Todos estos acontecimientos reunidos han alentado a emigrar a miles, tras de un sueño de prosperidad en Europa.
En Centro América las políticas excluyentes en contra del campesinado y las complacientes actitudes ante el narcotráfico y sus bandas criminales (Maras) con sus violentos métodos, han sembrado el clima necesario para originar un éxodo para cientos de familias que ven en los Estados Unidos la tierra prometida. La verdad asistimos a un conflicto humanitario de proporciones escandalosas con refugiados  albergados de manera inhumana en la frontera sur de esta nación, principalmente menores de edad en estado de indefensión y alojados con la mayor precariedad.
En Colombia mi país de residencia, tras 55 años de guerra sucia e irregular, el flujo de desplazados creció año tras año hasta ajustar al menos 5 millones de personas. A pesar de las nuevas leyes de restitución de tierras legisladas y aprobadas por el actual gobierno, los esfuerzos se han visto menguados ante la falta de aplicar políticas de seguridad que permitan a los despojados regresar a sus parcelas sin amenazas contra su integridad.
Europa al igual que Estados Unidos, pueden disminuir intensamente  sus flujos de inmigrantes clandestinos en las naciones de origen, para ello se requiere de políticas audaces que permitan recuperar las precarias instituciones democráticas y estabilicen sus pequeñas economías, todo con el fin de eliminar el caos social en el que viven.
Sino continuaremos asistiendo al dantesco escenario de tragedias, hambrunas, matanzas y violaciones a los derechos humanos, acrecentadas o disminuidas por los medios de comunicación. Por ello en ocasiones reflexiono si a los países de Europa y Norte América,  realmente les interesa resolver con seriedad estos hechos o simplemente no les inquieta solucionar estas tragedias que atañen a ciudadanos de segunda categoría por no ser connacionales de estos ricos y organizados estados.
Con el próximo titular sensacionalistas descubriremos que tanto disminuyen categóricamente las simientes de estos sucesos.

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