Los pronombres se clasifican en personales, posesivos, reflexivos, demostrativos, objetivos, relativos e interrogativos. Como clase de palabra, el pronombre se caracteriza porque puede realizar distintos tipos de señalamientos que se relacionan tanto con la situación de la comunicación: los personales, los posesivos, los reflexivos y los demostrativos como con el contexto discursivo: los objetivos, los relativos y los interrogativos.
La denominación general de pronombres responde a que dichas palabras pueden funcionar como distintas categorías gramaticales, según el contexto. Por ejemplo, como un sustantivo en: Yo trabajo; como un adjetivo en: Mi libro, e incluso, como un adverbio en: Las llaves están allí.
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