Revista En Femenino

Los poderes de Luke

Por José Mª Ruiz Garrido @laparejadegolpe

Hace tiempo que me apetecía escribir esta entrada sobre Luke. No es nada especial, pero me rondaba la cabeza hace un tiempo. Lo que no tengo tan claro es cómo hacerlo, porque en realidad es una tontada, así que voy a ir improvisando -como con tantas cosas en mi vida-. Como digo, en realidad se trata de algo muy tonto, muy simple. En ocasiones usamos etiquetas para definir muchas aptitudes, y hasta a personas. Es algo que es inevitable, aunque habría que huir de etiquetar a un niño -sobre todo de formas negativas- en la medida de lo posible. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de "¡que se le va a quedar!"? Pues el caso es que con el pequeño Luke, las etiquetas salen solas apenas pases un rato con él, y te coja un poco de confianza.

Los poderes de Luke

El pequeño jedi es de anuncio, tendréis que creerme, aunque no os enseñe su cara para que lo comprobéis con vuestros propios ojos. Pero aparte de guapo, Luke es alegre, risueño, entusiasta, algo payasete, feliz... Sobre todo feliz. Incluso personas que no pasan tanto tiempo con él han llegado a comentarlo: Luke es un niño feliz. Rara es la vez que le preguntas sobre cómo lo ha pasado y no te responda con entusiasmo "¡Mu bien!". Es muy fácil sacarle una sonrisa, y hasta carcajadas, incluso si está medio dormido, o enfadado por algo. La cuestión es dar con la tecla. Es muy espontáneo, y cariñoso, de los niños a los que no les cuesta dar besos, constantemente, a nosotros y a su hermana.

Y luego está su pequeña obsesión por que no nos enfademos -con él, claro-: "¿Estás contento?". Desde hace meses es una pregunta que nos hace a menudo. Es normal que no le guste que le riñamos, o que no estemos de buen humor, pero él directamente nos pide que estemos contentos. Que todos estemos contentos. Todos felices. Y que siga la fiesta.

Todo esto se mezcla con el Reverso Tenebroso de la Fuerza, como es normal, el padawan tiene sólo tres años y medio, así que los berriches y rabietas no faltan. Está desarrollando su personalidad, poniendo a prueba sus límites -y los nuestros-, y aprendiendo a manejar sus frustraciones -habituales aún-. Un pequeño Bruce Banner/Hulk de 17 kilos.

En fin, lo que os decía. Una tontería, nada especial, todos nos derretimos con las risas de nuestros pequeños, y siempre son las más especiales de la Galaxia. Pero me rondaba la cabeza hace un tiempo, y tenía ganas de contarlo. Será que sus buenas rachas y verlo tan feliz me hace feliz a mí también. Y qué mejor etiqueta para un niño.


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