Revista Opinión

Los teléfonos del Alvia

Publicado el 03 agosto 2013 por Cronicasbarbaras

El maquinista del Alvia que descarriló y mató a 79 pasajeros el pasado 24 llegando a Santiago, ocultó durante muchas horas que instantes antes hablaba por teléfono con el revisor del tren.

Tras esa ocultación alegó que recibía instrucciones sobre la vía por la que debía entrar en Pontedeume, Coruña, para que bajaran unos pasajeros.

Los periodistas que divulgaron la conversación parecían desconocer que un maquinista no puede elegir por qué vía entra en una estación, porque un tren sólo va sobre los raíles predeterminados.

El aspecto más dramático es que ese diálogo innecesario pudo provocar la imprudencia temeraria del maquinista, que entró a una velocidad homicida en Santiago, a 115 kilómetros de Pontedeume por ferrocarril.

El tren debía parar en la capital de Galicia, recorrer 75 kilómetros hasta Coruña, tomar el ramal Coruña-Ferrol y tras seguir con alguna parada 35 kilómetros hasta Pontedeume, a 15 del final.

Por la lentitud del sinuoso camino Coruña-Ferrol faltaba hora y media para que el Alvia llegara a Pontedeume y tomara la vía que coloca el tren junto al andén, no otra que obliga a cruzar los carriles.

Si quienes creían que el maquinista elige el camino hubieran preguntado a Renfe sobre quién dirige la entrada a una estación, sabrían que lo hace desde Madrid el Centro de Regulación y Control de Adif (CRC).

Su sofisticado sistema de telemando sustituye a los desaparecidos guardagujas, que desplazaban manualmente con palancas unos raíles triangulares, las agujas, que dirigen los trenes desde las cabeceras de tramo hacia una vía u otra.

Revisor y maquinista quizás querían pedirle anticipadamente al CRC que moviera las agujas a la vía cómoda de Pontedeume, pero fue en un diálogo a casi 200 por hora, que terminó matando a 79 personas.

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