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Los siete tejidos capitales

Publicado el 18 febrero 2014 por Salva_martin @monacoenred

Adquirir con acierto una prenda no sólo implica satisfacer cuestiones de moda o gusto, sino también la atención al tejido que más convenga a nuestras necesidades y pretensiones. Por ello, te contamos las características esenciales de los siete tejidos capitales que tienes tener en cuenta:

Lana: Utilizada como vestimenta humana desde el Neolítico, la lana destaca por su elasticidad, resistencia y flexibilidad. Este tejido natural, proveniente de la oveja, resulta un excelente aislante térmico, pues mantiene el cuerpo seco y fresco debido a que retiene muy bien la humedad. Además, es elástica, no se deforma y se arruga muy poco. Ningún otro tejido conserva la pureza de sus condiciones tanto tiempo como la lana. Eso sí, siempre y cuando las prendas sean cuidadas como merecen: lavado con agua tibia y sin retorcer y planchado con un paño húmedo para evitar brillos.

Algodón: Es un producto obtenido de la planta de algodón cuyo origen de uso puede estar en Oriente Próximo y el Valle del Nielo. Supone el 39% del consumo total de fibras textiles. Es fresco, de textura suave y cálida, además de un tejido muy confortable y resistente. Se arruga con facilidad, aunque existen tratamientos químicos para evitarlo. Es muy resistente al lavado.

Seda: Brillante, fina, suave, lisa y elegante. La seda es la reina de los tejidos de procedencia animal, privilegio que se acrecienta debido al misterio que envuelve al gusano de morera que la produce. Debe lavarse a mano para evitar su deterioro y planchar con sumo cuidado.

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Cachemir: Es uno de los materiales más nobles usados para la confección textil. Procede de la cabra de Cachemira, región entre la India y Pakistán. Es una fibra delicada, ligera y considerada de gran valor, precisamente, por ser su producción tan limitada. Al igual que la seda, ha de lavarse a mano y con agua tibia para así poder conservar todas las propiedades únicas que este tejido le confiere a las prendas de vestir.

Nailon: Fue la primera fibra sintética que salió al mercado. Entre sus propiedades, destaca la elasticidad, el bajo índice de absorción de agua y su resistencia.  A partir de los años 80 las grandes firmas comenzaron a mezclar el nailon con materiales como la seda o el algodón, otorgando a los tejidos resultantes las ventajas de lo sintético. Soporta muy bien el lavado, pero hay que cuidar el proceso de planchado.

Denim: Aunque su confección parte del algodón, debido al hito que supuso la llegada del tejido vaquero -hasta el punto de convertirse en la tela de mayor crecimiento de la industria-, el denim merece ser tratado con personalidad propia. Sus principales características son la resistencia, versatilidad y carácter. La prenda vaquera presume de ser la reina del casualwear. Y con razón.

Lino: Decir lino es sinónimo de frescura para las estaciones más cálidas del año. Puede fabricarse en diferentes escalas de grosor. Su superficie, muy fina, le confiere una suavidad muy destacada al tacto. Sus características de conservación son idénticas a las del algodón.


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