Revista Opinión

Los Objetivos del Milenio se cumplen a pesar de la ONU

Publicado el 13 agosto 2013 por Vigilis @vigilis
Los Objetivos del Milenio se van cumpliendo, pero parece que esto no tiene nada que ver con la Declaración del Milenio. Este acuerdo firmado por los países de la ONU en el 2000 se propone cumplir una serie de objetivos medibles para 2015, hacer un seguimiento y comprometer la agenda internacional en estos logros, a saber:
  1. Erradicar el hambre
  2. Acceso universal a la educación primaria.
  3. Igualdad entre sexos.
  4. Reducir la mortalidad infantil.
  5. Mejorar la salud materna.
  6. Combatir el VIH, la malaria, etc.
  7. Sostenibilidad ambiental.
  8. Comprometer a los países desarrollados en la eliminación del subdesarrollo.
La pobreza se está reduciendo. Y lo hace muy rápido. Da igual que empieces a medir desde hace diez, veinte o cincuenta años, el mundo está cambiando mucho más rápido que en la época de la Revolución Industrial. Este éxito sin precedentes en la historia de la humanidad hay quien quiere adjudicárselo.

Los Objetivos del Milenio se cumplen a pesar de la ONU

Cola de reparto de comida en Medellín (España). Hace tres generaciones.

Quien tiene mentalidad de burócrata sólo puede explicar este cambio con una agenda previa, con un modelo a seguir, con unos pasos a dar. Por eso, no sorprende que se conceda el mérito al compromiso de la ONU en la Declaración del Milenio. Sin embargo, analizando los indicadores de cada uno de los ocho objetivos del milenio, parece que los cambios a mejor comenzaron antes de la Declaración. Esto es lo que nos viene a decir Howard Friedman, estadístico de la universidad de Columbia.
En su trabajo Causal Inference and the Millennium Development Goals (MDGs): Assessing Whether There Was an Acceleration in MDG Development Indicators Following the MDG Declaration (PDF), el profesor Friedman analiza las tendencias estadísticas de los múltiples indicadores que constituyen cada uno de los ocho objetivos del milenio. Los resultados son demoledores para la ONU.

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Aeropuerto de Pune.

Todos los indicadores, excepto el índice de endeudamiento, se disparan a mejor (aceleran) a mediados o a finales de los años 90. Hay que decir que el índice de endeudamiento es la única variable que depende de la firma de un burócrata (y efectivamente hubo un acuerdo internacional para condonar la deuda externa en el Consenso de Monterrey en 2002).
Los índices que hablan de salud, educación, contaminación, igualdad entre sexos y renta se ven acelerados varios años antes de que la ONU empezara a trabajar en el tema. De esto se sacan varias conclusiones: la mejora es previa a la foto de la ONU, es una tendencia de múltiples causas que no se relaciona con la ayuda al desarrollo (tampoco se puede negar que ésta no influya en nada, pero no olvidemos que la ayuda al desarrollo es un arma de la guerra fría), una conjunción de factores tuvieron lugar en la segunda mitad de los 90 (¿qué habrá pasado en esos años?), la demografía mundial está cambiando muy rápidamente en lugares que no conocemos (Asia) y por último, la ONU probablemente firmó aquello en el 2000 viendo ya la tendencia.

Los Objetivos del Milenio se cumplen a pesar de la ONU

¿Dónde está Wally? En Manila.

Desde luego que hay países que lo están haciendo mal. La más lamentable excepción que surge en esta tendencia global es Sudáfrica. Sudáfrica es un país que a mediados de los 90 cumplía con los posteriores objetivos del milenio pero que a día de hoy, su tendencia es a dejar de cumplirlos en la próxima década. Supongo que es un país en el que el acabar con la discriminación por ley no le vino acompañado por acabar con la discriminación a nivel de calle (los blancos que llevan 400 años viviendo ahí, son los nuevos negros, según se lee en Genocide Watch).
También hay una idea muy curiosa en el tema de ayudar a los países pobres: las ayudas se han vuelto quirúrgicas. Afortunadamente ya nadie se toma en serio la idea mágica de ayudar al pobre regalando dinero o materiales que acaban en manos de los caciques locales. Hoy se sabe que unas mosquiteras en el trópico mejoran la escolaridad. La mejora de la escolaridad redunda en una mejora de la higiene y ésta, en una de la salud materna. Hay lugares del mundo en el que la atención sanitaria está directamente relacionada con la construcción de carreteras. En este sentido, los ejemplos contraintuitivos son infinitos.

Los Objetivos del Milenio se cumplen a pesar de la ONU

Autopista elevada en Bangalore.

El éxito de la telefonía móvil en África nos quita la venda sobre el papel que cumplen allí los gobiernos: más ocupados en regular de forma fantasiosa que en promover la iniciativa. A su vez, el cambio tecnológico parece ocupar una posición central en el tema de la disminución de la pobreza. Un cambio con el que nadie contaba que llegaría a los lugares más horribles de la Tierra.
Países en desarrollo que no se desarrollan
Y es que dividir al planeta en las categorías de países en desarrollo y países desarrollados, nos ofrece una imagen opuesta a la realidad. Suele relacionar la ONU "país en desarrollo" con aquel país pobre que está dando pasos para alcanzar la redención, y "país desarrollado", con aquel país que ya está en el nirvana de unas ciertas medidas macroeconómicas. La historia real, lejos de la mentalidad del burócrata, es exactamente la opuesta. Los países "ricos" deberían ser llamados "países en desarrollo", pues en ellos es donde se mueven las cosas, donde existen redes de comercio, inventiva, innovación. El desarrollo implica movimiento. Y los países pobres deberían ser llamados "países que no están en desarrollo", pues estos ofrecen la imagen estática de la miseria, en la que la iniciativa es aplastada. (Reconozco que el problema es previo: no existen países pobres y ricos, sino gente pobre y rica en función de rentas comparadas en el entorno).

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Antes y después. Kabul y Detroit nos dan lecciones.

No dejo de advertir que el mundo rico es dinámico y abierto, en él opera el imperio de la ley y no el imperio del hombre o la tribu. Donde impera la tribu, una élite privilegiada usa su poder para lograr que nada cambie, que nada se mueva. Esta élite puede vivir tranquilamente de cosas como la ONU, que empuja a los pobres de los países ricos a sufragar el reinado de terror de los poderosos en los países pobres. Los ricos de los países ricos no tienen problema, no me preocupan: a esos les da igual ocho que ochenta.
Si la ONU quiere tomarse más en serio sus loables objetivos y, por primera vez, empezar a involucrarse de forma efectiva en la reducción mundial de la pobreza, no estaría de más que en esas cumbres maravillosas en Bali o Ginebra alguien hablara de capitalismo, de aranceles, de impuestos africanos, de dirigismo económico y educativo... y dejara de basar sus estudios sobre la pobreza en esa idea errónea de que la riqueza de uno sólo se puede lograr a costa de la pobreza de otro. Es decir, en lugar de hacer monográficos sobre la pobreza, hacerlos sobre la riqueza.
No hay nada más tonto que tratar de buscar las "causas de la pobreza". Todos sabemos cuáles son las causas de la pobreza: sentarte sobre una piedra a esperar el maná del cielo. Ahora bien, ¿cuáles son las causas de la riqueza?
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