Revista Cultura y Ocio

Los nacionalismos como tapadera

Publicado el 12 agosto 2014 por Albilores @Otracorriente

nacionalismos

Como dirían los más entusiastas comentaristas deportivos, los nacionalismos que florecen dentro de estos territorios que tradicionalmente se han dado en llamar España están on fire. Tanto los nacionalismos denominados periféricos por los más avezados periodistas como el nacionalismo español que practican los españoles de bien, es decir militantes del PP, fascistas, grandes empresarios y periodistas afines a estos colectivos, han decidido lanzarse a defender sus particulares cruzadas, unos a favor del separatismo y la independencia; otros en pro de la unidad de España, indisoluble e indivisible –a veces parece que en lugar de un país estemos hablando de un átomo- contra los que desean desintegrarla.

Sin embargo, pese a este fervor fundamentalista de los argumentos de unos y otros –tantas veces simplones y carentes de todas luces-, últimamente se les está viendo el plumero demasiado. Tras este sacro santo sentimiento patrio, sea cual sea la que ellos consideren su patria, han salido a la luz últimamente no pocos escándalos financieros de aquellos que se consideran defensores de sus patrias.

Los escándalos del PP –partido que nos gobierna y que está imputado por el caso Gürtel  y por no sé cuántas cosas ya, y cuyos miembros se han erigido como los legítimos salvadores de la patria española frente a los nacionalismos destructores de ésta- demuestran que lo único que aman de España es su dinero puesto que llevan ya varios años saqueándola. Lo mismo que muchos grandes empresarios afines a este partido, con causas pendientes por evasión de impuestos, fraude fiscal o blanqueo de capital, como Blesa o Arturo Fernández; o que ya están en la cárcel, como Díaz Ferrán, por poner algunos ejemplos.

Por otra parte, los máximos defensores del nacionalismo catalán, creadores del ya famoso “España nos roba”, resulta que se comportan exactamente igual que sus declarados enemigos –en realidad no son tales, pues cuando de trincar dinero se trata están bastante de acuerdo- y meten la mano en la caja del dinero público de todos los catalanes del mismo modo que los otros limpian a los españoles. Recientemente el expresidente de la Generalitat, Jordi Puyol, se ha visto obligado a declarar que llevaba cometiendo fraude fiscal durante 31 años, por no hablar de sus hijos y de su partido, CIU – tampoco se quedan atrás sus socios de ERC-, que con la tapadera del nacionalismo, se ha llevado hasta las zapatillas de los catalanes, los cuales deben de sentirse ahora como unos idiotas, exactamente igual que los españoles. Al final va a tener razón Rajoy cuando dice que es más lo que nos une que lo que nos separa, pues de chorizos y corruptos vamos bien servidos.

Así pues, la política de los nacionalismos, tanto del separatista como del unionista, por llamarlos de alguna forma, tienen tanto en común que las defensas a ultranza de sus supuestamente queridas patrias sólo sirven para justificar su existencia y poder así robar a manos llenas en su nombre, porque la política de ambos es la de recortar derechos, subir impuestos, favorecer al poder financiero y mantener sus privilegios a costa de los ciudadanos –baste, si no, echar un ojo a las votaciones del PP y de los partidos nacionalistas en el congreso de los diputados y el parlamento europeo para ver que votan exactamente lo mismo y respaldan las mismas políticas de austeridad que impone la Troika y el FMI-.  Y que quede claro que nosotros aquí nos referimos al comportamiento de los personajes públicos que representan estos nacionalismos y no a los ciudadanos cuyos sentimientos son y deben seguir siendo los que a cada uno le dé la gana, faltaría más.


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