Revista Mundo animal

Los salmones, la ciencia y los políticos

Por Davidalvarez

Cualquier persona que lea con cierta asiduidad este blog se habrá dado cuenta que los políticos son unos personajes que muy a mi pesar aparecen frecuentemente en él. Se trata de unos individuos que personalmente me interesan tanto como la última operación de aumento mamario de Belen Esteban, pero por desgracia para todos nosotros mientras que las decisiones de la señora Esteban  no me afectan en absoluto las que toman estos otros indiviudos nos afectan a todos.
Ayer leí un artículo en un periódico regional firmado por el señor Luis Peláez, diputado del Partido Popular en la junta del Principado de Asturias que me dejó completamente anonadado. Este señor, que ya nos ha dado sobradas muestras de su ignorancia en numerosos artículos publicados en este periódico, ahora ha dado un salto cualitativo para poner de manifiesto una estupidez que parece no conocer límites. Este hombre, que probablemente lo más cerca que haya estado de un salmón haya sido en la pescadería del Mercadona, nos habla con melancolía de aquellos maravillosos años en los que "los furtivos campaban por sus respetos con sus redes y los ribereños pescaban salmones sin cupo" y también nos ilustra con sus conocimientos de prehistoria para decirnos que hace 15000 años los habitantes de la cueva de Candamo, Tito Bustillo y Altamira eran cazadores y pescadores y aun así había salmones hasta en la copa de los árboles.
El señor Peláez parece que ha sido designado por su grupo político para cosechar la mayor cantidad de votos posibles entre el colectivo de pescadores, que descontentos con la nueva normativa de pesca, claman por la abolición de la norma y por el exterminio de cualquier depredador que les quite su ansiado trofeo. También nos dice que el declive del urogallo en Asturias está directamente con la prohibición de su caza, lo que demuestra claramente que los milagros existen: cuantos más urogallos elimino más urogallos hay.
Como ya habréis comprobado los que hayáis leído el artículo del señor Pelaez, sus afirmaciones se apoyan en sólidos argumentos (el furtivismo y la pesca neolítica) para contrarrestar los argumentos expuestos por el Dr. Alfredo Ojanguren en otro artículo publicado en el mismo diario unos días atras, en que afirmaba que se debería reducir la pesca de peces adultos en el río para garantizar la reproducción de la especie. El Dr. Ojanguren, trabaja actualmente en el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Texas después de haber realizado su tesis doctoral en la Universidad de Oviedo precisamente sobre biología de salmones y truchas y haber continuado su labor investigadora en la Universidad de St. Andrews, en Escocia.
El Señor Peláez, critica que los argumentos del Alfredo Ojanguren se hayan obtenido tras años de "sesudas investigaciones" y se molesta de que alguien venga de una universidad extranjera a decirle cómo se deberían hacer las cosas. Se ve que las "sesudas conversaciones" de este hombre delante de una mesa de dominó aderezadas con unos cuantos sol y sombras merecen mucho más respeto y deben ser tomadas más en serio que los trabajos de los científicos a los que como dice "nos dan cobijo las universidades", como si fueramos parias.Y para rematar, el señor Peláez tiene la desfachatez de acabar su artículo con esta pregunta dirigida al Dr. Ojanguren: ¿Por qué no te estudias un poco mejor la historia del prohibicionismo en la naturaleza antes de sacar conclusiones?
Este payaso (porque no tiene otro nombre) debería presentar su renuncia irrevocable ante la dirección de su partido después de hacer semejantes declaraciones, y en caso de que no la presentara debería ser invitado a irse y a dejar su escaño y su millonario sueldo (mas de 5 veces superior al de un investigador de la escala más alta) para que siga haciendo apología de furtivismo (un delito penado en nuestro país) en el foro que se merece: la mesa de un bar delante del libro que más lee, el de las 40 páginas, con la sota, el caballo y el rey.
Esta es la idea que tienen algunos gestores sobre la investigación y sobre los profesionales que trabajamos en ella. Estos son los encargados de redatar una ley de ciencia que intente ponernos a la la altura de la que se hace en otros países de la Unión Europea. Luego se extrañaran de que tengamos que emigrar a otros países, como ha hecho el señor Ojanguren, porque aquí cada día es más difícil y hasta somos tratados como escoria por la clase política, probablemente la peor y mas ignorante que haya tenido nunca este país.

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