Los hermanos sean unidos, ¿siempre?

En casa somos muchos, una banda, pero estamos convencidos que todos y cada uno de nosotros necesita su espacio personal. Creemos que los niños precisan en especial tiempo de “mamá y papá” uno a uno.

Me gusta que hagamos actividades en familia: desayunar juntos para arrancar el día, cenar en familia para hablar sobre lo que pasó en la escuela, realizar salidas familiares, participar en eventos sociales y culturales, sentarnos a ver una película un domingo lluvioso y mucho más.

También creo en los tiempos “de a dos”, esos ratos en que le puedo dar la atención exclusiva a cada uno de mis hijos. Puede ser en actividades largas, en pequeños momentos, o en miradas pícaras. Más allá de que sean grandes, todos ellos necesitan a sus papás, y es ahí donde nos tenemos que hacer el tiempo para darles esa atención.

En casa aplico varias técnicas, que me ayudan a estar en sintonía y lograr encontrar en la rutina diaria ese momento tan preciado. ¿Te cuento?

El beso de las buenas noches: no importa la edad, dedicarle esos minutos al final del día para darles un beso, abrirles la cama, leerles un cuento o cantarles una canción te permite conectarte con cada uno de los chicos de manera especial.
El abrazo del reencuentro: ya sea que los busques tú, vuelvan en micro escolar o que lleguen a casa ellos mucho antes, un abrazo cuando te los vuelves a cruzar en el día y un simple “¿cómo te fue hoy?” van a lograr que te reconectes de nuevo.
Un almuerzo especial: buscar a uno de ellos al mediodía y compartir una comida de a dos es único: la charla que se genera desde la complicidad de estar solos cuando el resto está en la escuela, permite relajarse de otra forma y lograr conversaciones más profundas.

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