Revista Opinión

Los liberales van a votar

Publicado el 24 noviembre 2015 por Elturco @jl_montesinos

Los liberales van a votar

No hace 24 horas que una nueva campaña del Club de los Viernes ha convertido en Trending Topic, TT para los iniciados, la etiqueta #YoSoyLiberal, lo cual, dicho sea de paso, no es mala noticia para quienes nos declaramos firmes defensores de la Libertad. Quizá a algunos se nos queda corto el apelativo, el de liberal vaya. Por más que hay quien se empeña, yo no veo nada de malo en ser un defensor radical de la misma. Yo soy libertario si me apuras. Radical, como decía, en la defensa de las libertades y contra el poder del Estado. Por dar un paso más, si acaso. Pero eso es hilar muy fino para el profano, y me iría por la tangente.

El hecho tiene varias lecturas. La inmediata es que las redes sociales se encuentran perfectamente nutridas de militantes de la causa. Sin vergüenza. Con orgullo. Sabedores que la razón y los datos están en este rincón en la pelea. Que internet es un feudo donde la Libertad, en mucha mayor medida que en el mundo físico, campa por sus respetos no es nada nuevo. La creatividad deslocalizada de los programadores avanzados va siempre por delante del celo regulatorio de los Estados, que se afanan en capar y embridar la red, siempre un paso por detrás. Así, en este contexto, organizaciones sin forma ni organigrama conocido, como Anonymous le declaran la guerra cibernética a Daesh, con muchas posibilidades de hacerles verdadera pupa. Es pues terreno abonado para difundir ideas liberales, para compartir y para cruzar artículos, papers o infinidad de datos. En la red la Libertad se abre paso, y sus defensores nos podemos hacer oír. Ayer lunes, sin ir más lejos. Que siga.

Existe por contra otra derivada que es la que me ha traído hasta esta entrada turca. La heterogenia real del grupo de los que se autodefinen como liberales me provoca un recelo, que la experiencia confirma, acerca de lo que acontecerá el próximo 20 de diciembre, día de las próximas elecciones generales. Si nos atenemos a lo que sucede, con cierta frecuencia, en las redes sociales, deberíamos inferir que el aumento de las posiciones liberales en los resultados de las votaciones debería aumentar. Me vale acaso la abstención como posición antiestatista. Respeto pero no comparto, como dice el mantra. Las andanadas pro Libertad o anti Estado se vienen sucediendo cada vez con mayor frecuencia y con mayor éxito, pero me barrunto sin miedo a equivocarme que las posiciones colectivistas seguirán copando el hemiciclo español.

Duele pensar que muchos de los que hayan apoyado alguna de estas campañas entenderán por útil el voto a un partido que ha subido más los impuestos que proponía IU. Que no ha parado de gastar. Que nos ha hecho más pobres. O a otro que propone controlar la educación o limitar horarios comerciales. Mantener impuestos. Y que además, se proclama socialdemócrata. Hay que parar a Podemos o al PSOE, dirán. No hay mucha diferencia. Ninguna, diría yo, entre unos y otros, rojos, azules, morados o naranjas. De los cuatro partidos que dominan las encuestas o de los nacionalistas de turno debiéramos saber qué podemos esperar. Nada ha cambiado demasiado en 40 años. Corrupción y mal gobierno. Apoyando por la gobernabilidad aquí o allá. No, no lo inventó Rivera, si no el Sr. Pujol, que ya me dirás tú la que tiene formada. Allá cada uno con su conciencia.

Espero equivocarme por mucho. Sé – tengo la intuición fundada – que las opciones liberales, entre ellas la más liberal de todas, la más libertaria, la más firme defensora de la Libertad, el Partido Libertario, P-LIB, si es que hay alguna otra que merezca llamarse tal, seguirán creciendo en apoyos. Es un movimiento que no va a parar. Y seguirá creciendo, pese a quien pese. Pero la realidad es que muchos de los que se dicen liberales aun albergan muchos miedos a ser libres en toda la extensión de la palabra. Buscarán el consuelo del mal menor, ese colectivismo conocido y calentito. Esa sopa de suela de zapato, que bien aderezada con bonitas palabras parece que algo alimenta, aunque no. Volverán a su voto del todo inútil. Y alguno luego osará decir que no le representan. Recordando aquello que decía Jack Nicholson, son de esos que se llenan la boca hablando de libertad y cuando ven a un hombre libre de verdad se cagan en los pantalones. Quizá sea el momento de quitarnos los pañales y convertirnos en adultos. Libres y adultos.


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