Los sospechosos en una novela policíaca

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En la entrada de hoy vamos a hablar de un grupo de personajes necesarios en toda novela policíaca y que aún no hemos tratado: los sospechosos, esos personajes sobre cuyas espaldas va a recaer la responsabilidad de gran parte de los dolores de cabeza que va a sufrir el detective y esperemos que también el lector.

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Así que vamos a poner a nuestros personajes en fila, frente a cada uno de nosotros, y vamos a ir marcando cuáles son lo que desempeñarán el papel de sospechosos.

La muerte es lo primero

El modo en que muere la víctima puede ayudarnos mucho a elegir a nuestros sospechosos, o al menos a unos cuantos porque… ¿quién de entre todos los personajes de nuestra novela posee las habilidades o conocimientos necesarios para matar de la forma en que la víctima ha sido asesinada?

Hala, ahí tienes un buen primer paso para marcar a unos cuantos personajes con la cruz de sospechosos.

Parientes y otros candidatos

Además de la lista de parientes, amigos o personas próximas a la víctima, debes elaborar otras cuantas que te ayudarán a realizar la elección final de los sospechosos para tu novela policíaca. Por ejemplo:

una lista en la que incluyas los personajes que más ganan con la muerte de la víctima.
una lista en la que estén todos aquellos que la conocían.
una lista de los personajes que pudieran tener algún motivo para cargarse al futuro fiambre.

Incluye, además, algún personaje que no tenga ningún tipo de relación con la víctima, ni un motivo patente, ni fácil acceso a ella.

Motivo, medio y oportunidad

Una vez que tengas estos listados, tendrás que asignar a cada uno de los personajes un motivo, un medio y la oportunidad para haber asesinado a la víctima. No todos ellos, por supuesto, deben contar con los tres elementos. De hecho, sólo el asesino tiene que tenerlos obligatoriamente, aunque no está de más si algún otro personaje también cuenta con los tres. Recuerda que hay que ponerle las cosas difíciles tanto al detective como a los lectores.

Secretos y coartadas

¿Qué sería de la vida sin secretos? Todos tenemos algunos (tú también, no lo niegues porque no vamos a creerte), de modo que nuestros sospechosos deben guardar algún que otro secreto jugoso que aderece a la historia con un poco de sal y pimienta.

Los secretos nos servirán para complicar la trama, ocultar información, que a veces será relevante y otras llevará al detective por un camino sin salida que tendrá que recorrer de vuelta con las orejas gachas.

Luego, además, también habrás de dotar a tus sospechosos, al menos a algunos de ellos, con coartadas y, por supuesto, alguna de esas coartadas tiene que ser falsa, aunque el personaje sea inocente. ¿Por qué? Pues para llevar al detective y al lector por esos caminos sin salida de los que hablábamos en el párrafo anterior.

Los secretos serán una buena razón para que alguno de los sospechosos, que es inocente, mienta a la policía e intente fabricarse una coartada falsa que el detective descubrirá. Esto le hará todavía más sospechoso del asesinato, aunque en realidad el pobre personaje lo único que está haciendo es proteger un secreto que, por el motivo que sea, es importante para él.

La cuestión es enredar las cosas de tal manera que nuestro detective y nuestro lector no sepan qué demonios está pasando. O, mejor aún, que crean que sí lo saben para luego…, Oooohhhh, qué pena, estabas equivocado: no, ese sendero que tomaste era una pista falsa que puse en tu camino…

¡Mira que somos malos los escritores de novela policíaca! En serio, creo que deberíamos hacérnoslo mirar. Pero los lectores también. Que ya les vale, pedirnos que escribamos asesinatos truculentos para su solaz. Anda, que vaya panda.

¿Y tú? ¿También quieres cargarte a alguien (sobre el papel, of course), pero no sabes bien cómo hacerlo? Tranqui, yo puedo ayudarte. Echa un vistazo al Taller de novela policíaca que imparto en Ateneo. Quizá te interese