Poco después de la muerte de Franco un periodista, militante entonces del PSOE en Bruselas, acompañaba a Curro López del Real, el exiliado responsable de Relaciones Internacionales del ese partido, a recoger en ciudades centroeuropeas unos maletines.
Renacían los partidos políticos y el PSOE recibía ayuda del SPD alemán y otros partidos socialistas europeos que, a su vez, eran subvencionados por empresas beneficiarias de contratos públicos que esperaban recibirlos también en la nueva España.
Así se construyó la democracia. Con ayudas extranjeras porque no existían partidos con estructuras sólidas, salvo el Comunista, PCE, generosamente alimentado por Moscú y sus aliados.
Ya en 1984 acusaron a Felipe González de haber recibido cuatro millones de marcos del consorcio industrial Flick a través del SPD, pero el entonces primer ministro lo negó.
Él no había recibido nada, y no mentía: el PSOE tenía los marcos, pero llegados por otro camino.
El acusador de Alianza Popular, precursora del PP, era el hoy ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que pudo haber creado un vídeo comparando a González con Nixon y el Watergate, como hace ahora el PSOE con Rajoy.
En 1989 vinieron los casos Filesa, Malesa y Time-Export, con condenas firmes al PSOE. Después, el ministro socialista de Obras Públicas Josep Borrell escribió una carta abierta a los empresarios para que no pagaran comisiones ni siquiera al PSOE.
Los españoles parecen creer que la trama Gürtel y Bárcenas servían al PP. Puede ser verdad. También es posible que beneficiaran exclusivamente a esos militantes.
Lo cierto es que los partidos y sus numerosos dirigentes, incluidos los comunistas, reciben prebendas y se prestan a corrupciones conocidas por todos. Proliferan los Nixon.
Cuando aparece un apóstata enrabietado como Bárcenas, termina comiéndose a los examigos, quizás a Rajoy también.
------
SALAS
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure