Revista Educación

Los tiempos de los duelos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Los tiempos de los duelos

Los duelos tienen tantos caminos como grandes sean los dolores. Y son tan personales, que es muy difícil teorizar sobre ellos. Pero yo me emperro en hacerlo.

Cada vez que un amigo/a pierde a un familia muy cercano, allí estoy yo, preocupado, dando consejos que no me han pedido (en ese momento los consejos son menos útiles que el papel higiénico), pero diciendo lo único que tiene sentido cuando estás en el pozo de todos los pozos: tiempo. Y también los tiempos son diferentes, según los vacíos y las personas.

Esta semana se cumplieron siete años del fallecimiento de mi padre. Y les voy a contar lo que puedo y no puedo hacer después de tanto tiempo y de recorrer parte del camino del duelo.

No puedo ir a verlo al cementerio sin llorar en su tumba (sí, soy un hombre blandengue, como diría El Fary, y gracias a eso sobrellevo muchas situaciones). No puedo decir en voz alta que está muerto, y uso el eufemismo de "ya no está". Sigo trabajando en ello. Odio profundamente el Día del Padre, no soporto estar sentado al lado de una mesa donde un padre y un hijo se están tomando una caña. Intento estar alejado de esas escenas familiares que me ponen celoso e iracundo, porque yo no puedo hacer lo mismo.

Pero lo que sí puedo hacer ahora, después de mucho tiempo, es bromear sobre él. Incluso criticarlo. Recordar que, muchas veces metió la pata y me lo hizo pasar mal, no cubrirlo de un haz de bondad divina que no es más que una mentira que no cura. Porque a mi padre no le hace falta eso. Él era un gran hombre, el más bueno que he conocido hasta el momento. También disfruto del Concierto de Año Nuevo, algo que hasta hace un par de años era incapaz. Y me pongo sus chaquetas viejas para estar por casa, que me quedan apretadas, porque nunca fue un barrigón como yo, y me hago creer que él es el que me abriga.

Para alguno/as siete años es poco tiempo para ver luz al final del túnel. Para otros, es un período razonable para curar heridas. Para mí son siete años en los que he conseguido ciertas victorias importantes, pero no es nada en comparación con lo que me falta por recorrer. Yo no veo ninguna luz. Ni ningún túnel. Solo sé que soy peor persona sin él, pero que puedo vivir con su recuerdo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog