Revista Opinión

Los señores de negro

Publicado el 20 enero 2012 por Txavig3 @txavig3
Resulta que el señor X se dedica a distribuir cocaína pura a través del servicio de Correos España.
En poco tiempo va cogiendo fama y gana bastante dinero enviando droga a todas las partes de España. No tarda mucho en traspasar fronteras, usando este servicio pasa fácilmente desapercibido dado que no escribe el remite y eso parece no ser un inconveniente para Correos. Llega a varios países de Europa y más tarde acaba enviando cocaína a los cinco continentes.
El señor Y trafica con armas de fuego y, un día después de un día de negros negocios decide ir con sus amigos a cenar a un restaurante de lujo. Sus amigos, al igual que él están involucrados en negocios oscuros y gozan de un nivel alto de vida, tienen dinero para vivir tres vidas sin pasar apuros económicos.
El restaurante de lujo es de esos en los que un hombre bien vestido recoge tu chaqueta, te retiran la silla para que te sientes y te cambian de cubiertos después de cada uno de los tres platos.
El señor Z es un trotamundos que suele ir de ciudad en ciudad andando o usando transporte público. Toda su vida la lleva a sus espaldas. Ahora ha llegado a Madrid y va a quedar para comer con un amigo. No le apetece cargar todo el día con toda su vida así que decide dejar la mochila en la consigna de Atocha. Es consciente de que no es un santo y que entre sus cosas hay algunas que podrían incriminarlo en varios delitos pero ¿quién va a mirar en la mochila de un pobre?
Entoces aparecen ellos, los señores de negro, esos asumen el rol de hacer su justicia y obviamente saben que el mundo está lleno de gente mala como los señores X, Y y Z. Tienen que acabar con esa mala gente así que deciden hacer lo más lógico que se les ocurre:
Registran todas las correspondencias del servicio de Correos, acaban dando con la droga del señor X y se chocan los cinco, ¡no pueden permitir que exista un servicio que permita esto! así que lo cierran, encarcelan a sus directivos y requisan todo lo que contenían los millones de paquetes y cartas.
Van al restaurante de lujo y descubren que, en el guardaropa hay armas de fuego ilegales, es un delito muy grave, ¡no pueden permitir que se posean armas de fuego en un restaurante!, requisan todas las chaquetas, clausuran el restaurante y llevan a toda la plantilla a los tribunales.
Después registran la consigna de Atocha, encuentran entre otras cosas ciertas pruebas incriminatorias del señor Z, ¿cómo es posible que guarden cosas así? Requisan todas las maletas y mochilas, cierran indefinidamente la consigna y encarcelan por varios años al responsable.
Así se las gastan los señores de negro.

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