Revista Diario

Los niños de alta demanda también crecen, ¿qué pasa después?

Por Belen
Los niños de alta demanda también crecen, ¿qué pasa después?
Era el año 2010 cuando en el blog hablaba de los niños de alta demanda. Y titulaba el post: Niños de alta demanda, un caso para "Friker" Jiménez. Entre burla y desesperación os hablaba un poco de cómo vivíamos en casa el huracán Rayo, y es que después de muchas búsquedas, de muchas consultas y de muchas preguntas, concluímos que la criatura era de alta demanda. Durante un tiempo, habiendo pasado lo peor, incluso quise yo misma engañarme diciendo que quizá no era para tanto, que era un niño difícil pero el calificativo de 'alta demanda' era algo excesivo. Pues ya estamos en 2015, 5 años después os puedo decir que sí, que Rayo era, es y será un niño de alta demanda.
Lo que pasa que 'las demandas' cambian según van creciendo. En los primeros años lo más llamativo es el apego excesivo, la falta de sueño, la frustración, la intensidad de emociones (especialmente las negativas). Y todo ello te sobrepasa porque aparte de tu agotamiento, tu propia frustración y el no entender qué ocurre tienes que lidiar con la incompresión de tu entorno y la inevitable comparación con otros niños. Y eso, amigos míos, se lleva mal, muy mal. Y como las madres somos así pues a todo este tinglado que tenemos montado le añadimos una pizca de culpa, porque esa se empeña siempre en sumarse a la fiesta. Y claro, el lío ya está montado.
¿Y qué ocurre cuando crecen? 

Queridos padres y madres, miedo me da seguir escribiendo pues no quiero que esto os sirva de guía, tan sólo quiero contar mi experiencia que no tiene que ser igual a las de otras familias. En nuestro caso, el tsunami de los tres primeros años cedió y las cosas mejoraron:

  • El sueño. Aquí encontramos al fin la paz. Al poco de cumplir tres años los despertares disminuyeron y en pocos meses comenzó a dormir del tirón. Esto fue un paso de gigante, pues la vida se ve con otros ojos cuando puedes dormir. Si alguna vez os veis en la tesitura de torturar a alguien no le dejéis dormir. A día de hoy Rayo duerme sólo, en su cuarto, del tirón y sin mayores problemas.
  • Los berrinches. También fueron cediendo en intensidad y en frecuencia tras pasar la barrera de los tres. Alguno había, esto no fue de la noche a la mañana, pero eran más cortitos y llevaderos. Ayudó mucho su madurez, que duda cabe. A medida que fue creciendo él fue entendiendo mucho mejor los motivos, sus emociones. Me ayudó mucho cambiar el chip. Hubo un punto de inflexión donde yo me derrumbé. Lo confieso, no podía más. Pero después de reflexionar me di cuenta que quizá si yo cambiaba mi actitud las cosas podrían mejorar. No sé si eso sirvió o si su madurez ayudó, pero la realidad es que las rabietas disminuyeron. Obviamente hoy, a sus 8 años, ya no hay rabietas pero sí salidas de tono en alguna ocasión con un enfado importante que cuesta controlar. Es muy puntual y aquí sí os digo que no se diferencia mucho de algún que otro amigo con fuerte carácter. Así que ¡prueba superada!
  • La frustración. Ese ha sido y es un gran caballo de batalla. Pero crecer, el cole, la ayuda de su profe de infantil me ayudaron a poder comprenderle mejor y todo fue mejorando. Pero como digo, este es un handicap difícil con el que seguimos luchando. El diálogo, la comprensión, y no juzgarle es lo que nos ayuda cada día.
  • Necesidad de apego continuo. En este punto hemos tardado más, recuerdo que cuando comenzó el cole, con 3 años y medio, su única obsesión es que yo me iba a casa y estaría muy lejos de él. Así que me inventé un truquito, en la puerta del cole hay un banco y yo le dije que me quedaría ahí mientras él estuviese en clase. Sólo con esa muleta él tuvo la suficiente seguridad en sí mismo para entrar al aula contento.  ¿Y qué pasa a día de hoy? Tanto pegarse a mi, tanta necesidad de contacto y hoy es absolutamente independiente. Quizá porque sabe que yo sigo estando aunque respetando los límites que él me impone, quizá porque ese contacto continuo le ha ayudado a forjar esa seguridad que en los primeros años parecía faltarle. Sea como sea, a día de hoy es un niño sanamente independiente, con la necesidad de afecto normal que pueda tener cualquier otro crío de su edad. 
  • Separación. Esto me superó, no podía hacer nada sin él. Si me iba de casa, imaginad al médico por ejemplo, tenía que ser a escondidas y sabiendo que cuando se diera cuenta habría berrinche. Como el punto anterior, prueba superada. Ya no hay atisbo de miedos o dudas. Creo que pensaba que no iba a volver o algo así, no sé, pero el pobre lo pasó muy mal.
  • Emociones intensas. Aquí, queridos amigos, nos tenemos que conformar con lo que hay. Ellos son intensos y sus emociones van a la par. Sufrirán lo que no está escrito con lo malo (o lo que ellos perciben como malo) y disfrutarán como nadie de lo bueno. Aquí os tocará dar apoyo a mansalva, enseñarles a que no todo lo malo es.... tan malo. Es hora de enseñarles a identificar emociones, atenuarlas, buscar soluciones, trucos para sentirse mejor..... Consejo: os tocará un gran trabajo de reflexión propia para poder ayudarles y enseñarles. Pero no viene mal, os lo digo por experiencia. 
  • Insatisfacción. Otro caballo salvaje con el que lidiar. Ahí sigo, pero la edad trae consigo el poder comprender mucho más, el poder tener conversaciones que ayudan y aclaran. A la insatisfacción se unirá la exigencia, tanto propia como ajena. Cuidado con lo que les exigís, porque ellos ya lo hacen por sí solos. 
  • Máxima actividad, ya sea mental o física. Son niños que nunca paran y con muchas inquietudes. Rayo aprendió a leer sólo, como quien dice, al poco de cumplir 4 años. Llevaba tiempo leyendo sílabas, identificando letras por la calle, los carteles, esas cositas que todos hacen. Pero un día se empeñó en que no le leyéramos nosotros, en coger sus cuentos e ir uniendo sílabas, después palabras hasta que un día nos leyó del tirón un par de frases y su padre y yo casi nos caemos de culo. Eso mismo lo ha hecho con las operaciones matemáticas por ejemplo. Ha ido sacando la regla para entender y por ejemplo a multiplicar no ha sido necesario enseñarle. El último ejemplo, acaba de terminar un libro de 280 páginas, lo ha leído en 3 días. Lo dicho, ¡no pueden parar! El consejo que nos dieron a nosotros es que a nivel cognitivo hay que darle lo que pide y a nivel físico.... pues también. 

Como veis se dejan atrás algunas facetas pero se enfrentan otras. Y la única manera de conseguir que ellos estén bien es el apoyo, la comprensión, el diálogo y la dedicación. Todos los niños necesitan dedicación, mucha, muchísima, pero estos niños mucho más. No, esto no es un espejismo, un caso de padres exagerados, algo que no exista o a lo que no haya que dar importancia. Esto es real, es algo con lo que lidiar cada día. Es una crianza intensa como ellos.
En nuestro caso, debido a la particularidad de Rayo y su salud, se añade algún problemilla que no me atrevo a calificarlo como consecuencia de su alta demanda pues sinceramente tengo mis dudas. Aunque es muy posible que así sea.
En cualquier caso, padres de niños de alta demanda, es normal que os sintáis sobrepasados, que os sintáis incomprendidos pues la tolerancia en ocasiones brilla por su ausencia o que incluso sintáis culpa. Si os sentís mal, ¡pedid ayuda! Bien a otros padres con hijos como los vuestros, o a algún profesional (pedagogo, educador, psicólogo) que os pueda escuchar o dar pautas para que os sintáis respaldados.
La educación de un niño de alta demanda es una carrera de fondo, toda ayuda es poca, no lo olvidéis. Y no, no todo es duro, son niños maravillosamente emotivos, espontáneos, inteligentes, emocionalmente intensos, creativos y muchísimas cosas más. Pero son niños diferentes y la sociedad en la que vivimos no lleva bien la diferencia. 
¿Crees que tu hij@ es de alta demanda? No dudes en contárnoslo, hablar de ello es necesario y positivo.
Para saber más:
Atención constante en niños de alta demanda más mayores ¿Cómo son los niños de alta demanda al ir creciendo? ¿Todos los niños de alta demanda tienen altas capacidades?


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