Revista Salud y Bienestar

Los niños que duermen menos de 8 horas al día tienen más riesgo de obesidad

Por Fat
"Desde hace años, existen estudios experimentales y epidemiológicos que demuestran que la privación crónica de sueño se relaciona con obesidad y problemas secundarios al síndrome metabólico. En concreto, se ha demostrado que los niños que duermen menos de ocho horas al día tienen mayor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad", explica la Dra. Milagros Merino, neurofisióloga clínica y miembro de la Sociedad Española de Sueño. Un dato especialmente importante si se tiene en cuenta que algunos autores también reconocen que una correcta higiene del sueño podría llegar a frenar el desarrollo de obesidad en la infancia.
En la actualidad, cerca de un tercio de los niños y adolescentes españoles tienen algún trastorno de sueño, lo que favorece la aparición de complicaciones en el sistema cardiovascular y metabólico, además de desencadenar un crecimiento más lento o trastornos de conducta. Por esta razón, durante la jornada de hoy de la XXI Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), que se celebra estos días en Burgos, los más de 300 especialistas han debatido sobre los principales trastornos de sueño que se manifiestan en la edad pediátrica y todas las complicaciones relacionadas.
El Síndrome de Apneas-hipopneas durante el Sueño (SAHS) en los niños es un trastorno respiratorio del sueño, caracterizado por una obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior y/o una obstrucción intermitente completa (apnea obstructiva) que interrumpe la ventilación normal durante el sueño y los patrones de sueño normal. Aunque este síndrome puede aparecer a cualquier edad pediátrica, el pico de máxima incidencia se sitúa entre los 2 y 6 años, ya que afecta a entre un 2% y un 4% de los niños en esta edad. "Factores como la hipertrofia amigdalar y adenoidea (vegetaciones), las malformaciones craneofaciales, las enfermedades neuromusculares o la obesidad incrementan notablemente la aparición de SAHS.", explica la Dra. María Luz Alonso, miembro de la SES.
En el SAHS infantil el tratamiento es fundamental, ya que las consecuencias son un aumento del trabajo respiratorio, hipoxemia (disminución del oxígeno en la sangre) intermitente, fragmentación del sueño e hipoventilación alveolar. "Sin el diagnostico y el tratamiento adecuado el SAHS en la infancia puede tener graves consecuencias en la esfera neurocognitiva y cardiovascular, alteraciones metabólicas durante el desarrollo y bajo rendimiento escolar", apuntan las especialistas.
Aunque tradicionalmente el SAHS infantil se asocia a niños con bajo desarrollo pondoestatural y retraso en el crecimiento, el incremento de la obesidad infantil ha cambiado el fenotipo de este trastorno. "La obesidad en los niños se asocia a alteraciones respiratorias, y en este sentido aunque los estudios muestran en ocasiones datos discordantes, parece que la obesidad se asocia a un aumento de los trastornos respiratorios durante el sueño en los niños", indica la Dra. Alonso.
A la hora de avanzar sobre el diagnóstico del SAHS, la Dra. Merino lo tiene claro: "la piedra angular es el pediatra de atención primaria, quien puede y debe identificar los síntomas sugestivos de este trastorno y derivar al pequeño a una unidad de sueño para hacer las pruebas necesarias y plantear un tratamiento individualizado". Sin embargo, a día de hoy muchos trastornos de sueño pasan desapercibidos durante la infancia "porque, muy a menudo, los propios profesionales sanitarios minimizan el problema con un ‘ya se le pasará’", completa la neurofisióloga.
En este sentido, los especialistas refuerzan la necesidad de formar a todo el personal sanitario implicado en el abordaje de los trastornos respiratorios del sueño, además de contar con información dirigida a los propios padres. "En los niños con SAHS los síntomas clínicos diurnos ayudan muy poco al establecimiento de una sospecha diagnóstica, por lo que es fundamental controlar los síntomas nocturnos, para lo que es necesario valorar cómo duerme el niño por la noche o su respiración durante el sueño. Y para ese trabajo debemos contar con el respaldo de los padres", advierte la Dra. Alonso.
En este contexto, la falta de recursos para el diagnóstico del SAHS en la infancia es una de las principales demandas de los expertos, quienes denuncian una falta importante de accesibilidad, a pesar de que el diagnostico y tratamiento adecuado de esta enfermedad supone un ahorro del gasto sanitario. "Los niños con SAHS mal controlado son mayores consumidores de servicios de salud, generalmente debido a problemas respiratorios, con 40% más de visitas al hospital, un 20% más de segundas visitas y un mayor consumo de antibióticos. Sin embargo, en los niños tratados el coste sanitario anual se reduce un tercio, con disminuciones del 60% de ingresos, del 39% de visitas a urgencias, del 47% de consultas y del 22% de prescripciones de fármacos", detalla la Dra. Alonso.
Primer Consenso Nacional sobre Apnea-hipopnea en el Sueño Pediátrico
En el marco de la XXI Reunión Anual de la SES también se ha presentado el Consenso Nacional sobre Apnea-hipopnea en el Sueño Pediátrico, el primero a nivel europeo que está avalado por cinco sociedades científicas, que ha sido elaborado por especialistas procedentes de diferentes ámbitos de la medicina en nuestro país (neumólogos, neurólogos, neurofisiólogos clínicos, pediatras y otorrinolaringólogos), y que aborda el diagnóstico y tratamiento del Síndrome de Apnea-hipopnea (SAHS) en los niños.
La publicación pretende ser una guía de pautas para el diagnóstico tanto para profesionales de atención primaria como especialistas en sueño. Además, el consenso incorpora los actuales protocolos de tratamiento en función no solo de valores polisomnográficos, como se hacía hasta ahora, sino también teniendo en cuenta variables clínicas y de comorbilidad asociada a los trastornos respiratorios del sueño en los niños.
A través de esta obra se establece cómo el primer acercamiento se debe realizar desde pediatría y se marca el algoritmo de cribado con las pautas que deben seguirse para la derivación de pacientes al especialista, con criterios clínicos asociados como problemas de aprendizaje, somnolencia diurna, hipertensión arterial, enuresis (falta de control sobre las ganas de orinar) resistente al tratamiento, obesidad, hipertrofia adenoamigdalar… "De esta forma, se marca un algoritmo no solo para el diagnóstico, sino también para determinar el trabajo conjunto que debe realizarse entre los profesionales sanitarios durante los procesos de tratamiento y seguimiento del niño", puntualiza la Dra. Alonso.

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