Revista Cine

Los miércoles no existen: recortes

Publicado el 24 octubre 2015 por Juancarrasco @JuanCdlH

A mediados de 2012 se sacó de la chistera Peris Romano (escritor y director de 8 citas, y episodios televisivos de distinto calado popular) un guión divertido y con mala uva de enredos de pareja e instintos primarios llamado Los miércoles no existen. El problema para que cobrase vida el proyecto residía en la coyuntura económica tremebunda en la que zozobraba el país, que había arrastrado a la industria del cine al abismo. Por ello se optó por aprovechar el buen momento que paradójicamente vivía el teatro, y lo que se había concebido para la gran pantalla acabó transformándose en una estupenda obra sobre las tablas, original, atractiva y cercana, que arrancó con justicia aplausos de toda índole.

Los miércoles no existen: recortes
Pero toca ahora centrarnos en la versión que la popularidad de la original ha puesto en bandeja para el cine, de la que se ha encargado el mismo Peris Romano. Y al tratarse del padre de la criatura el que la rebautiza, es de lógica que este vaya a tratar el proyecto con mimo y que se respete la esencia. Así se transmite a la pantalla ese regusto agridulce de las historias de flechazos y desamor entretejidas para desembocar en una composición coral que el reparto, con algunos de sus miembros repitiendo de la obra teatral, hace plenamente suya. Adornan el proyecto los conocidos rostros de Gorka Otxoa (reincidente) y Eduardo Noriega (se incorpora para la película), aunque son la soltura de Inma Cuesta y Alexandra Jiménez o la gracia de los momentazos del personaje de William Miller, como pez en el agua dando vida a ese pedazo de descerebrado sin causa, los que realmente aportan quilates de oficio interpretativo.

Sin poderse aplicar a la cinta el sobrenombre de musical, son las canciones precisamente un elemento protagonista más de la historia, ya que estos paréntesis suponen para el espectador la forma de asistir en directo a las reflexiones mentales de los protagonistas haciendo ejercicio de fresca y reveladora evasión de la realidad. El escenario de la ciudad de Madrid más bella que recuerdo en este medio también aporta lo suyo.

Pero el hecho de que quien firme la película sea el responsable del éxito teatral también tiene sus pegas: difícilmente se puede encarar con objetividad la mutilación y retoque de algo que le ha dejado con tan buena sensación de trabajo bien hecho, y claro, cae en la tentación de dejar las cosas como estaban a la vez que añade el metraje dedicado a la conducción propiamente cinematográfica. El resultado es alargar a dos horas lo que bien se puede contar en hora y media, lo cual lastra una historia supuestamente dinámica, y unos diálogos brillantes, sí, pero igualmente extensos, que funcionan mucho mejor sobre tablas en vivo y en directo que delante de las butacas de un cine. Esta incapacidad para el recorte sensato hace bueno ir a ver la obra (el teatro siempre es una experiencia recomendable y enriquecedora), pero no convierte en fallida esta película que va en la osada onda de los últimos tiempos que anuncia un cambio de vientos en el cine español. Nos alegramos mucho de ello.

Dirección:
Peris Romano. País: España. Duración: 128 min. Género: Comedia dramática, romance, musical. Intérpretes: Eduardo Noriega, Inma Cuesta, Gorka Otxoa, Alexandra Jiménez, Andrea Duro, William Miller, María León. Guión: Peris Romano. Música: Ester Rodríguez & Alberto Matesanz. Fotografía: Jon D. Domínguez. Estreno en España: 16 Octubre 2015.


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