Revista Cultura y Ocio

Los improductivos de Cristián Londoño Proaño | David Rubio

Publicado el 24 enero 2017 por Iván Rodrigo Mendizábal @ivrodrigom

Por David Rubio

(Publicado originalmente en el blog del autor, Relatos en su tinta, el 20 de octubre de 2016)

Los improductivos

Los improductivos

El nombre del protagonista es Operador 220. Si, además, os digo que el género de esta novela corta es la ciencia ficción, seguro que más de uno pensara que se trata de la típica historia que muestra una sociedad distópica. Pues sí, la novela se desarrolla en un futuro hipotético pero de una manera que no os podéis imaginar.

Solo los grandes dominadores del género como Cristian Londoño (más abajo os dejo su biografía literaria) pueden coger la sociedad actual y extrapolarla a un futuro no tan lejano como podemos suponer. Y ello sin necesidad de explicar cómo funciona. El trabajo de creación de ese mundo futuro es tan concienzudo que no es necesario dedicar espacio para explicárselo al lector, es el propio lector quien “lo ve y lo comprende” con el transcurrir de la historia. Y lo que ofrece esta novela es, sobre todo, una historia. Una fantástica historia que hará las delicias a los amantes del género negro. Un momento, ¿no era de ciencia ficción? Sí, está ambientada en una sociedad futura, pero es una historia en la que el protagonista se verá inmerso en la investigación de una desaparición que cambiará su vida para siempre.

Argumento

El Operador 220 es un ser humano que trabaja en una corporación dedicada a la especulación bursatil. Es un engranaje más de un sistema, la “Sociedad Productiva”, en el que solo tiene sentido la capacidad del individuo para generar beneficios. Las relaciones interpersonales no existen, la única misión de cada uno es conseguir ser más productivo que los demás y así poder ascender, hasta convertirse en un Hacedor, uno de los que dirigen el sistema. Y este personaje es uno de los mejores, pero su vida dará un giro completo cuando su máximo rival la operadora 305 desaparece de su puesto de trabajo. La investigación que se iniciará lo señalará como algo más que un sospechoso y ello podría llevarlo a compartir el destino reservado a los improductivos: ser reciclados para generar nuevos seres humanos cuyo ADN se diseña para la producción. Sí, estamos hablando de clones. ¿Conseguirá escapar del sistema? Esa no es la pregunta sino si existe algo más que el sistema donde poder refugiarse. Por supuesto, tendréis que leerlo para averiguarlo.

Opinión personal

Es una novela fantástica. Se plantea una sociedad futura en la que el ser humano, como individuo, no existe. De hecho, carece de nombre. Son números que solo tienen sentido para perpetuar el propio sistema y, a su vez, ser creados por el mismo. El ciclo vital de estos clones humanos es conseguir elevar la productividad y, cuando ya no sirven, son reciclados para conseguir nuevos sujetos que los reemplacen. Por supuesto, no existen las relaciones emocionales y todos ven al otro como un enemigo.

Al margen de que la historia es muy entretenida y atrapante, me quedo con los símbolos o elementos que la sostienen. Por ejemplo, la propia actividad económica o productiva es una indefinida compraventa de valores. Digo indefinida porque no sabemos exactamente a quién ni con qué finalidad práctica más allá de aumentar los beneficios. Unos beneficios que, por otra parte, parecen alejados de cualquier riqueza tangible, es el imperio de la especulación, del crecimiento virtual del beneficio, sin que ello tenga el menor sentido compensatorio para la sociedad en sí.

Para una sociedad así, los individuos deben ser iguales, por supuesto. Tan iguales que apenas exista diferencia entre unos y otros. Deben estar alejados de cualquier relación emocional o familiar. Solo así tiene sentido que la clonación sea el medio de reproducción, solo así se explica la ausencia de nombres.

La cosificación del ser humano llega a tal punto que hasta la labor policial parte del estudio genético para detectar si el individuo es potencialmente peligroso.

Muchos son los temas que trata, pero todos se encuentran bien engrasados en el desarrollo de la historia.
Una novela, en definitiva, con varios niveles de satisfacción para el lector. La resolución de un misterio, la evolución del personaje que se revela contra el sistema, cuando el sistema trata de expulsarlo. La reflexión sobre a dónde nos puede llevar la sociedad actual… Esto último puede explicar que los capítulos estén numerados en orden decreciente. He de reconocer que de entrada pensé con que el autor pretendía llevarnos a un nuevo comienzo, por tanto la historia era una cuenta atrás a un nuevo amanecer. Pero, al terminarlo, he reparado en que al releerlo en orden inverso, percibo que existe una intención de mostrar cómo ese final podría ser el inicio que llevara al sistema que inicia la novela.

Apuntes sobre el autor

Nacido en Quito, 1973. Escritor, guionista, productor y realizador audiovisual. Publicó los poemarios Desojare y Luna de Solitarios. Publicó las novelas: El instinto de la Luz, El tiempo muerto y, recientemente, Underbreak. Obtuvo los premios: I Bienal de Joven Poesía Ecuatoriana Jorge Carrera Andrade y el primer premio del V Festival al aire libre del Municipio de Guayaquil. Obtuvo una beca del Ministerio de Cultura del Ecuador. Escribió y dirigió las obras de teatro: Amantes azules y los Cirios Negros. Escribió, dirigió y produjo varios cortometrajes y documentales entre ellos Jorge Enrique Adoum: el poeta desenterrado; Malayerba: la condición humana y Jorge Velarde: autoretratos. Escribió, dirigió y produjo la serie documental de literatura La Belleza de Sentir y la serie documental de arte ecuatoriano Arte de Sentir.

Asimismo podéis encontrar textos suyos en su página web: DESDE MI ESCRITORIO

El libro está disponible en Amazon, podéis adquirirlo siguiendo este enlace LOS IMPRODUCTIVOS

¡Saludos tinteros!

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Archivado en: Novela, Reseña Tagged: Clonación, Cristián Londoño Proaño, Distopía, Futurización, Género negro
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